martes, 21 de agosto de 2012

AND IF ... ? - Capítulo 5: Nuevo destino


Ryan y Espósito sabían que Lanie quería tener una conversación privada con Beckett y no dijeron nada cuando esta les propuso que buscasen a Gates, sabían que necesitaban un tiempo a solas.
Beckett le contó a Lanie la conversación que había mantenido minutos atrás con Castle y esperó a que su amiga le dijese algo.

-           - Castle te quiere Beckett, eso ya lo sabes, pero sabíamos que podría llegar un momento que se cansase de esperarte. ¿Por qué no eres tú esta vez la que lo buscas a él y no al contrario?

-           - ¿Qué quieres decir?

-           - Ya sabes lo que quiero decir, ve a buscarlo y explicárselo todo o de otro modo Castle no vendrá por ti.

-          -  Pero no puedo, tengo un trabajo, responsabilidades.

En ese momento Gates entró por la puerta seguida de Espósito y Ryan a modo de escoltas lo que hizo a Beckett sonreír.

-           - Beckett, he hablado con el doctor y me ha dicho que pasará en un rato a hacerle algunas pruebas. Si todo está bien mañana recibirá el alta y podrá volver a casa. Ahora que ya está fuera de peligro quiero que se aleje de la ciudad, busqué un nuevo destino y márchese durante una temporada. No quiero volver a verla por la comisaría, los que van tras usted no dudarán en intentar matarla nuevamente así que la quiero fuera del caso de su madre y fuera de la ciudad, solo así estará protegida.

-           - Pero tengo que resolver el caso de mi madre, esta vez no le esconderé información y me intentaré mantener en un segundo plano, pero déjeme continuar.

-          -  De eso nada Beckett, está fuera del caso y por su bien espero que me obedezca y se aleje de Nueva York – su semblante no dejaba lugar a dudas, no era una petición sino una orden, debía irse de la ciudad.

Se alejó de la habitación con paso firme, habían iba dispuesta a hacer todo lo posible por llegar hasta el fondo en el caso de Johanna Beckett e iba a necesitar estar bien despierta para ello. Se iba a encargar de proteger a Beckett así que no iba a permitir que se quedase en la ciudad.
Lanie, que había estado escuchando atentamente la conversación sin perder detalle le dijo casi en un susurro a Beckett “ya sabes cual será tu destino, ¿verdad?” y una pícara sonrisa apareció en su cara.



Castle deambulaba alrededor de su coche sin saber que hacer. Solo tenía clara una cosa y es que la cena con Tessa debería esperar y así se lo hizo saber llamándola por teléfono. La noticia no le agradó como se podía notar en sus palabras y su tono de voz pero Castle no estaba para nadie. Se despidió de ella prometiéndole quedar el fin de semana para compartir esa cena y volvió al hotel, necesitaba pensar.
Al entrar el botones lo saludó amablemente. Castle se acercó a recepción para pedir la llave de su habitación, fue entonces cuando la vio sentada en uno de los sillones que había en el hall. Concentrada leyendo La librería de las nuevas oportunidades no se había dado cuenta de la llegada de Castle así cuando este se acercó sigilosamente y le arrebató el libro de las manos ésta se sobresaltó.

-          -  ¿Qué haces aquí leyendo Samantha?

-          Te recuerdo que me alojo también en este hotel Richard – se puso en pie para recuperar su libro – Te estaba esperando, me dijo el recepcionista que habías salido y tengo que comentarte algunos cambios que ha habido en la agenda para mañana.
Castle sopesó lo que acababa de decirle su agente. Siempre que había un cambio en su agenda Samantha solía llamarlo por teléfono, nunca iba a buscarlo para decírselo en persona. Pensó que había algo más para que ella estuviera allí esperándolo, pero rápidamente se quitó esa idea de la cabeza.

-           - ¿Te ocurre algo Richard?

