Me desperté con un cálido rayo de sol que atravesó la ventana de la habitación como si fuese un aviso de que el amanecer había comenzado. Me recliné un poco más para poder ver bien los colores que teñían la habitación en hermosos tonos, pero un tierno susurro hizo que mi cuerpo quisiese volver a la posición en la que se encontraba minutos antes.
– Brennan: Quédate un poco más, aun es temprano- dijo mientras se volvía hacia mi para darme el mejor beso que había recivido en mucho tiempo.
– Booth: Tenemos que ir al Jeffersonian y continuar con la investigación, huesos.
– Brennan: Solo un poco más- me suplicó acurrucándose entre mis brazos.
– Booth: Está bien, pero yo no respondo si ocurre algo mientras nosotros estamos aquí- le dije mientras volvía a apoyar la cabeza sobre la almohada tras la insistencia de Brennan.
– Brennan: No te preocupes, se las saben arreglar muy bien sin nosotros- me dijo mientras se acercaba más a mí, se giraba quedándose de lado con su rostro a escasos centímetros del mio- Disfrutemos un poco más- y a continuación me dio un salvaje beso al que siguió toda una serie de ellos, dulce, tiernos, apasionados,... Nunca imaginé que pudiera disfrutar tanto como lo hacía con ella.
Ninguno de los dos teníamos ganas de dejar la cama, pero teníamos ganas de dejar la cama, pero teníamos obligaciones que atender, así que pasadas las 9 de la mañana, nos arreglamos y nos dirigimos hacia el Jeffersonian, donde el resto del grupo nos esperaba.
– Booth: Creo que no deberíamos contar nada de lo nuestro de momento, debemos mantenerlos centrados en el caso.
– Brennan: No Booth- me dijo cogiéndome la mano mientras las puertas del instituo se abrían- Ya basta de ocultar casos y de mentirnos y mentir a los demás, ellos deben saberlo.
No me dio tiempo a replicar cuando vi a Ángela acercándose.
– Ángela: Hola cariño- le dijo a Brennan- Tenemos algunos datos que pueden ser importantes, te estábamos esperando- le contó mientras su mirada se depositaba en mí- Hola Booth, ¿qué haces por … - se interrumpió ella misma al ver nuestras manos entrelazados- Oh dios mio, no puede ser, ¡disteis el paso! ¡Chicos, tenemos nueva pareja!- gritaba mientras corría en busca del resto del equipo.
– Booth: Parece que le hacía a ella más ilusión que a nosotros- le dije con una sonrisa mientras le rodeaba la cintura con mis brazos. Ella entrelazaba los suyos alrededor de mi cuello y sus dedos se enredaban en mi pelo.
– Brennan: Ya sabes lo insistente que ha sido siempre para que estuviésemos juntos- dijo dándome un tímido beso.
Ejem, ejem,…
Sorprendidos, pues cuando estábamos juntos nos evadíamos de todos, nos soltamos y vimos a Cam delante de nosotros con un gesto de alegría pero a la vez de cierta incomodidad.
– Cam: Me alegro mucho por los dos, pero tenemos trabajo por delante chicos, tendremos tiempo para festejarlo más tarde.
– Ángela: ¡Cam, tenemos una nueva pareja!- dijo mientras venía corriendo hacia nosotros, como si ya hubiera dado noticia por todo el Jeffersonian.
– Cam: Lo acabo de ver Ángela, pero deberíamos seguir con el trabajo.
– Ángela: Cam, necesitas un poco de diversión en tu vida.
– Cam: Ángela, por favor, ahora no, hay cosas que tienen prioridad.
– Brennan: Cam tiene razón, las familias necesitan respuestas y vamos a dárselas. Contadme, ¿qué habéis averiguado?- dijo mientras su cálida mano se separaba de mía y con paso decidido se dirigía hacia una de las salas del Jeffersoninan.
La tarde pasó sin darnos apenas cuenta. Tras contarnos los datos que habían obtenido hasta el momento, nos informaron de los nuevos descubrimientos que habían realizado: Clark había estado estudiando los cuerpos de ambas víctimas y además de las marcas comunes, había descubierto pelos en ambas víctimas pertenecientes a una tercera persona. Tras una prueba de ADN descubrieron de quien se trataba.
– Brennan: Ahora que ambas víctimas habían salido de todo este mundo, mueren sin más- me dijo mientras subíamos a mi coche.
– Booth: Sin más no, huesos. Todas las personas cuando mueren dejan un legado.
– Brennan: Pero si ellos lo gastaron todo en las drogas, lo que tenían era lo poco que habían conseguido tras comenzar a trabajar.
