Querido Booth:
No sé como pude aguantar tanto tiempo así, volcada completamente en el trabajo, sin tener ninguna vida social fuera de lo estrictamente laboral. Ahora me siento sola, vacía, triste. Aunque sé que tengo a mis compañeros del trabajo, y a una familia, no dejo de pensar que mi vida podría ser completamente distinta si te tuviera en ella, si hubiese tomado aquel tren que se me presentó hace casi un año. Desde que descubrimos el cadáver de Lauren, aunque como decía Micah, al cabo de tres días el universo volvería de nuevo a la normalidad, mi mundo ya no era el mundo de antes. Nada era par mí igual, no desde que el universo me mandase una señal me viese a mi misma descubriendo que me había estado negando sentir algo con el único fin de ser racional en todo lo que hiciese para que no me dañase. Ahora sé que eso no lleva a ninguna parte, que lo único que se consigue es arrepentirse y vivir toda la vida sola.
No tengo derecho a pedirte nada, y aunque me duela, lo comprendo. Yo te dí la espalda y tú luchaste por seguir con tu vida. Entiendo lo difícil que pudo ser, y por eso ahora que veo que eres feliz, no quiero hacerte sufrir ni hacerte mal. Tendré que borrar lo que siento, aunque no sé si me será fácil ahora que te he abierto mi corazón. Nunca me perdonaré lo que hice, cometí un error, el mayor error de mi vida, y del que me arrepentí siempre.
Solo deseo que seas muy feliz con Hannah. No soportaría ver como te rompen el corazón, te mereces vivir una vida plena, aunque yo no pueda formar parte de ella de la forma en la que me gustaría. Pese a todo, si me necesitas, sabes que siempre podrás contar conmigo.
Espero no causarte mayor confusión ni problema del ya creado-
Desde lo más profundo de mi corazón (metafóricamente hablando), te quiero, ya lo sabes. Te deseo lo mejor.
Muchos besos.
Bones.
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Así resaba la carta que he recibido esta mañana. Aun continuo en estado de shock, la situación ocurrida hace una semana me pesa demasiado, y aunque trato de olvidarla y centrarme en mi vida junto a Hannah, mi mente divaga y acaba volviendo de nuevo a ella, a la persona que más he querido en mi vida, y a la que, aún hoy, sigo queriendo, pero no puedo volver con ella, he conseguido rehacer mi vida tras su rechazo y ahora soy feliz.
Pese a saber que en mi corazón solo debía estar Hannah, la carta de Bones me había vuelto a remover sentimientos pasados, ocultos en el fondo de mi ser para no hacerme sufrir más de lo que ya me hizo en su día.
Mis dedos comenzaron a recorrer letra por letra aquella carta sin darme cuenta de ello. Una mezcla de tristeza, rabia e impotencia de fueron apoderando de mí. Tristeza por hacerle sufrir al no poder corresponderle. Rabia por ser justamente ahora cuando me ha abierto el corazón el lugar de haber luchado contra su razón y aceptar vivir una vida junto a mi. Impotencia por no poder hacer nada por evitarle un mayor sufrimiento, ya que yo quería a Hannah, para mi no era un premio de consolación, la amaba de verdad.
Mi mente seguía concentrada en aquellas palabras cuando una gélida mano rozó mi hombro de una forma muy tierna. Inmediatamente quise guardar la carta, no me apetecía tener que dar explicaciones, pero no pude.
- Hannah: ¿Qué lees que te requiere tanta concentración?
- Booth: Eh... no es nada, cariño- le dije mientras desviaba mi vista hasta sus ojos para guardar la carta dentro del maletín del trabajo que tenía cerca- Son algunas cosas que tenemos pendientes de resolver, pero pueden esperar- le dije mientras me levantaba y me acercaba a ella para besarla.
- Hannah: A mi no me lo parecía- me dijo buscando la carta con la mirada.
- Booth. Sabes que no te mentiría si fuese diferente el contenido de esa carta- le dije sintiendo un gran arrepentimiento por no poderle contar la verdad, no quería lastimarla.
En ese momento llegó Parker, interrumpiendo la conversación. Pareció darse cuenta, y se quedó inmóvil en la entrada de la instancia.
- Parker: Papá, es mamá- me dijo tendiéndome el teléfono móvil con mucho sigilo- Siento haberos interrumpido- dijo más para si mismo que para nosotros.
- Booth: Campeón, tú nunca interrumpes- le dije dándole un tierno abrazo- Pásame a tu madre, Parker- él me tendió el móvil y yo me dirigí a mi habitación para poder hablar sin problema con ella.
- Booth: Hola Rebeca, ¿cómo estás?