“No se le escapa una” pensó al ver como lo miraba preocupada. Samantha era más que su agente, era su amiga y en ese momento necesitaba a alguien con quien hablar, necesitaba desahogarse y sabía que Samantha no le haría preguntas, solo escucharía, como lo hacía siempre.

-         -   Se trata de Beckett.

“Quien si no iba a ser, solo la inspectora es capaz de hacer que viva en una constante montaña rusa” se dijo a si misma. Cuando la conoció le pareció una mujer fuerte, que sabía lo que quería y no se daba por vencido fácilmente, pero el tiempo y sus actos había hecho que ya no la viera con los mismos buenos ojos con los que antes la veía. “Solo ha traído dolor a la vida de Richard” pensaba y no llegaba a entender como a él podía seguir importándole tanto.

-           - ¿Le ha sucedido algo? – le preguntó intentando parecer interesada ya que él estaba preocupado y pensó que le vendría bien hablar.



Lanie ayudaba a Beckett a incorporarse para que se pusiera la ropa que le había traído de su apartamento. El doctor le había comunicado que los resultados de las pruebas estaban correctos y solo necesitaba descansar, tomarse unos días para ella antes de volver al trabajo. Mientras le tendía la ropa volvió a insistir “Beckett, tienes que ir a Vancouver, tienes que ser tú quien de el paso, sabes que esta vez no volverá a ti si tú no vas a él” Beckett seguía cambiándose de ropa mientras su amiga le hablaba. No había parado de repetirle que debía ir a Vancouver desde que Gates le dijo que la quería fuera de la ciudad. Nunca había estado en Vancouver, le apetecía conocerlo y aun más sabiendo que allí estaba Castle. Solo volver a recordar su rostro, esos ojos azules en los que le encantaba perderse, esa sonrisa de niño travieso, la volvía loca. “Tienes razón, iré” Lo dijo sin darse cuenta, creyendo que lo estaba diciendo para sí misma pero al ver la expresión de sorpresa de Lanie comprendió que la había dicho en voz alta. “No puedo creer lo que acabo de oír, me tendrás que mantener al día de todo lo que suceda, no quiero perderme detalle” La rodeó con sus brazos en un abrazo que a Beckett le pareció que no tenía fin pero no quiso separarse, ella le daba toda la seguridad que en ese momento le faltaba.



Amanecía en Vancouver y el silencio seguía apoderándose de aquella mágica zona que bañaba el hotel. Los primeros rayos del sol se abrían paso entre las montañas convirtiendo el cielo en un hermoso cuadro donde una amplia gana de colores cálidos eran los protagonistas. El sonido de las olas al romper en la orilla lo despertó y un mágico e hipnótico paisaje le dio los buenos días. Se puso lo primero que encontró en el vestidor mientras pensaba en lo ocurrido la noche anterior. Samantha había permanecido callada mientras Castle le contaba, sin entrar en detalles, lo sucedido los últimos días entre Beckett y él. Samantha había observado atentamente cada gesto, cada expresión en su rostro, lo cual no había pasado desapercibido para Castle, que animado por su parecido interés, continuo hasta llegar a la llamada que había mantenido con Beckett. Samantha le había dicho que su decisión había sido la más acertada, que no podía estar cuando Beckett quisiera para luego lastimarlo, que se merecía ser feliz y si no era con la detective ya aparecería la persona adecuada. Antes de volver a su habitación Samantha le había vuelto a recordar que la tenía para lo que quisiese. A Castle la había sorprendido su actitud, la idea de que algo más la había llevado a hablar con él iba ganando fuerzas, pero se seguía diciendo que era imposible, siempre se había comportado con él como una hermana, dándole consejos y apoyándole.
Como Samantha le había informado que habían atrasado las entrevistas previstas para ese día hasta la tarde y no le apetecía volver a encontrarse con ella, decidió montarse en su Lexus y conducir hasta un lugar tranquilo donde pasear y desconectar de todo, su agenda estaba tan apretada que aun no había tenido tiempo para disfrutar de Vancouver.



