viernes, 30 de abril de 2010

CAPÍTULO 3: CAMBIOS

Ring. Ring. Ring.
¡Oh no, me había quedado dormido! ¿Qué era eso que sonaba?
Vi el despertador a dos centímetros de mi cabeza. ¡Pero si era las seis de la mañana! ¿Por qué había puesto la alarma tan temprano?
Apagué el despertador y me volví a dormir.
Ring. Ring. Ring.
¡Otra vez! Volví a mirar el despertador, pero… ¡era el teléfono lo que sonaba!
- Agente especial del FBI Seeley Booth.
- Booth, soy yo. Tienes que vengas urgentemente, han encontrado muerto un joven en un probador del centro comercial Selfridges. Te necesito ahora mismo- me digo la agente, en tono urgente.
- ¿Pero si solo son las seis de la mañana? Necesito asearme un poco y desayunar. En media hora estaré allí.
- Esta bien, pero date prisa, esto es importante- me dijo, como si yo no supiese lo importante que podía llegar a ser la muerte de una persona.

Mientras me arreglaba, me vino a la memoria la horrible conversación mantenida con Bones la tarde anterior. Se me había pasado por completo. Tenía que llamar a Gordon, pero no tenía tiempo, si llegaba tarde, visto el humor que se gastaba la agente, me iba a matar. Pero no podía pasarme todo el día con la cabeza en otra parte, el equipo se acabaría dando cuenta y no se hasta que punto esto me causaría problemas. Llamaría a Gordon Gordon mientras iba de camino hacia los grandes almacenes Selfridges, donde habían hallado a la víctima. Me di prisa en acabar, y me llevé el desayuno para tomar mientras iba de camino.
Nada más montarme en el coche llamé a Gordon.
- Gordon, soy Booth.
- Booth, estaba apunto de irme a la cama, aquí es de noche. ¿Ocurre algo?
- Siento haberte molestado Gordon, pero necesitaba hablar contigo, ayer me quedé preocupado.
- Ya sabía yo que no nos habías contado toda la verdad- me dijo con cierta tristeza en su voz. Si hubiese podido ver su cara, seguro que habría visto su cara de decepción, no le gustaba que le ocultará nada, según él: “no sólo he sido y sigo siendo a veces su psicólogo, sino que además, me considero tu amigo”- ¿tiene que ver con la llamada de Brennan ayer, no es así?
- Si y no.
- Explícate por favor Booth, no estoy a esta hora para acertijos.
- Se supone que tú eres el psicólogo, deberías saberlo.
- ¿Qué te ocurre Booth?
- Lo siento Gordon, no se que me pasa. Es que estoy preocupado por Brennan, y no puedo pensar en otra cosa. Se que Brennan no está en Sudamérica, sospechaba que n me estabais contando la verdad, pero no le di más importancia, pero cuando Brennan me llamo casi se le escapó.
- Te contaré la verdad Booth, debería de haberlo echo cuando lo supe pero le prometí a Brennan que no te diría nada. Tendré que romper mi secreto profesional. Todo sea por una buena causa.
“Brennan lo ha pasado muy mal esta semana en que tú has estado fuera. Su estado de ánimos empeoraba por día, estaba irascible, y no se podía concentrar en los casos. Ángela estaba muy preocupada por ella, decía que nunca la había visto así, y me pidió que hablara con ella. Mis sesiones funcionaron. Brennan me dijo que se sentía culpable, que creía que tú te habías ido por algo que ella había echo mal, estaba destrozada, no sabía el motivo de tu partida, y te echaba de menos. Le dije que yo no sabía nada, pero que te conocía muy bien, y que serías incapaz de irte por algo que hubiese echo ella sin decírselo. No le mencioné que no era por lo que había echo, sino por lo que no hacía o no haría nunca, empezar una relación contigo.
Yo sentí que mis secciones le habían venido muy bien, y el resultado fue asombroso: durante dos días volvió a ser la Brennan que todos conocíamos. Pero justo la noche en que le dijimos que veníamos a verte empezó a comportarse de un modo extraño, se vino a bajo, estaba tan mal que cogió su abrigo y se fue del laboratorio. Todos estábamos muy preocupados porque no sabíamos donde había ido. A Ángela se le ocurrió que quizás estaba en el Royal Dinner, y allí la encontró. Según me dijo ella, Brennan tenía la cara llena de lágrimas y estaba en una de las mesas colocadas al fondo del local tratando de parecer que leía algo aunque solo utilizaba el libro para que no la vieran llorar. Ángela hablo con ella:
- Brennan, estabas aquí. Nos tenías preocupados.
- Lo siento Ángela, no era mi intención. Sólo quería estar sola, necesitaba pensar.
- Pero, ¿qué te ocurre Bren? Desde que Booth se fue te comportas de un modo extraño, nunca estás para tus amigos, vives en otro mundo. Estamos asustados cielo, pero no te podemos ayudar si tú no nos dejas.
- Es que no es fácil para mi Ángela, ni yo misma se lo que me ocurre. Nunca me había pasado esto. Creía que todo se debía a que me sentía culpable por la marcha de Booth, pero me he dado cuenta que no es por eso, aunque no estoy segura de lo que es. Ángela, nunca había sentido tantas cosas juntas, todo esto para mi es nuevo, no se como enfrentarme a ello, y no quiero lastimar a Booth. No puedo ir con vosotros, pero debes prometerme que no le contarás esto a nadie Ángela, mucho menos a Booth, ya se que no esta bien mentir, y mi parte racional me dice que esto que estoy haciendo me va a traer problemas, pero siento que debo hacerlo Ángela, no se si me entiendes.
- Claro que te entiendo cariño, mejor de lo que crees.
Así sucedió todo Booth. Ángela me lo contó, pero bajo secreto profesional, y yo eso no lo puedo traicionar. Por ese motivo no te pude contar nada antes. Lo siento Booth, pero hice una promesa”
- No te preocupes Gordon, te entiendo, ahora sé la verdad y eso es lo que importa. Te agradezco mucho que me lo hayas contado, sé que para ti no habrá sido nada fácil.
- Hice lo que debía Booth, tenías derecho a saber la verdad después de todo lo que has sufrido por ella.
- Bueno, te tengo que dejar Gordon, tengo un caso y estoy de camino. Te llamaré.
- Está bien Booth. Bye.

