Un persistente sueño se apoderó de mí durante toda la noche haciendo que me fuese imposible conciliar el sueño. Huesos parecía que tampoco había pasado una buena noche y cuando por la mañana se despertó junto a mí, pude ver que su rostro denotaba cansancio.
- Booth: ¿Un mal sueño? – le dije tras darle un tierno beso.
- Brennan: Una mala noche, aunque no es de extrañar, este no es el lugar más idóneo para dormir – me dijo observando su despacho.
- Booth: Tampoco yo he podido dormir bien, he tenido unos sueños muy extraños durante toda la noche. Tenemos que dejar de trabajar hasta altas horas porque al final acabamos pasando la noche aquí y así no podemos descansar ninguno de los dos.
- Brennan: Lo sé Booth, pero no puedo dejar de pensar en las víctimas, necesito resolver el caso.
- Booth: Y lo haremos huesos, lo haremos, te lo prometo – le dije besándola en la frente, ella se dejaba querer y se acurrucaba en mi pecho mientras yo acariciaba su sedoso melena.
- Cam: Brennan, hemos encontrado… Vaya, lo siento, no sabía que estabais aquí – nos dijo cuando nos vio sentados en el sofá del despacho de Huesos.
- Brennan: No te preocupes Cam. Es que anoche nos quedamos hasta tarde trabajando y al final el sueño pudo con nosotros y nos quedamos dormidos.
- Brennan: ¿Qué venías a decirme?
- Cam: ¡Ah, sí! No podía dormir pensando en los dos chicos así que madrugué para volver al trabajo. Estuve repasando el informe forense por si se nos había pasado algo pero no vi nada nuevo, el informe estaba muy estudiado ya y no arrojaría más información de la que sabíamos, así que me fui a ver los cuerpos de las víctimas y descubrí algo un poco inusual. Entre los moratones del cuerpo de Andrew descubrí huellas dactilares y tuve una corazonada. Fui a estudiar el cadáver de Anthony y también pude encontrar huellas, así que me dirigí al laboratorio a identificarlas. Los chicos aun no habían llegado por lo que tuve que hacer yo sola el trabajo y me ha llevado más tiempo del esperado.
- Booth: Bueno, y ¿qué averiguaste Cam? Dinos, ¿sabes algo más?
- Cam: No seas impaciente, Seeley. Las huellas que encontré son pertenecientes al Sr. Rodríguez, pero no son las únicas que hallé. En el cuerpo de Andrew encontré marcas de cierto forcejeo de Anthony.
- Brennan: No lo entiendo, ¿qué hacen las huellas del señor Rodríguez en los cuerpos de las dos víctimas? Además, si ambos eran pareja, ¿por qué las marcas de un forcejeo?
- Booth: Tengo la sensación de que la señora Rodríguez no nos ha dicho toda la verdad. Vamos a hacerle otra visita, Huesos – le dije a Bones que permanecía muy pensativa.
De camino hacia la casa de la señora Rodríguez, Brennan parecía que se había evadido del mundo, la veía apoyar la cabeza en el cristal de la ventana del coche y su mirada estaba perdida en el horizonte.
- Booth: Brennan, ¿te ocurre algo?
- Brennan: Eh , no, nada – me dijo sobresaltada – Es que no lo entiendo, simplemente es eso.
En ese momento escuchamos gritos que provenían de la casa de la familia Rodríguez.
- Booth: Vamos, algo ocurre hay dentro – le dije animándola a salir del coche.
Nuestras miradas se cruzaron un fugaz instante, después del cual Bones bajó decidida del automóvil.
Nos dirigimos hacia la parte trasera de la casa desde donde venían los gritos. Brennan me cubría y protegía mientras yo avanzaba por la casa con rapidez y paso firme.
El sonido parecía proceder de la segunda planta y al subir nos encontramos con una situación muy desagradable. La habitación del matrimonio estaba como si hubiese pasado un tornado: jarrones destrozados esparcidos por el suelo, cuadros rotos, la cama desecha, …
- Booth: Agente especial del FBI – dije alzando la voz; de repente el ruido cesó – ¡Vamos, rápido! – le susurré a huesos.
De inmediato nos encontramos en la habitación contigua al matrimonio Rodríguez sentados en dos sillones, los cuales estaban separados por un moderno sofá, la tensión se podía respirar en el ambiente.
- Booth: Señor Rodríguez, ¿qué ha pasado en esa habitación? le pregunté señalando la estancia que Huesos y yo habíamos dejado atrás hacia escasos minutos.
- Sr. Rodríguez: Eh … eso ha sido obra de nuestro gato, nunca lo dejamos salir de su habitación porque es muy travieso y lo rompe todo, pero hoy se nos ha escapado.
- Brennan: En los informes de vuestro hijo pone que era alérgico a los gatos, no sabía que tuviese uno viviendo vuestro hijo con vosotros, ¿cuánto tiempo hace que lo tenéis?
- Sra. Rodríguez: Es inútil, no voy a seguir más con esta mentira, lo siento pero no puedo cubrirte por más tiempo, también era mi hijo – le dijo a su marido.
- Booth: ¿A qué se refiere con lo de “cubrirle”, señora? ¿Hay algo que quiera contarnos?
- Sra. Rodríguez: Siempre he creído en mi marido cuando me decía que estaba de viaje, sin embargo esta vez algo me decía que no debía creerle, tenía un mal presentimiento así que lo llamé para ver donde estaba. No sé como pero logró convencerme de que estaba de camino a Vancouver para una conferencia de la que dependía su ascenso en el trabajo. Su tono de voz era tan seguro y sereno que jamás podría haber imaginado la atrocidad que iba a cometer.
