Tras las conversación mantenido con Hannah, Brennan y yo habíamos decidido volver a lo que debíamos haber hecho: nuestro trabajo.
Brennan tenía toda la información del caso en su casa, así que fuimos allí. Estábamos acostumbrados a pasar el tiempo en su casa, así que yo me sentía muy cómodo. Nos sentamos en el sofá, y Brennan empezó a sacar informes de su carpeta, pero yo no tenía mi mente en el trabajo, no podía evitar pensar en la conversación con Hannah, y en algo que no le habíamos contado:
- Booth: Nos hemos guardado algunas cosas durante la conversación que hemos tenido con Hannah.
- Brennan: No me parecía relevante contarle ciertos detalles.
- Booth: Sobre todo aquella noche.
- Brennan: Sí, como olvidarla …
Ochos meses antes....
Brennan había aceptado irse a Malukus, por lo que yo, para no quedarme solo y frustrado esperándola, decidí seguir mi camino e irme a Afganistán. La decisión no fue fácil, pero no soportaba el hecho de perderla, al menos allí no pensaría en ella.
Apenas habíamos tenido tiempo de despedirnos, así que quedamos en vernos en mi casa y hacer una cena de despedida.
Tan puntual como siempre, llegó a la hora fijada.
- Booth: Pasa por favor- le dije invitándola a entrar.
- Brennan: Qué rico, que bien huele.
- Booth: He preparado yo la cena, es una sorpresa.
- Brennan: Quiero saber que es- dijo mientras se acercaba a la cocina.
- Booth: Lo siento, pero esta vez no puedes- le dije cortándole el paso con una sonrisa dibujada en la cara- Ve al salón y espera sentada, la cena estará dentro de cinco minutos.
Viendo que no iba a cambiar de idea, siguió mi indicación mientras yo esperaba que estuviese sentada para darle el último toque a la cena; no es que fuera un plato muy elaborado, pero me había esmerado mucho y quería que todo estuviese perfecto.
Tomé los platos y m dirigí hacia el salón donde había preparado la mesa. Al llegar, me quedé en la entrada, sin palabras, admirando a aquella preciosa mujer.
- Brennan: He dejado el abrigo en el perchero- me dijo mientras sus ojos se quedaban mirando fijamente los míos.
Inmediatamente me vi deslumbrado ante su magia. Su tez blanca era cubierta por un vestido azul como el mar, que caía delicadamente por su cuerpo, solo sujetos a sus hombros por unos finos tirantes.
Sus ojos expresaban dulzura, ternura, pero a la vez, seguridad, seguridad ante la situación. Una sonrisa se escapó de sus labios al ver en mi rostro lo sorprendido que estaba.
- Brennan: ¿Me vas a decir algo o te vas a quedar así toda la noche?
- Booth: Estás muy guapa- le dije dejando los platos en la mesa para acercarme hacia donde estaba sentada.
Desde la ventana, pude ver como el sol se iba poniendo mientras el viento rugía como en señal de protesta ante la inminente entrada de la noche.
- Brennan: Muchas gracias Booth- dijo mientras yo le daba la mano para que se levantase- Tú tampoco estás nada mal- dijo mientras nos dirigíamos hacia la mesa donde estaba preparada la cena.
- Booth: Pensé que ahora vendría una de tus charlas sobre lo que significa el estar guapo.
- Brennan: He intentado decirlo como creo que lo harías tú para que me entendieses.
- Booth: Dejémoslo mejor, porque al final se va a complicar. Disfrutemos de la cena.
- Brennan: ¡Qué rico, Booth!- me volvió a repetir viendo lo que había preparado- No te tenías que haber molestado, podríamos haber pedido la comida en uno de esos tailandeses que tanto nos gustan.
- Booth: No, ésta vez me apetecía cocinar para ti.
Dos platos centrales precedían la mesa: pasta a la boloñesa, y a su lado, dos copas de vino. Alrededor, velas rojas le daban una mayor iluminación e intensidad. En el centro de la mesa, en un recipiente, pequeñas fresas con un poco de chocolate conformaba el postre.
- Booth: Vamos, sentémonos, que la cena se enfría- dije mientras, como un caballero, le ayudaba a sentarse.
- Brennan: Gracias Booth, pero puedo sola, esas acciones que se consideran de ser caballeros, en las tribus indias de …
- Booth: No empieces Brennan, por favor- le dije interrumpiéndola- Trata de comportarte como una persona normal, aunque solo sea por esta noche, Bones.
- Brennan: Gracias por el gesto, Booth- dijo cambiando de actitud.
- Booth: Eso está mejor- le dije mientras sonreía.
No podía pedirle que fuese una persona normal, cuando lo que me gustaba de ella era precisamente eso; era única, y no quería que eso cambiase, pero esa noche quería que fuese especial, era la última que iba a pasar con ella hasta dentro de un año.
Ambos nos quedamos sentados sin saber muy bien que decir, pero nuestros ojos lo hicieron por nosotros al encontrarse. Entre nosotros sobraban las palabras, y ambos parecíamos saberlo.
- Brennan: Muchas gracias por invitarme a cenar, Booth. No quería irme sin despedirme de ti, después de cinco años juntos, no podía irme como si nada hubiese pasado. Ya sabes que no soy capaz de cambiar ahora, pero eso no quiere decir que no vaya a poder nunca. Necesito estar este año sola, aprender a vivir sin tenerte cerca, para poder ver mi vida con perspectiva. Nunca he sido una jugadora, pero quizás alguna vez lo sea, además, dicen que los principiantes traen suerte- me dijo devolviéndome una pícara sonrisa.