Me quedé un poco preocupado. No sabía si había sido muy buena idea llamar a Gordon antes de empezar a trabajar, ahora no me podría centrar en el caso. Pero debía hacerlo, quería mantener mi trabajo ahora más que nunca, pues no sabía si podría volver al Jeffersonnian cuando ya me habían buscado un sustituto.

- Ya estoy aquí- le dije a la agente.
- Ya era hora Booth, has tardado muchísimo. ¿Se puede saber que te ha pasado?- me dijo muy enfadada.
- Ya te dije que tenía que asearme y desayunar. He llegado lo más rápido posible.
- La próxima vez te avisaré mucho antes para que llegues pronto.
- Bueno, para ya, no he venido para que me castigues como a los niños pequeños cuando llegan tarde a clases, que he tenido una mañana muy dura. Dime de una vez que ha ocurrido- le dije. No tenía ánimos para estar peleándome con nadie, y mucho menos con ella.
- Últimamente estas de un humor de perros, no se que te ocurre, pero casi prefiero no saberlo- me dijo con suspicacia, para ver si le decía algo. Yo trate de no seguirle el juego, así que ella, viendo que no le iba a contestar, decidió dejarlo- A la dependiente le llegaron quejas de las clientas por la tardanza en uno de los probadores, así que la joven decidió acercarse por si había algún problema. Al no contestar, corrió la cortina y vio a un joven muerto.
- ¿Cómo puedo ocurrir? ¿Es que nadie vio no oyó nada?
- Al parecer nadie puedo oír ni ver nada. Sthepanie a podido determinar que la víctima fue asesinado, ha encontrado en ella varias marcas en forma de hoja, de lo que parece ser un pequeño cuchillo, como una navaja. Hemos presintado la zona, pero al ser un lugar público donde el gobierno gana gran dinero, solo nos han concedido tres días para resolver el caso. Por este motivo te llamaba tan urgentemente, debemos resolver pronto el caso.
- Pues empecemos. ¿Sabemos quién es la víctima?
- Están haciéndole la autopsia para ver quien es, en media hora tendremos los resultados.
Mientras esperábamos la autopsia, decidí dar una vuelta por los alrededores para aclarar mi mente, no había tenido tiempo de pensar en lo que me había dicho Gordon. Debía llamar a Bones y aclarar las cosas con ella. En cuanto volviera a casa lo haría, ya que ahora estaría durmiendo y no quiero molestarla.
- Booth, ya tenemos el nombre de la víctima. Se llamaba Erik Mathew y era bailarín. Trabajaba de monitor de adultos en la escuela de Salsa “Pura sangre”.
- Bien, ya tenemos algo. Vamos a esa escuela entonces- le dije. No quería perder ni un instante de tiempo, debíamos encontrar al asesino.
Al llegar a la escuela pudimos comprobar que el profesor era un buen bailarín. Tenía multitud de premios en las repisas del local. Era un lugar muy amplio, al fondo se podía ver una barra para bailarines de ballet, y justo enfrente había un enorme espejo que ocupaba toda la pared. Las paredes laterales tenían cada una puerta. Llamamos a un de ellas, y no nos abrieron. Sin embargo, escuchamos voces, y decidimos abrir. La puerta daba a un pasillo. Conforme nos acercábamos escuchábamos más y más gritos. Parecían dos personas peleándose.
- No deberías haberlo hecho.
- Yo no quería, pero no tenía más remedio Simon.
- Siempre hay otro modo de solucionar las cosas, pero tú te pasaste Edward.

- ¿Eh, que ocurre aquí?- dije entrando y alzando la voz para que parasen de gritar. Estaban en una habitación pequeña, en forma cuadrada, muy oscura, solo iluminada por una pequeña bombilla cuyos rayos apenas daban para iluminar la mitad de la estancia. Uno de los hombres agarraba al otro de los hombros y lo zarandeaba.