Beckett decidió hacer lo que su amiga le decía pero antes tenía que hablar con Gates, era la que le había obligado a mantenerse alejada de Nueva York y no podía irse sin volver a hablar con ella. Espósito le había informado que estaba desde primera hora de la mañana en su despacho, así que Beckett de despidió de Lanie prometiéndole que la llamaría cuando llegase a Vancouver y se dirigió a la 12th. Gates estaba en su despacho dando pasos de un lado a otro de su despacho como si algo la preocupara. Cuando Beckett entró ésta se sobresaltó.

-           - No me dejó mucha opción así que solo vengo a comunicarle que me voy a Vancouver.

-           - Lo hago por su bien, no voy a dejar el caso de su madre, le prometo que llegaremos hasta el final pero usted debe protegerse para que podamos continuar. Le haré saber cuando puede volver. Le ruego que me mantenga informada si llegase a ocurrir algo.

Beckett supo que no quedaba nada más que decir, la conversación estaba terminada. Tomó un taxi hasta su apartamento donde preparó la ropa mientras la idea de volver a ver a Castle provocaba que en su rostro una sonrisa comenzase a dibujarse.

AND IF ... ? - Capítulo 4: El despertar


Gates caminaba por la habitación de Beckett mientras veía a través de la ventana como el sol comenzaba a ponerse. Le preocupaba su estado y no podía separarse de su cama. Mientras repasaba mentalmente todo lo sucedido pudo escuchar como una palabra llenaba el silencio de la habitación: Castle.
Se giró y vio como los ojos de Beckett comenzaban a abrirse poco a poco, dejando que se acostumbraran a la luz anaranjada que lo inundaba todo. Con dificultad consiguió abrirlos completamente y dirigiéndose a Gates le preguntó “¿Qué hago yo aquí?”. Gates, que no estaba preparada aun para ese pregunta, no sabía que contestarle. En su estado, recién salida del coma, no sabía si debía contarle la verdad, así que decidió ser prudente. “Llamaré al doctor, debe saber que has despertado, ya habrá tiempo de que sepas que ha ocurrido”. Salió rápidamente de la habitación cruzándose con los chicos que iban a  visitar a la detective de nuevo. “¿Qué ocurre señora?” le preguntó Ryan viendo como había salido precipitadamente de la habitación de Beckett. “Ha despertado” se limitó a decirles mientras seguía caminando en busca del doctor.
Los chicos no daban crédito a lo que habían oído. Se quedaron petrificados, asumiendo la noticia, y entonces Lanie se echó a los brazos de Espósito con una sonrisa. Los tres festejaron la noticia y entre bromas y risas se dirigieron a la habitación de Beckett donde esta les esperaba sentada en la cama.