- Booth: ¿Tú hablándome de suerte?- le dije riéndome.
- Brennan: Como sabes, yo no creía en ello, pero tú si, y aunque sigo sin creer en la suerte, ahora lo veo de otra forma. En estos años he aprendido mucho de ti, y soy capaz de comprender cosas que antes no podía. Confío en ti como no lo había hecho antes en nadie. Sé que si alguna vez cambio y decido abrirme a ti, será maravilloso. Pero no estoy preparada aún, y hasta que esa suceda, quiero asegurarme que no habrá nada entre nosotros que estropee la amistad que tenemos.
- Booth: Brennan, sabes que yo no te puedo ver como una amiga. Quizás con el tiempo pueda, pero ahora no me puedes pedir que sea solo eso, porque mis sentimientos van más allá, y sé que los tuyos también, solo que ahora no estás preparada para ello. No te puedo prometer que esté disponible siempre, como ya sabes, yo no quiero vivir solo, quiero tener a alguien a mi lado, con quien compartir mi vida. Lo que si te puedo asegurar es que siempre podremos vernos y quedar para hablar como hacíamos cuando volvimos a comenzar a trabajar después de ese primer año sin volvernos a ver.
- Brennan: Por ahora, con eso me vale.
- Booth: ¿Como qué “por ahora”?
- Brennan: No se puede saber lo que sucederá en el futuro, Booth- me dijo deleitando su mirada con mi cuerpo, al que sis ojos parecían estudiar.
- Booth: Ah, ¿no?- le dije acercándome más a ella- Pues yo si que puedo saberlo.
- Brennan: ¿Sí? Dime, ¿qué pasará?- dijo acercando su rostro al mio de tal modo que estuviésemos tan cerca el uno del otro que pudiésemos oír nuestras respiraciones entrecortadas.
- Booth: Dentro de un año, quizás dos- le dije mientras mis manos acariciaban su sedoso pelo- nos encontraremos en una situación similar, pero en ese instante, ninguno de los dos tendrá miedo de dar el paso. Ese día, nuestros juegos se cruzarán para hacernos los ganadores de una gran partida- le dije mientras me acercaba más y más a ella.
Nuestros cuerpos entraron en contacto en un leve roce que nos hizo estremecer. Mis manos se mezclaron en su cabello jugando con él y apartándoselo de ese hermoso rostro que me observaba con devoción. Poco a poco, se fue entregando al juego, sus dedos iban recorriendo mi cuello hasta llegar al primer botón de mi camisa. Dubitativa, se quedó allí, en ese primer botón, parecía una niña pequeña asustada ante algo nuevo que se avecinaba. Coloqué mi mano sobre la de ella y nuestros ojos se miraron con ternura y pasión. Más segura ahora, fue desabrochando botón a botón, llegando muy pronto al último. Decidió actuar sin pensar y sin darme cuenta, sus labios estaban rozando lo míos. Nos besamos con pasión, como si la vida nos fuera en ello, parecíamos dos adolescentes. Nunca antes me había sentido tan seguro de lo que hacía y lo que quería: la quería a ella, quería sentirla bajo mi piel.
Repentinamente, se separó de mi y con una sonrisa me dijo:
- Brennan: Se nos va a enfriar la comida.
- Booth: No te preocupes, se puede calentar- le dije mientras volvía a ese juego que había empezado y que ahora no quería terminar.
La atraje hacia mi para sentirla cerca. Me levanté mientras seguía besándola recorriendo su cuello. Ella me siguió y nos dirigimos hacia mi habitación. Poco a poco, nuestros cuerpos comenzaron a hacerse solo uno, estar con ella era mágico.
Sus labios besaban los míos con ansia, con desenfreno, mientras su cuerpo se movía al compás del mio. Me sentía capaz de todo, a su lado podía tocar las nubes.
El juego que yo había había comenzando, iba llegando a su fin, pero ninguno de los dos parecíamos querer que aquello acabase, había sido una noche inolvidable. Dulcemente, se acurrucó entre mis brazos, sintiendo el rítmico latir de su corazón. Sus labios se acercaron para besar los míos, sabiendo que yo me entregaría a ella.
- Brennan: ¿Por qué no podía ser todo más fácil? ¿Por qué no puedo entregarme a ti plenamente como lo he hecho hoy?
- Booth: No te lastimes a ti misma con esto, Bones- le dije mientras le apartaba de su rostro pequeños mechones que tapaban sus hermosos ojos- Tienes un año para averiguarlo, ahora olvidalo todo y solo disfruta del momento, vas a tener mucho tiempo para pensar.
Nos quedamos abrazados mientras Brennan deslizaba su mano por mi torso, haciendo delicados dibujos en él. A través de la ventana, pequeños rayos de luz entraban en la habitación dándole un toque romántico donde se mezclaban los tonos rojizos y anaranjados propios del amanecer.
Si alguna persona ajena a nosotros hubiese contemplado la situación habría pensado que eramos dos personas dando rienda suelta las necesidades que todo ser humano posee, pero no era tan simple, entre nosotros nada era lo que parecía, nuestras vidas eran demasiado complejas para que lo que pasaba entre nosotros fuera algo corriente.
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