Ryan y Espósito sabían que Lanie quería
tener una conversación privada con Beckett y no dijeron nada cuando esta les
propuso que buscasen a Gates, sabían que necesitaban un tiempo a solas.
Beckett le contó a Lanie la conversación que
había mantenido minutos atrás con Castle y esperó a que su amiga le dijese
algo.
- - Castle te quiere Beckett, eso ya lo sabes, pero sabíamos que
podría llegar un momento que se cansase de esperarte. ¿Por qué no eres tú esta
vez la que lo buscas a él y no al contrario?
- - ¿Qué quieres decir?
- - Ya sabes lo que quiero decir, ve a buscarlo y explicárselo
todo o de otro modo Castle no vendrá por ti.
- - Pero no puedo, tengo un trabajo, responsabilidades.
En ese momento Gates entró por la puerta
seguida de Espósito y Ryan a modo de escoltas lo que hizo a Beckett sonreír.
- - Beckett, he hablado con el doctor y me ha dicho que pasará en
un rato a hacerle algunas pruebas. Si todo está bien mañana recibirá el alta y
podrá volver a casa. Ahora que ya está fuera de peligro quiero que se aleje de
la ciudad, busqué un nuevo destino y márchese durante una temporada. No quiero
volver a verla por la comisaría, los que van tras usted no dudarán en intentar
matarla nuevamente así que la quiero fuera del caso de su madre y fuera de la
ciudad, solo así estará protegida.
- - Pero tengo que resolver el caso de mi madre, esta vez no le
esconderé información y me intentaré mantener en un segundo plano, pero déjeme
continuar.
- - De eso nada Beckett, está fuera del caso y por su bien espero
que me obedezca y se aleje de Nueva York – su semblante no dejaba lugar a
dudas, no era una petición sino una orden, debía irse de la ciudad.
Se alejó de la habitación con paso firme,
habían iba dispuesta a hacer todo lo posible por llegar hasta el fondo en el
caso de Johanna Beckett e iba a necesitar estar bien despierta para ello. Se
iba a encargar de proteger a Beckett así que no iba a permitir que se quedase
en la ciudad.
Lanie, que había estado escuchando
atentamente la conversación sin perder detalle le dijo casi en un susurro a
Beckett “ya sabes cual será tu destino, ¿verdad?” y una pícara sonrisa apareció
en su cara.
Castle deambulaba alrededor de su coche sin
saber que hacer. Solo tenía clara una cosa y es que la cena con Tessa debería
esperar y así se lo hizo saber llamándola por teléfono. La noticia no le agradó
como se podía notar en sus palabras y su tono de voz pero Castle no estaba para
nadie. Se despidió de ella prometiéndole quedar el fin de semana para compartir
esa cena y volvió al hotel, necesitaba pensar.
Al entrar el botones lo saludó amablemente.
Castle se acercó a recepción para pedir la llave de su habitación, fue entonces
cuando la vio sentada en uno de los sillones que había en el hall. Concentrada
leyendo La librería de las nuevas
oportunidades no se había dado cuenta de la llegada de Castle así cuando
este se acercó sigilosamente y le arrebató el libro de las manos ésta se
sobresaltó.
- - ¿Qué haces aquí leyendo Samantha?
-
Te recuerdo que me alojo también en este hotel Richard – se
puso en pie para recuperar su libro – Te estaba esperando, me dijo el
recepcionista que habías salido y tengo que comentarte algunos cambios que ha
habido en la agenda para mañana.
Castle sopesó lo que acababa de decirle su
agente. Siempre que había un cambio en su agenda Samantha solía llamarlo por
teléfono, nunca iba a buscarlo para decírselo en persona. Pensó que había algo
más para que ella estuviera allí esperándolo, pero rápidamente se quitó esa
idea de la cabeza.
- - ¿Te ocurre algo Richard?
“No se le escapa una” pensó al ver como lo
miraba preocupada. Samantha era más que su agente, era su amiga y en ese
momento necesitaba a alguien con quien hablar, necesitaba desahogarse y sabía
que Samantha no le haría preguntas, solo escucharía, como lo hacía siempre.
- - Se trata de Beckett.
“Quien si no iba a ser, solo la inspectora
es capaz de hacer que viva en una constante montaña rusa” se dijo a si misma.
Cuando la conoció le pareció una mujer fuerte, que sabía lo que quería y no se
daba por vencido fácilmente, pero el tiempo y sus actos había hecho que ya no
la viera con los mismos buenos ojos con los que antes la veía. “Solo ha traído
dolor a la vida de Richard” pensaba y no llegaba a entender como a él podía
seguir importándole tanto.