Beckett pude ver como sus compañeros se alegraban al verla, parecía como si hiciese años que no la veían, podía ver felicidad en sus ojos. Desde que se había despertado había intentado poner en orden sus vagos recuerdos ya que nadie hasta el momento le había hecho participe del motivo por el que se encontraba en esa cama de hospital con todas esas máquinas conectadas a ella. Recordaba haber estado en su casa y recibir la visita de Castle.  Había descubierto que la había estado engañando durante el último año escondiéndole que se había estado comunicando con Smith para mantenerla a salvo. Eso le había irritado, no le gustaba que se le escondiera información referente al caso de su madre y mucho menos Castle, odiaba que la protegiera como si fuese una niña pequeña, llevaba años cuidando de si misma y nunca había necesitado que nadie lo hiciese por ella. No entendía por qué lo había hecho y él solo dijo “porque te quiero” No le gustaba que sacara otra vez ese tema justo en ese momento que sentía que la había traicionado, pero se dio cuenta que Castle no esperaría mucho más por ella y se lo dejo claro “Durante cuatro años he estado aquí. Cuatro años esperando para que abrieras los ojos, y vieras que estoy justo aquí, que soy más que un compañero. Cada mañana te traigo una taza de café solo para ver una sonrisa en tu cara, porque creo que eres la más notable, enloquecedora, desafiante y frustrante persona que jamás he conocido. Y te quiero Kate, y si eso significa algo para ti, si te importo algo no hagas esto. Si sigues con esto ellos decidirán. Van a venir a por ti, Kate. Tienes razón, es tu vida. Puedes desperdiciarla si quieres, pero no voy a quedarme y verte, así que esto… es el fin. He acabado” Se fue de su casa y al parecer también se había ido de su vida ya que al recorrer la habitación con la mirada vio que no estaba allí. Dándose cuenta que no le importaba por qué estaba allí ni que había ocurrido y que solo quería saber de él, fijó sus ojos en Lanie y le preguntó “¿Dónde está Castle?” Entonces vio como Espósito pasaba un brazo por la cintura de su amiga y ambos intercambiaban miradas cómplices. “Lanie, me tienes que explicar eso” le dijo con la mirada a su amiga. Esta pareció entenderlo y asintió con la cabeza antes de empezar con lo que sabía sobre Castle.
-          
      - Cariño, hemos intentado ponernos en contacto con él pero no contesta a su teléfono, lo tiene apagado. Lo intente con Alexis pero no coge su teléfono. Le he dejado un mensaje en el contestador, espero que lo coja y se ponga en contacto con su padre, nosotros no hemos podido localizarlo.

-           - En su casa no está, mandé a los chicos de la comisaría a buscarlo y me dijeron que nadie les abrió, su loft parecía muy silencioso, desde fuera no escucharon ni vieron movimiento alguno – aclaró Espósito.

Beckett volvió a recordar sus últimas palabras hacia él, y quiso poder volver el tiempo atrás. Había sido muy dura con él, le había dicho cosas que no sentía realmente. Castle siempre le había apoyado con el caso de su madre, siempre había estado cuando lo necesitaba y ella no lo había sabido ver, más bien, no lo había querido ver.
Su miedo a abrirse totalmente a alguien dejando la puerta abierta para que entraran en su vida le hacía huir de ello. Sabía que una vez abierta la veda no habría vuelta atrás y temía volver a sufrir. La muerte de su madre cuando era una adolescente había hecho mella en su vida mucho más de lo que ella pensaba. Con los años se había hecho fuerte y había aprendido a cuidar de sí misma, rara vez se dejaba cuidar por los demás, ella se cuidaba sola, al menos eso quería creer, que no necesitaba de nadie, pero el hecho era que sí que lo necesitaba, ahora sabía que lo necesitaba a él, solo a él.

Las primeras estrellas cubrían el cielo de Vancouver vislumbrándose a través de los grandes edificios que cubrían la ciudad, haciéndola aun más hermosa de lo que ya era. Castle se encontraba agotado, había sido un día duro de entrevistas y reuniones con diversas personas interesadas en sus libros y en llevar a la pantalla Heat Rises. Necesitaba descansar pero le había prometido a Tessa ir a recogerla para cenar, así que se puso un pantalón negro con una camisa rosa junto con una chaqueta del mismo color que el pantalón y salió del hotel. Había alquilado un lujoso Lexus Ls en negro para poder moverse por la ciudad. Iba camino a él cuando descubrió que en ese pantalón llevaba su iPhone. Lo encendió para ver si Alexis le había llamado y descubrió que tenían un mensaje en su contestador.

“Papá, necesito que me llames en cuanto escuches este mensaje, es urgente, se trata de Beckett”.

Castle pudo notar preocupación y angustia en la voz de su hija, eso unido al nombre de Beckett hizo que el miedo se instalara en su cuerpo. Sin pensarlo dos veces, marcó el número de teléfono de Alexis mientras ese miedo se extendía por cada poro de su piel.

-           - Papá, ¿qué pasaba, por qué no cogías el teléfono?

-           - Cariño, he tenido un día duro y me olvidé de encenderlo, ¿qué ocurre con Kate?