- Rebeca:Hola Booth. Estamos muy bien- dijo refiriéndose a ella y a su novio- Llamaba para ver si no te importa que me lleve hoy a Parker. Nosotros vamos a ir al museo de ciencias, y ya que a Parker le gusta tanto, nos gustaría llevarle.
- Booth: Claro Rebeca, no hay problema.
- Rebeca: Me pasaré por tu casa sobre las dos del mediodía, y te lo traeré de vuelta antes de la cena.
- Booth: Ok, nos vemos ésta tarde.
- Rebeca: Adiós Booth.
Rebeca y yo nunca nos habíamos casado, por lo que tras nuestra ruptura, aunque al comienzo no llegamos a entendernos, por el bien del pequeño, llegamos a mantener una actitud correcta, que con el tiempo ser convirtió en algo así como una amistad. Cada uno tenía su vida, y arreglamos tener al pequeño el tiempo que pudiésemos cada uno, así no tendríamos que vernos obligado a cumplir lo que estipularía un juez, sino que manteníamos la custodia compartida.
Me giré y me encontré con Parker, que me miraba con una sonrisa dibujada en su rostro:
- Parker: ¿Dónde me llevará mamá?
- Booth: Es una sorpresa- le dije mientras salía de la habitación con Parker a mi lado.
- Parker: No me puedes dar una pista, papá.
- Booth: No, sino dejaría de ser una sorpresa.
- Parker: ¡Por favor, por favor, por favor, papá!- decía mientras hacía círculos a mi alrededor dando pequeños saltos.
- Hannah- ¿Qué ocurre?- dijo con un gesto seco, muy serio, algo poco común en ella.
- Booth: Rebeca ha llamado para ver si podía llevarse a Parker.
- Parker: Pero papá no quiere decirme donde iremos.
- Hannah: Así será un sorpresa- dijo forzando una sonrisa, la más artificial que había visto en ella. Algo le ocurría,me dije a mi mismo.
- Booth: Parker, ¿por qué no te vas preparando para cuándo llegue mamá?- le dije con el fín de poder quedarme a solas y hablar tranquilamente con Hannah.
En cuanto subió a su habitación me giré y pude ver el rostro de decepción y dolor de Hannah. No pude articular palabra alguna cuando ella me mostró la carta que hacía unos cuantos minutos había guardado con tanto recelo.
- Hannah: ¿Por qué me lo ocultaste?- me dijo con lágrimas en los ojos. Mi corazón se encogió al verla de ese modo.
- Booth: Lo siento Hannah, era por este motivo por el que no te lo quise contar, lo último que desearía es causarte daño, te quiero y no puedo verte así.
- Hannah: Yo sabía que algo ocurría, llevas una semana comportándote de forma extraña, pareces estar en una burbuja aislada del resto del mundo. Pero quería creerte cuando me decías que nada pasaba. Prometimos no mentirnos nunca, yo he cumplido con la promesa, pero tú me has demostrado que no se puede confiar en ti.
- Booth: Por favor, Hannah, escúchame. Necesito que me entiendas, tienes que saber como ocurrió todo.
- Hannah: Ya es demasiado tarde, no quiero oír nada más de ti- dijo levantándose y marchándose, pero yo la agarré de la muñeca acercándola hacia mí.
- Booth: No lo hagas, no quiero perderte, lo he arriesgado todo por ti- le dije mirándola a los ojos, unos ojos llenos de frialdad, de dureza.
- Hannah: Lo siento, pero ya no puedo seguir, no después de leer esa carta. No me puedes pedir que haga como si no hubiese ocurrido nada, porque no soy capaz de hacerlo, ni creo que me lo merezca- se soltó de mi mano y se dirigió a nuestra habitación. Yo fui tras ella, y al llegar pude ver como guardaba sus cosas en una maleta.
- Booth: Hannah, por favor, yo te quiero, y Brennan lo sabe. Ella no intentará nada, no es de esa clases de mujeres.
- Hannah: No sigas Booth, no me lo hagas más difícil- dijo mientras cerraba la maleta y salía de la habitación- Despídeme de Parker, yo no sería capaz de hacerlo. Espero que te vaya muy bien en la vida- me dijo mientras volvían a correr lágrimas por sus mejillas. Se detuvo un segundo antes de abrir la puerta y marcharse.
- Booth: ¡Hannah!¡Hannah!- grité, pero ella se había alejado demasiado, y mi voz se perdió en la mañana fría y gris.
En ese momento me dí cuenta, realmente, que la había perdido y un enorme vacío me invadió completamente. Había perdido a la persona con la que iba a pasar mi vida, a compartir mis ilusiones, y ahora estaba solo.
Ahora ya era demasiado tarde para arrepentirme de lo que había hecho, tenía que mirar hacia delante y asumir las consecuencias, aunque ello no me agradase.
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