- Brennan: Cálmese señora – le dijo acercándose a ella y apoyando su mano en el hombro de aquella destrozada mujer – Díganos, ¿qué ocurrió exactamente?
- Sra. Rodríguez: Yo permanecí en casa como si todo fuese bien, puesto que para mí, presa de mi ignorancia, era así. Andrew me llamaba todos los días, aunque no tuviese nada nuevo que decirme me gustaba oír su voz. Sin embargo, esa noche no me llamó y aquello empezó a preocuparme, nunca había pasado una sola noche en la que no hubiese hablado con él, sabía que algo no iba bien, lo notaba. No podía estar tranquila, así que decidí ir a casa de mi hijo a ver que ocurría, pero en la casa no había nadie, era todo muy raro. Lo llamé varias veces a su número de teléfono pero saltaba el buzón de voz. Me fui a casa preocupada, aquella noche no pude dormir. Llamé a mi marido, pero él tampoco contestaba. A la mañana siguiente, la policía llamó a casa para avisarme que mi hijo había muerto. Me dijeron que habían encontrado el cadáver de otro chico en condiciones similares. Además, me comentaron que habían hallado la cartera de mi marido junto a mi hijo. Yo ya sospechaba de él pero les hice creer a la policía que mi marido había perdido la cartera antes de irse de viaje y mi hijo la encontró y se la quedó para dársela cuando volviera de sus negocios. Decidida a no dejar las cosas de ese modo, me puse a investigar a mi marido. Tras unas largas y duras semanas, descubrí la verdad.
Antes de yo casarme con él, supe que había estado jugando con sustancias peligrosas, pero tras comenzar nuestro noviazgo, dejó de consumirlas, o al menos, eso creía yo, pues no era así. Yo siempre había pensado que mi hijo no soportaba a su padre por no estar nunca con él pero lo que yo no sabía es que lo que no soportaba es que me mintiera y fuese tan cruel.
Durante el tiempo en que Andrew estuvo metido en las drogas, su padre le obligaba a pasarle cierta cantidad a él, así, cuando me decía que estaba de viajes de negocios en realidad lo que sucedía es que se pasaba el día colocado en una vieja casa de campo, una antigua propiedad de su familia. Pero mi hijo se salió de ese mundo y cambió de vida, ayudó a Anthony a hacer lo mismo y su padre no lo soportaba. Así que tras meses sin pasarse por casa en los que estuvo pasando el mono, volvió, y yo, feliz de que Andrew tuviese una nueva vida, se lo conté, sin saber el riesgo en el que estaba poniendo a mi hijo. Tras saberlo se fue buscarlo y lo encontró con Anthony. Mi marido y mi hijo comenzaron a discutir y de las palabras pasaron a las manos. Anthony se interpuso entre ellos pero mi hijo lo apartó, empujándolo.
- Brennan: Por eso tenía marcas de Andrew en su cuerpo como si hubiese habido un forcejeo.
- Sr. Rodríguez: Sin querer, mi marido empujó a Andrew demasiado fuerte y su cabeza dio fuertemente contra el suelo, muriendo en segundos. Luego, según me ha contado mi marido, Anthony se abalanzó sobre él y, para evitar sospechas, no quiso dejarlo vivo así que lo asfixió llevándolo al agua del río Green donde también sumergió a mi hijo para que pareciera otra víctima muerta en el río, pero por temor a dejar dos víctimas relacionadas en el mismo lugar , los dejó a cada uno en una estación de tren distinta.
- Booth: Sr. Rodríguez, queda usted detenido por la muerte de Andrew Rodríguez y Anthony Stwars.
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- Booth: Se acabó, logramos encontrar al culpable.
- Brennan: No entiendo como un padre puede ser así con su hijo, como puede ser tan cruel, egoísta e inhumano, lo que hizo no es propio de una persona y menos de un padre.
- Booth: Pienso en mi hijo y te prometo que yo tampoco lo logro entender – le dije acariciando su hermosa mejilla.
- Brennan: Los padres se supone que deben querer, cuidar y proteger a sus hijos, te aseguro que eso será lo que yo haga con el mio, quererlo más que a mi vida.
- Booth: Serás una gran madre Huesos y espero ser yo el papá de tus hijos.
- Brennan: Me alegra oír eso, Booth – me dijo sentándose erguida en el sofá y mirándome fijamente – porque vamos a tener un bebé, estoy embarazada.
- Booth: ¡Oh, Huesos, eso es maravilloso! – le dije besándola, un beso que me pareció el más maravilloso del mundo – Te quiero Huesos.
- Brennan: Y yo a ti Booth, no hay nada que quiera más que en mi vida que a ti, eres quien me hace mantenerme cuerda, quien me da fuerzas para seguir en mi duro trabajo, contigo me siento viva. Tú me has enseñado a entender a las personas, a entender las bromas, a vivir plenamente la vida. Te amo y eso siempre será así.
Nos besamos con una pasión que nunca antes habíamos experimentado y nos quedamos en su casa, nuestra casa, la que tantas noches nos había visto vivir nuestro amor. Ahora, allí, en aquel cómodo sofá con Bren recostada en regazo he comprendido que no quiero nada más que eso, una vida con la persona que más amo en el mundo y con el bebé que esperamos. Con ella mi vida está completa, a su lado soy el hombre más feliz del mundo y tengo todo lo que necesito: a ella, su sonrisa cálida, sus ojos tiernos y llenos de amor, y sus besos apasionados. Mi vida es ella y será así para siempre.
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