-           - Será mejor que te sientes papá – le dijo preocupada

-           - Alexis, por favor, ¿qué ocurre?

-           - Solo te puedo decir lo que me dijo Lanie. Estaba durmiendo y no escuché que Lanie me estaba llamando al teléfono. Cuando la abuela y yo nos subimos al avión lo cogí y entonces vi el mensaje en el contestador. Me decía que Beckett esta en peligro, que ha sufrido un accidente y esta grave. Dice que ella no deja de pronunciar tu nombre papá. No sabía que hacer, si ponerme en contacto con Lanie o decírtelo antes a ti. He visto como sufres con Beckett y no quiero volver a verte así, pero debes ser tú quien tome la decisión de que hacer.

Castle se quedó paralizado, sin poder articular palabra. Beckett, su musa, estaba en peligro. Sabía que si seguía poniéndose en el punto de mira acabaría mal pero deseaba con todas sus fuerzas que jamás llegara a ocurrir. Había intentado dejarlo todo atrás yéndose a Vancouver pero no podía, Kate formaba parte de su vida tanto si ella quería como si no y no podía volver la vista hacia otro lado ahora que estaba en peligro.

-           - Gracias por avisar cariño, has hecho lo correcto.

-           - Volveré a llamarte cuando lleguemos para decirte donde me lleva la abuela y así me cuentas como está Beckett. Te quiero papá.

-           - Y yo a ti Alexis.

Escuchó como la llamada se cortaba y siguió allí, en silencio, de pie frente a su coche, analizando cada palabra que su hija le había dicho. Preocupado, buscó en su lista de contactos el número de Lanie y espero hasta que escuchó su voz, entonces las palabras salieron atropelladamente de su bica.

-           - ¿Dónde está Beckett? ¿Qué ha pasado? ¿Cómo está?

Al otro lado del teléfono Lanie se debatía entre si debía contarle a Castle lo sucedido o por el contrario avisar a su amiga de que Castle estaba al teléfono para que fuese ella misma quien le contase lo sucedido ahora que ya la habían refrescado la memoria y sabía por qué estaba allí.
Se dirigió a su amiga que no dejaba de mirarla y le dijo “es Castle” viendo la cara de sorpresa de su amiga. Beckett le arrebató el teléfono de las manos sin esperar a que se lo diese.

-           - Castle, pensaba que no volvería a saber de ti.

-          -  Kate, ¿qué ha ocurrido? ¿Estás bien?

-           - Ahora si Castle, debí haberte escuchado cuando me dijiste que no siguiera con el caso de mi madre. He estado en coma después de seguir la pista que Espósito encontró, he despertado hace unas horas, he tenido suerte, pude haber muerto. Necesito verte y hablar contigo, tengo muchas cosas que decirte pero no quiero que sea por teléfono.

Beckett escuchó pero solo pudo oír silencio, un gran silencio que le angustió. Necesitaba oír su voz, esa voz que la calmaba y a la vez la ponía de los nervios, esa voz que siempre estaba para decirles las palabras adecuadas en cada momento.

-           - Beckett, estoy en Vancouver. Tú elegiste tu camino y yo seguí el mio. No podía ver como te estrellabas así que decidí poner tierra de por medio y ahora no puedo volver. Tengo multitud de compromisos y no me puedo marchar, estoy haciendo mi trabajo igual que tú continuabas con el tuyo. Lo siento Kate, siento no poder estar contigo pero tampoco sé si podría soportarlo una vez más, no puedo ver como te pones en peligro una y otra vez sin importarte los que te queremos y nos preocupamos por ti que te decimos que no sigas. Lo siento pero no puedo.

Fue lo último que fue capaz de decir, un nudo en la garganta le impedía continuar así que colgó. El miedo había dejado paso al dolor, un dolor que le desgarraba el alma. Escuchar su voz había vuelto a remover esos sentimientos que había intentado aparcar en un rincón de su alma y ahora estaban otra vez allí, ocupando toda su mente y su alma. Kate lo volvía loco, la amaba más de lo que había amado a nadie pero no estaba dispuesto a que lo arrastrara a vivir temiendo por su vida.

