Gates caminaba por
la habitación de Beckett mientras veía a través de la ventana como el sol
comenzaba a ponerse. Le preocupaba su estado y no podía separarse de su cama.
Mientras repasaba mentalmente todo lo sucedido pudo escuchar como una palabra
llenaba el silencio de la habitación: Castle.
Se giró y vio como
los ojos de Beckett comenzaban a abrirse poco a poco, dejando que se
acostumbraran a la luz anaranjada que lo inundaba todo. Con dificultad
consiguió abrirlos completamente y dirigiéndose a Gates le preguntó “¿Qué hago
yo aquí?”. Gates, que no estaba preparada aun para ese pregunta, no sabía que
contestarle. En su estado, recién salida del coma, no sabía si debía contarle
la verdad, así que decidió ser prudente. “Llamaré al doctor, debe saber que has
despertado, ya habrá tiempo de que sepas que ha ocurrido”. Salió rápidamente de
la habitación cruzándose con los chicos que iban a visitar a la detective de nuevo. “¿Qué ocurre
señora?” le preguntó Ryan viendo como había salido precipitadamente de la
habitación de Beckett. “Ha despertado” se limitó a decirles mientras seguía
caminando en busca del doctor.
Los chicos no daban
crédito a lo que habían oído. Se quedaron petrificados, asumiendo la noticia, y
entonces Lanie se echó a los brazos de Espósito con una sonrisa. Los tres
festejaron la noticia y entre bromas y risas se dirigieron a la habitación de
Beckett donde esta les esperaba sentada en la cama.
Beckett pude ver
como sus compañeros se alegraban al verla, parecía como si hiciese años que no
la veían, podía ver felicidad en sus ojos. Desde que se había despertado había
intentado poner en orden sus vagos recuerdos ya que nadie hasta el momento le
había hecho participe del motivo por el que se encontraba en esa cama de
hospital con todas esas máquinas conectadas a ella. Recordaba haber estado en
su casa y recibir la visita de Castle. Había descubierto que la había estado
engañando durante el último año escondiéndole que se había estado comunicando
con Smith para mantenerla a salvo. Eso le había irritado, no le gustaba que se
le escondiera información referente al caso de su madre y mucho menos Castle,
odiaba que la protegiera como si fuese una niña pequeña, llevaba años cuidando
de si misma y nunca había necesitado que nadie lo hiciese por ella. No entendía
por qué lo había hecho y él solo dijo “porque te quiero” No le gustaba que
sacara otra vez ese tema justo en ese momento que sentía que la había
traicionado, pero se dio cuenta que Castle no esperaría mucho más por ella y se
lo dejo claro “Durante cuatro años he estado aquí. Cuatro años esperando para
que abrieras los ojos, y vieras que estoy justo aquí, que soy más que un
compañero. Cada mañana te traigo una taza de café solo para ver una sonrisa en
tu cara, porque creo que eres la más notable, enloquecedora, desafiante y
frustrante persona que jamás he conocido. Y te quiero Kate, y si eso significa
algo para ti, si te importo algo no hagas esto. Si sigues con esto ellos
decidirán. Van a venir a por ti, Kate. Tienes razón, es tu vida. Puedes
desperdiciarla si quieres, pero no voy a quedarme y verte, así que esto… es el
fin. He acabado” Se fue de su casa y al parecer también se había ido de su vida
ya que al recorrer la habitación con la mirada vio que no estaba allí. Dándose
cuenta que no le importaba por qué estaba allí ni que había ocurrido y que solo
quería saber de él, fijó sus ojos en Lanie y le preguntó “¿Dónde está Castle?”
Entonces vio como Espósito pasaba un brazo por la cintura de su amiga y ambos
intercambiaban miradas cómplices. “Lanie, me tienes que explicar eso” le dijo
con la mirada a su amiga. Esta pareció entenderlo y asintió con la cabeza antes
de empezar con lo que sabía sobre Castle.