- - ¿Le ha sucedido algo? – le preguntó intentando parecer
interesada ya que él estaba preocupado y pensó que le vendría bien hablar.
Lanie ayudaba a Beckett a incorporarse para
que se pusiera la ropa que le había traído de su apartamento. El doctor le
había comunicado que los resultados de las pruebas estaban correctos y solo
necesitaba descansar, tomarse unos días para ella antes de volver al trabajo.
Mientras le tendía la ropa volvió a insistir “Beckett, tienes que ir a
Vancouver, tienes que ser tú quien de el paso, sabes que esta vez no volverá a
ti si tú no vas a él” Beckett seguía cambiándose de ropa mientras su amiga le
hablaba. No había parado de repetirle que debía ir a Vancouver desde que Gates
le dijo que la quería fuera de la ciudad. Nunca había estado en Vancouver, le
apetecía conocerlo y aun más sabiendo que allí estaba Castle. Solo volver a
recordar su rostro, esos ojos azules en los que le encantaba perderse, esa
sonrisa de niño travieso, la volvía loca. “Tienes razón, iré” Lo dijo sin darse
cuenta, creyendo que lo estaba diciendo para sí misma pero al ver la expresión
de sorpresa de Lanie comprendió que la había dicho en voz alta. “No puedo creer
lo que acabo de oír, me tendrás que mantener al día de todo lo que suceda, no
quiero perderme detalle” La rodeó con sus brazos en un abrazo que a Beckett le
pareció que no tenía fin pero no quiso separarse, ella le daba toda la
seguridad que en ese momento le faltaba.
Amanecía en Vancouver y el silencio seguía
apoderándose de aquella mágica zona que bañaba el hotel. Los primeros rayos del
sol se abrían paso entre las montañas convirtiendo el cielo en un hermoso
cuadro donde una amplia gana de colores cálidos eran los protagonistas. El
sonido de las olas al romper en la orilla lo despertó y un mágico e hipnótico
paisaje le dio los buenos días. Se puso lo primero que encontró en el vestidor
mientras pensaba en lo ocurrido la noche anterior. Samantha había permanecido
callada mientras Castle le contaba, sin entrar en detalles, lo sucedido los
últimos días entre Beckett y él. Samantha había observado atentamente cada
gesto, cada expresión en su rostro, lo cual no había pasado desapercibido para
Castle, que animado por su parecido interés, continuo hasta llegar a la llamada
que había mantenido con Beckett. Samantha le había dicho que su decisión había
sido la más acertada, que no podía estar cuando Beckett quisiera para luego
lastimarlo, que se merecía ser feliz y si no era con la detective ya aparecería
la persona adecuada. Antes de volver a su habitación Samantha le había vuelto a
recordar que la tenía para lo que quisiese. A Castle la había sorprendido su
actitud, la idea de que algo más la había llevado a hablar con él iba ganando
fuerzas, pero se seguía diciendo que era imposible, siempre se había comportado
con él como una hermana, dándole consejos y apoyándole.
Como Samantha le había informado que habían
atrasado las entrevistas previstas para ese día hasta la tarde y no le apetecía
volver a encontrarse con ella, decidió montarse en su Lexus y conducir hasta un
lugar tranquilo donde pasear y desconectar de todo, su agenda estaba tan
apretada que aun no había tenido tiempo para disfrutar de Vancouver.
Beckett decidió hacer lo que su amiga le
decía pero antes tenía que hablar con Gates, era la que le había obligado a
mantenerse alejada de Nueva York y no podía irse sin volver a hablar con ella.
Espósito le había informado que estaba desde primera hora de la mañana en su
despacho, así que Beckett de despidió de Lanie prometiéndole que la llamaría
cuando llegase a Vancouver y se dirigió a la 12th. Gates estaba en su despacho
dando pasos de un lado a otro de su despacho como si algo la preocupara. Cuando
Beckett entró ésta se sobresaltó.
- - No me dejó mucha opción así que solo vengo a comunicarle que
me voy a Vancouver.
- - Lo hago por su bien, no voy a dejar el caso de su madre, le
prometo que llegaremos hasta el final pero usted debe protegerse para que
podamos continuar. Le haré saber cuando puede volver. Le ruego que me mantenga
informada si llegase a ocurrir algo.
Beckett supo que no quedaba nada más que
decir, la conversación estaba terminada. Tomó un taxi hasta su apartamento
donde preparó la ropa mientras la idea de volver a ver a Castle provocaba que
en su rostro una sonrisa comenzase a dibujarse.