Beckett se quedó dolida, la tristeza la embargaba, lo habría dejado todo en ese momento por él pero era demasiado tarde, pensó. Lanie, viendo la mirada perdida de su amiga le pidió a Ryan y Espósito que fueran a buscar a Gates para saber que le había dicho el doctor. Mientras ellos salían de la habitación, Lanie se acercó a la cama de Beckett.

-           - ¿Qué ha sucedido?

-          -  Es demasiado tarde – se limitó a responder sabiendo que su amiga entendería lo que con ello quería decir.

AND IF .. ? - Capítulo 3: Rencuentro


Castle y Samantha se conocían desde que el comenzó a escribir, había sido su primera y última agente hasta el momento. Tantos años trabajando codo con codo había permitido que su relación fuese tan estrecha que prácticamente eran como hermanos. Samantha conocía muy bien a Castle y no era necesario que este le contase las cosas para que ella lo supiera, había aprendido que  lo que callaba era más valioso que lo que contaba y que si lo observaba podía obtener más información de la que él mismo creía que le estaba dando. Sin embargo, no recordaba que Castle hubiese nombrado nunca antes a Tessa ni que hubiese dicho que se conocían, eso era algo nuevo. Mientras el coche privado de la cadena los llevaba hasta los estudios, Samantha observaba cada gesto, estudiaba cada expresión en su rostro que le permitiera averiguar algo más, pero Castle no se lo estaba poniendo nada fácil. “Sabía que iba a reaccionar así y me está provocando” pensó. Ya no lo soportaba más, la intriga le superaba, así que decidió ir al grano.

-           -  ¿Tuviste una relación con Tessa?

Castle, absorto contemplándola ciudad a través de las ventanas del coche, se sobresaltó. La conocía muy bien, sabía que ella no se esperaba su comentario y que le había suscitado curiosidad, pero no esperaba que fuera tan directa.

-          -  ¿Qué te hace pensar eso Sami?

“Sami, nunca me llama así, solo lo hace cuando intenta hacerme cambiar de conversación para que no siga ahondando en su vida, pero esta vez no va a conseguirlo”

-           - No sé… - dijo haciéndose la pensativa – Quizás tu historial sentimental te delata.

-          -  ¿Pero con cuantas mujeres te crees que he estado?

-           - Venga Richard, no intentes engañarme que nos conocemos, ¿o quieres que te recuerde como intentabas ligar conmigo cuando nos conocimos?

Castle recordó como veinte años atrás una joven Samantha se presentaba en la reunión que tenía con su editora informándole que era su agente. Su escotada camisa lo distrajo de lo que en la sala se hablaba. Una larga melena rubia caía sobre sus hombros en forma de bucles dándole un aspecto juvenil. Fue bajando su mirada viendo como el pantalón vaquero se le ajustaba al cuerpo marcando su silueta y unos zapatos de tacón la hacían unos centímetros más altos que él. Entonces su carácter salió a la luz y con un “¿Sabes que tengo ojos y que me puedes mirar a ellos?” le quedó claro que era una mujer de armas tomar y que con ella los juegos no funcionarían.

-           - Richard, ¿se puede saber que te ocurre? ¿Me vas a contestar o piensas quedarte callado hasta que aparezca ella? ¿Tuviste una relación con Tessa o no? – volvió a insistir.

-         -   Eso es algo que no te voy a decir – le respondió para provocarla un poco más, le encantaba ese juego aunque no solía durar mucho, Samantha podía llegar a ser realmente insistente.

Viendo que Castle quería seguir jugando y a ella no le apetecía, dejó de preguntar y decidió observar, era su mejor arma y sabía que en cuanto Castle viese a Tessa su reacción lo delataría.