-
- Cariño, hemos intentado ponernos en contacto con él pero no
contesta a su teléfono, lo tiene apagado. Lo intente con Alexis pero no coge su
teléfono. Le he dejado un mensaje en el contestador, espero que lo coja y se
ponga en contacto con su padre, nosotros no hemos podido localizarlo.
- - En su casa no está, mandé a los chicos de la comisaría a
buscarlo y me dijeron que nadie les abrió, su loft parecía muy silencioso,
desde fuera no escucharon ni vieron movimiento alguno – aclaró Espósito.
Beckett
volvió a recordar sus últimas palabras hacia él, y quiso poder volver el tiempo
atrás. Había sido muy dura con él, le había dicho cosas que no sentía
realmente. Castle siempre le había apoyado con el caso de su madre, siempre
había estado cuando lo necesitaba y ella no lo había sabido ver, más bien, no
lo había querido ver.
Su
miedo a abrirse totalmente a alguien dejando la puerta abierta para que
entraran en su vida le hacía huir de ello. Sabía que una vez abierta la veda no
habría vuelta atrás y temía volver a sufrir. La muerte de su madre cuando era
una adolescente había hecho mella en su vida mucho más de lo que ella pensaba.
Con los años se había hecho fuerte y había aprendido a cuidar de sí misma, rara
vez se dejaba cuidar por los demás, ella se cuidaba sola, al menos eso quería
creer, que no necesitaba de nadie, pero el hecho era que sí que lo necesitaba,
ahora sabía que lo necesitaba a él, solo a él.
Las
primeras estrellas cubrían el cielo de Vancouver vislumbrándose a través de los
grandes edificios que cubrían la ciudad, haciéndola aun más hermosa de lo que
ya era. Castle se encontraba agotado, había sido un día duro de entrevistas y
reuniones con diversas personas interesadas en sus libros y en llevar a la
pantalla Heat Rises. Necesitaba
descansar pero le había prometido a Tessa ir a recogerla para cenar, así que se
puso un pantalón negro con una camisa rosa junto con una chaqueta del mismo
color que el pantalón y salió del hotel. Había alquilado un lujoso Lexus Ls en
negro para poder moverse por la ciudad. Iba camino a él cuando descubrió que en
ese pantalón llevaba su iPhone. Lo encendió para ver si Alexis le había llamado
y descubrió que tenían un mensaje en su contestador.
“Papá,
necesito que me llames en cuanto escuches este mensaje, es urgente, se trata de
Beckett”.
Castle
pudo notar preocupación y angustia en la voz de su hija, eso unido al nombre de
Beckett hizo que el miedo se instalara en su cuerpo. Sin pensarlo dos veces,
marcó el número de teléfono de Alexis mientras ese miedo se extendía por cada
poro de su piel.
- - Papá, ¿qué pasaba, por qué no cogías el teléfono?
- - Cariño, he tenido un día duro y me olvidé de encenderlo, ¿qué
ocurre con Kate?
- - Será mejor que te sientes papá – le dijo preocupada
- - Alexis, por favor, ¿qué ocurre?
- - Solo te puedo decir lo que me dijo Lanie. Estaba durmiendo y
no escuché que Lanie me estaba llamando al teléfono. Cuando la abuela y yo nos
subimos al avión lo cogí y entonces vi el mensaje en el contestador. Me decía
que Beckett esta en peligro, que ha sufrido un accidente y esta grave. Dice que
ella no deja de pronunciar tu nombre papá. No sabía que hacer, si ponerme en
contacto con Lanie o decírtelo antes a ti. He visto como sufres con Beckett y
no quiero volver a verte así, pero debes ser tú quien tome la decisión de que
hacer.
Castle se quedó
paralizado, sin poder articular palabra. Beckett, su musa, estaba en peligro.