– Booth: No me refiero a ese tipo de legado huesos, me refiero a todo el amor que han dejado tras ellos, ese legado es el más preciado, es algo que nadie podrá borrar.
– Brennan: Tienes razón, sus familias jamás los olvidarán- me iba diciendo cuando con un sonido secó frené el coche frente a Whasington Hide.
– Booth: Es aquí. Ve con cuidado Brennan y déjame intervenir a mi- le dije para adentrarme en aquella calle ta silenciosa y escalofriante como era Whasington Hide- Esta zona es muy peligrosa Bones.
– Brennan: Lo sé Booth. He tratado con cosas peores, sé cuidar de mi misma- dijo mientras se adelantaba a mí.
– Booth: No sé como lo haces pero siempre consigues que me ponga de los nervios contigo- le dije mientras la alcanzaba
– Brennan: Si dejaras de tratarme como a una niña a la que …
– Booth: Shhh, he escuchado ruido- le susurre tras haberme quedado muy quiero intentando descubrir de donde procedía aquellos ruidos.
– Brennan: ¿Crees que es él?
– Booth: Baja el volumen huesos- le dije enfadado- No lo sé, eso es lo que trato de descubrir- le comenté teniendo que alzar la voz ya que el ruido era cada vez mayor- Parece que viene hacia aquí. ¡Vamos, ven!- le dije mientras la cogía del brazo dirigiéndola hacia unos muebles viejos que había abandonados, detrás de los cuales nos escondimos para ver bien de donde procedía aquel ruido.
De repente, apareció un chico fuerte de no más de 30 años que parecía tener mucha prisa e iba arrojando al suelo todo aquello que se interponía en su camino, lo cual causaba un gran estruendo.
- Brennan: Es él, Booth, es él, tenemos que hacer algo, no se nos puede escapar – me dijo con una mirada que denotaba preocupación.
- Booth: No te preocupes huesos, no se nos escapará – le dije mientras salía de nuestro escondite
El chico, al verme, se quedó sorprendido, sin poder reaccionar.
- Booth: Alexander Taylor, FBI – dije enseñándole la placa, pero no dio tiempo a que la viera cuando ya había salido corriendo. De forma instintiva miré hacia donde había dejado a Brennan, y me di cuenta que ya no estaba. Me volví para buscarla y la vi corriendo tras Alexander.
Salí corriendo tras ella, pero vi como se le escapaba Alexander, así que tomé un atajo y me lo encontré de frente.
- Booth: ¿Ibas a alguna parte, Alex? – le dije en tono juguetón.
Inmediatamente se giró y salió corriendo en dirección contraria a mi, desandando todo lo andado, pero se dio de bruces con Brennan.
- Brennan: Yo que tú no intentaría ninguna tontería.
Viendo que no tenía escapatoria, Alexander se quedó donde estaba permitiéndome agarrarlo fuertemente por el brazo para evitar que volviera a escapar.
Ya en la sala de interrogatorios, Alexander parecía más tranquilo.
- Booth: ¿Conocía a Anthony Stwars o a Andrew Rodríguez?
- Alexander: No sé quienes son esas personas.
- Booth: Ya veo, así que niegas tener cualquier tipo de relación con algunas de las dos víctimas, sin embargo nos ves y sales corriendo. ¿He de entender entonces que te mueves por un mundo que se encuentra fuera de la ley? – le dije acercándome al sospechoso tratando de intimidarle, pero Alexander era un tipo duro que no se dejaba intimidar fácilmente.
- Alexander: No tiene ninguna prueba que me acuse de algo, así que si me permite, agente – dijo mientras se levantaba de la silla – tengo cosas más importantes que hacer.
- Booth: ¡Siéntate! – le dije desde el otro lado de la mesa mientras mis manos empujaban sus hombros hacia abajo para que se sentase – Aún no hemos terminado. Mire estas fotos – esparcí por la mesa diversas fotografías de la escena del crimen - ¿Reconoce el modus operandi?
- Alexander: No sé por qué debería de reconocerlo, ya le he dicho que yo no tengo nada que ver con estos asesinatos, agente.
- Booth: Lo he intentado por las buenas, pero ya que no quieres colaborar, tendrá que ser por las malas – estaba cansado de que me torease como quisiese – Si no tenías nada que ver con las víctimas, ¿me puedes explicar por qué hemos encontrado, en el cuerpo de ambos, cabellos pertenecientes a ti?
- Alexander: Se lo he dicho, yo no tengo nada que ver con sus muertes, no después de que lo dejaran.