En Nueva York, las risas y la diversión habían desaparecido, la tristeza y el dolor lo habían sustituido. Los detectives intentaban animarse unos a otros sin mucho éxito, procurando anidar en ellos la esperanza. El doctor se aceró a ellos para informarles sobre el estado de Beckett.

-           - Hemos realizado diversos estudios a la paciente y parece que, gracias al dispositivo que montaron las comisarias, Kate no sufre ninguna otra complicación, su estado, dentro de la gravedad, es favorable. No sabemos cuando despertará, cada paciente en como es diferente, como también es diferente el tiempo que tardan es despertar. Cada día me pasaré por su habitación para ver como evoluciona, en estos momentos lo que necesita es mucho cariño, que estén con ella, eso ayudará al despertar.

Se hizo el silencio. Todos sabían la gravedad de la situación, era consciente de ellos, pero ninguno era capaz de expresarlo con palabras como lo hacía el doctor, sus palabras eran como puñales.
Lanie había intentado mantenerse fuerte y ser el punto de apoyo del grupo, pero ya no podía más y salió de la sala con lágrimas en los ojos. Al ver su reacción, Espósito fue tras ella.
Escuchó pasos tras de sí, pero siguió caminando, no quería parar, quería salir de allí, no soportaba estar ni un minuto más en aquella sala de espera, pero unas manos le impidieron seguir. Se giró y lo vio allí, frente a ella.

-           - No estás sola.

Al verlo allí junto a ella y escuchar esas palabras empezó a llorar mientras él la estrechaba en sus brazos y le repetía al oído “no estás sola, jamás lo estarás, siempre estaré a tu lado”. Lanie se separó un poco de él siguiendo arropada por sus brazos y lo miro a los ojos, unos ojos marrones que la volvían loca. Poco a poco fue bajando su mirada hasta llegar a sus labios y un irrefrenable deseo de probar nuevamente esos carnosos labios la invadió. Con la certeza de que él estaba allí por ella y no se apartaría, rozó sus labios mordisqueándolos. Notó como algo en él se accionaba y como comenzó a profundizar en ese beso pasando de un beso tierno a un beso lleno de pasión y deseo.
Ryan, que había ido tras Espósito para saber que ocurría, observaba feliz la imagen de pareja.



En Vancouver, un impaciente Castle se movía en el asiento del coche con una mezcla de nerviosismo y ansias por que llegase el momento de la entrevista. Así se solía sentir siempre que salía en televisión pero esta vez era diferente, “será por qué la entrevista me la realiza alguien que conozco y eso me inquieta aun más” pensó.
El coche los dejó frente a los estudios de la cadena donde el director les esperaba. Por su aspecto aparentaba no tener más de 50 años, su mirada y su rostro reflejaba juventud aunque su peloso canoso delataba su edad. Se presentó y los condujo a través de las instalaciones explicándoles detalladamente lo que en cada zona del estudio se grababa. Finalmente llegaron a los estudios de “Breakfast Television” programa en el cual tendría lugar la entrevista, donde el director se dispuso a presentarle a la presentadora del programa que se encargaría de entrevistarlo, pero no tuvo tiempo cuando Tessa se acercó a Castle con una amplia sonrisa.

-          -  Vaya Tessa, veo que no has cambiado nada – dijo deleitándose con su figura.

-           - Y tú sigues igual que siempre – le dijo sonriendo – Me alegro de verte Richard – se acercó a él y le dio un beso en la mejilla para sorpresa de Samantha que no les quitaba ojo.
-          
      - Veo que ya os conocéis, así que no hace falta presentaros. Tessa explícale como funciona el programa, yo tengo algunos asuntos que atender – le tendió la mano a Castle y se despidió de Samantha dejándolos solos con Tessa.

Tessa tomó a Castle de la mano y comenzaron a andar dirigiéndose  hacia la zona donde se haría la entrevista. Ella se sentó en la silla central desde donde le haría la entrevista invitando a Castle a sentarse en el sofá que había para los invitados junto a ella. Samanta se sentó al otro lado de Castle; fue entonces cuando Tessa se percató de su presencia.