Sabía que si seguía poniéndose en el punto de mira acabaría mal pero deseaba
con todas sus fuerzas que jamás llegara a ocurrir. Había intentado dejarlo todo
atrás yéndose a Vancouver pero no podía, Kate formaba parte de su vida tanto si
ella quería como si no y no podía volver la vista hacia otro lado ahora que
estaba en peligro.
- - Gracias por avisar cariño, has hecho lo correcto.
- - Volveré a llamarte cuando lleguemos para decirte donde me
lleva la abuela y así me cuentas como está Beckett. Te quiero papá.
- - Y yo a ti Alexis.
Escuchó como la
llamada se cortaba y siguió allí, en silencio, de pie frente a su coche,
analizando cada palabra que su hija le había dicho. Preocupado, buscó en su
lista de contactos el número de Lanie y espero hasta que escuchó su voz,
entonces las palabras salieron atropelladamente de su bica.
- - ¿Dónde está Beckett? ¿Qué ha pasado? ¿Cómo está?
Al otro lado del
teléfono Lanie se debatía entre si debía contarle a Castle lo sucedido o por el
contrario avisar a su amiga de que Castle estaba al teléfono para que fuese
ella misma quien le contase lo sucedido ahora que ya la habían refrescado la
memoria y sabía por qué estaba allí.
Se
dirigió a su amiga que no dejaba de mirarla y le dijo “es Castle” viendo la
cara de sorpresa de su amiga. Beckett le arrebató el teléfono de las manos sin
esperar a que se lo diese.
- - Castle, pensaba que no volvería a saber de ti.
- - Kate, ¿qué ha ocurrido? ¿Estás bien?
- - Ahora si Castle, debí haberte escuchado cuando me dijiste que
no siguiera con el caso de mi madre. He estado en coma después de seguir la
pista que Espósito encontró, he despertado hace unas horas, he tenido suerte,
pude haber muerto. Necesito verte y hablar contigo, tengo muchas cosas que
decirte pero no quiero que sea por teléfono.
Beckett escuchó pero
solo pudo oír silencio, un gran silencio que le angustió. Necesitaba oír su
voz, esa voz que la calmaba y a la vez la ponía de los nervios, esa voz que
siempre estaba para decirles las palabras adecuadas en cada momento.
- - Beckett, estoy en Vancouver. Tú elegiste tu camino y yo seguí
el mio. No podía ver como te estrellabas así que decidí poner tierra de por
medio y ahora no puedo volver. Tengo multitud de compromisos y no me puedo
marchar, estoy haciendo mi trabajo igual que tú continuabas con el tuyo. Lo
siento Kate, siento no poder estar contigo pero tampoco sé si podría soportarlo
una vez más, no puedo ver como te pones en peligro una y otra vez sin
importarte los que te queremos y nos preocupamos por ti que te decimos que no
sigas. Lo siento pero no puedo.
Fue lo último que
fue capaz de decir, un nudo en la garganta le impedía continuar así que colgó.
El miedo había dejado paso al dolor, un dolor que le desgarraba el alma.
Escuchar su voz había vuelto a remover esos sentimientos que había intentado
aparcar en un rincón de su alma y ahora estaban otra vez allí, ocupando toda su
mente y su alma. Kate lo volvía loco, la amaba más de lo que había amado a
nadie pero no estaba dispuesto a que lo arrastrara a vivir temiendo por su
vida.
Beckett se quedó
dolida, la tristeza la embargaba, lo habría dejado todo en ese momento por él
pero era demasiado tarde, pensó. Lanie, viendo la mirada perdida de su amiga le
pidió a Ryan y Espósito que fueran a buscar a Gates para saber que le había
dicho el doctor. Mientras ellos salían de la habitación, Lanie se acercó a la
cama de Beckett.
- - ¿Qué ha sucedido?
- - Es demasiado tarde – se limitó a responder sabiendo que su
amiga entendería lo que con ello quería decir.
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