- Brennan: ¿Qué quieres decir con “lo dejaron”? – me sobresalté al escucharla, había permanecido tan silenciosa que olvidé que estaba allí.
- Alexander: Conocía a Anthony hace varios años, estaba en plena etapa adolescente y quería experimentar cosas nuevas. Recuerdo que me dijo que un amigo suyo le había recomendado que viniese a verme, que le podría ayudar. Estaba completamente decidido a pagar lo que fuese por cierta cantidad de alguna sustancia que le cambiara la vida. Yo le proporcioné una pequeña cantidad para empezar y a partir de ahí, se convirtió en un cliente habitual y en un buen amigo. De vez en cuando venía con algún acompañante y me pedía más cantidad para repartir con las personas con la que fuese ese día. Pero algo tuvo que cambiar en él porque un día dejó de venir. Aunque era habitual verlo por allí, no me extrañó que pasaran días hasta volverlo a ver, pensé que con la cantidad que le había dado no le haría falta más. Sin embargo, pasada una semana empecé a sospechar que algo sucedía.
Un día, mientras iba de camino a casa lo vi paseando de muy buen humor. Me acerqué a él para hablar pero él intentó huir. Fui tras él y lo acorralé. Me dijo que no quería saber nada más de mi, que estaba intentando salir de toda la mierda en la que estada metido, que quería tener una vida normal. No había forma de hacerle cambiar de idea, así que me fui.
Un par de días después un nuevo chico comenzó a visitarme, era mucho más distante que Anthony pero era agradable hablar con él, se veía un chico sensato, nunca entendí porque Andrew se metió en ese mundo. Un día me pidió más cantidad de la que normalmente se llevaba, le dije que no podía venderle tanto pero él insistía, así que se lo di. Esa noche sobrepaso la dosis y su cuerpo no lo resistió. Fue ingresado en el hospital en estado grave y, por lo que pude saber, Anthony estuvo con él todos los días que permaneció en el hospital. Al parecer, se habían conocido cuando Anthony aun venía a verme y tras salirse de las drogas, estuvo intentando que Andrew hiciera lo mismo.
Después de salir del hospital no volví a saber nada más de ellos. Con el tiempo me llegaron rumores acerca de su nueva vida en pareja y alejado de toda mierda.
- Booth: Una emotiva historia Alex, pero sigue sin explicarnos por qué había pelos tuyos en las víctimas.
- Brennan: Nos gustaría escuchar la verdad de lo que sucedió, señor Taylor, no ponga las cosas más difíciles.
- Alexander: Cuando Andrew fue dado de alta en el hospital, me di cuenta que había ingerido toda la cantidad que le había dado. Quise ir a verlo pero no me atrevía, me daba miedo que su familia me hiciera responsable de lo que había sucedido, así que quise evitar la situación y me mantuve al margen. Sin embargo no me desvinculé totalmente y siempre permanecía atento de cualquier novedad sobre su estado de salud.
Un día, sin previo aviso, Anthony se presentó en mi lugar de trabajo con Andrew pisándole los talones; iba diciéndole que lo dejara, que no merecía la pena, que había sido culpa suya. Yo me alegre de verlos, se veían muy bien, me acerqué a ellos y sin darme cuenta Anthony me propinó un puñetazo. Después de eso se sucedió una gran pelea entre los tres.
A partir de ese día no volví a saber nada más de ellos; Anthony ni podía consentir que le hubiese suministrado tanta cantidad a Andrew, y me hacía responsable de ello.
Yo no tengo nada que ver con sus muertes.
- Booth: ¿Qué estabas haciendo un viernes como hoy hace dos semanas?
- Alexander: Si se refiere a si tengo coartada, sí, la tengo. Estaba visitando a mi madre en Philadelphia, está atravesando un problema de salud. Miren, si quieren saber más de las víctimas, pregúntenle al padre de Andrew. Cuando aun eran mis clientes, ambos pasaban mucho tiempo con el señor Rodríguez.
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- Brennan: ¿Qué relación tendría el señor Rodríguez con los chicos cuando su propia mujer nos aseguró que nunca estaba con su hijo debido a su trabajo? - me dijo mientras rodeaba mi cuello con sus brazos.
Estábamos solos en el Jeffersonian, todos se había ido a casa mientras nosotros nos quedábamos para seguir trabajando en el despacho de Bones.
- Booth: No lo sé Bones, pero lo averiguaremos – mis manos se dejaron caer sobre su cintura y la besé atrayéndola hacia mi todo lo posible – Eso sí, mañana.
- Brennan: Mañana suena bien – dijo mientras con una pícara sonrisa y sin dejar de besarme, se dirigía conmigo hacia el sofá de su despacho.