-          - Pero que maleducado eres Richard, ¿cómo es que no me la has presentado? – le preguntó con una confianza que a Tessa no le paso desapercibido.

Richard captó su insinuación y se dispuso a aclararlo rápidamente.

-          -  Tessa, ella es mi agente Samantha.
-          
      - ¿Agente?

-           - Sí, así es, soy Samantha Macgowan, su agente – le dijo tajante mientras no perdía detalle de Richard.

Tessa no se creía demasiado la afirmación de Samantha, pero decidió dejar las preguntas para más tarde y explicarles como era el programa y como tendría lugar la entrevista.

Media hora después, Tessa ultimaba los detalles con los entrevistados y revisaba el guion. Era una periodista respetada en Canadá y conocida por todos por no dejar lugar a la improvisación en las entrevistas, lo llevaba todo atado para evitar sorpresas de última hora que la dejaran en mal lugar.
Castle la miraba atentamente y fue sorprendido por ella que se acercó para informarle que abrirían el programa con él, era una entrevista muy esperada y eso les daría una gran audiencia, que al fin y al cabo, era el objetivo de cualquier cadena, conseguir gran audiencia.

La sintonía del programa comenzó a sonar y Castle notó como todo su cuerpo se tensaba, no sabía por qué pero esa entrevista lo estaba poniendo muy nervioso.
La primera parte pasó sin problemas, Tessa le hizo diversas preguntas sobre sus comienzos como escritor, sus famosos best seller, los rumores que corrían sobre Heat Rises y su estreno en cines. Toda una entrevista centrada en su carrera conformó los primeros 30 minutos. Cuando más cómodo comenzaba a sentirse, Tessa cambió el rumbo de sus preguntas desviándose hacia su vida personal. De su trabajo como escritor pasó a preguntarle por su trabajo en la comisaria, su trato con sus compañeros y con la musa que le había inspirado para escribir sus últimos tres libros. Castle comenzó a sortear las preguntas como podía, pero Tessa estaba bien informada y siguió preguntando sobre como Alexis había llegado a trabajar para la comisaría, pasando a querer saber como había sido criar a una niña y compaginarlo con su trabajo como escritor. Poco a poco fue llegando a esa pregunta que había estado temiendo y por la que se dio cuenta que estaba tan nervioso.

-           - Y dinos Castle, muchas mujeres esperan ansiosas que contestes mi pregunta, ¿cómo está tu corazón? Después de tu matrimonio fallido, ¿hay alguna mujer en tu vida con la que tengas planes de pasar por el altar?

Castle se quedó sin saber que decir y la imagen de Beckett lo asaltó de nuevo. ¿Cómo decir que ella ocupaba su corazón si se encargaba de rompérselo poco a poco? No se podía engañar, ahora no estaba para nadie si era lo que Tessa intentaba preguntarle. Decidió ser escueto, aunque sabía que con ellos daría pie a más comentarios pero no había otra salida así que con un simple “tengo el corazón ocupado, pero no estoy aquí para hablar de mi vida privada” dio la pregunta por contestada.

Al terminar la entrevista Tessa se acercó a Castle que comentaba su entrevista con Samantha, y tras disculparse por las preguntas de carácter privado aludiendo que era su trabajo entrevistar sobre todos los aspectos a la persona que acudían al programa, le invitó a cenar para recodar viejos tiempos y ponerse al día sobre sus vidas. Castle sabía como era Tessa y no le quería dar pies a nada pero no le apetecía quedarse en el hotel pensando nuevamente en su musa, así que aceptó la invitación ante una sorprendida Samantha que escuchaba desde no muy lejos la conversación.


Cientos de kilómetros al sur, una mujer comenzaba a despertar pronunciando un nombre que le había cambiado la vida, un nombre que le había hecho disfrutar de los pequeños placeres de la vida, un nombre que le había enseñado a vivir despacio, un hombre que le importaba más que cualquier otra cosa en el mundo: Castle.