- Perdonen, ¿querían algo?

- Somos agentes del FBI, estamos investigando la muerte de Erik Mathew, el bailarín de este local. Queríamos hablar con el encargado de la escuela.

- Bueno, yo me voy ya Simon, ya nos veremos.

- Adiós Edward, y piensa en lo que te dije- le dijo al otro mientras se marchaba. Se dirigió a mi- yo soy el encargado, Edward Smith- dijo el hombre que había sido zarandeado, tendiéndome la mano- ¿Qué quieren saber?

- ¿Llevaba mucho tiempo Erik trabajando para aquí?

- Erik siempre ha estado vinculado a este lugar. Su madre también era bailarina, y trabajo aquí durante algunos años. Erik despuntaba desde muy pequeño, y le gustaba ir con su madre a verla bailar. Pronto se fue haciendo conocido por el local, y algunos días nos pedía quedarse para aprenderse las coreografías de su madre. Con los años, empezó a hacer competiciones profesionales, y a ganar muchas de ellas. Hace alrededor de seis años, su carrera de bailarín empezó a decaer tras la muerte de su progenitora, no levantaba cabeza, así que decidió retirarse de las competiciones para dar clases a otros futuros bailarines. La noticia se hizo tan popular que llegó a oídos míos. Yo llevaba ya tiempo pensando en dejar el local solo para el baile, así que fui a hablar con Erik para ver si quería dar clases en la futra escuela que iba a abrir. Erik no se lo pensó dos veces, me dijo que siempre había guardado muy buen recuerdo de ese local que fue su primera escuela, y que para él sería un placer dar clases aquí. Desde entonces se convirtió en la estrella de la ciudad y de mi local.

- ¿Tenía algún enemigo? En el mundo de baile hay mucha competencia.

- Yo no se mucho de su vida fuera del trabajo, pero quizás Leonor sepa algo más de ella. Es su novia, lo conoce desde niño, si necesitan saber algo ella os lo dirá, lo conoce mejor que nadie. Vive a dos manzanas de aquí.

- ¿Sabe usted si Erik iba acompañado el día de su muerte, si iba con alguien a ese centro comercial?

- Siento no serles de mucha ayuda, pero es que yo no se nada de él salvo su carrera artística. No me gusta meterme en la vida privada de las personas.

- De acuerdo. Muchas gracias por todo señor Smith. Si escucha o recuerda algo más avísenos, ¿de acuerdo?

- Claro agente.

La agente me esperaba en la sala de entrada. No había querido bajar conmigo, decía que no le apetecía ver una demostración de testosterona, así que al subir le conté lo ocurrido, y me pidió que fuera a ver a la novia, que ella intentaría buscar junto con Morgan a los compañeros en los años en los que Erik hacía competiciones.

La novia estaba destrozada. A duras penas fue capaz de decirme que dijo que Erik siempre había sido muy envidiado por todos los compañeros de profesión, que tenía el baile en la sangre, y que tras la muerte de su madre, los compañeros le hicieron muy difícil su trabajo, tanto, que al final tubo que dejarlo para dedicarse a dar clases, así que no solo se había retirado por la muerte de su madre. Había algo más en esa despedida de las competiciones tan repentina.

Fui a ver a la agente y me dijo que había descubierto que Edward, el hombre que habíamos visto enfrentarse a Simon, había tenido problemas con Erik y había tenido que ser eliminado de alguna competición por mala conducta hacia su compañera. Ya había pasado dos días, quedaban unas escasas 24 horas para finalizar el plazo concedido, así que fui a buscar a Simon, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí a la novia de Erik bailando en el local. No me había mencionado que trabajara en el local, y mucho menos que fuese bailarina. Fui a entrar en el local pero justo cuando fui a abrir la puerta, vi como la chica cogía una pequeña navaja para cortarse un pequeño desgarro que se había echo en el vestido, y a la víctima la habían matado con un arma similar a una navaja, debía llamar a la agente, podía ser el arma homicida.
- Creo que tengo a la asesina y el arma homicida.
- ¿Asesina?
- Si, has oído bien. Necesito que me envíes una patrulla a la escuela de baile.
- Esta bien, ya van para allá. No hagas nada de lo que pueda arrepentirte después Booth.
No tenía más remedio que esperar. No podía entrar y apresarla, no sin pruebas de que esa fuese el arma, no tenía pruebas algunas.
Tras llegar la agente, entramos en el local, y tal y como yo sospechaba, la hoja de la navaja coincidía con las marcas encontradas en la víctima, así que apresamos a la novia de Erik.
Pero la chica se negó a hablar sin un abogado. Lo que único que pudimos obtener de ella fue la negación de haber sido ella la asesina de Erik. Tras el análisis de ADN de las huellas obtenidas en el arma homicida, pudimos obtener la identificación de los asesinos, ya que había dos clases de huellas diferentes, las de la novia de Erik y las de Edward. Hicimos dos interrogatorios por separado, y al final Simon acabo confesando tras mentirle diciéndole que la chica de Erik había contado la verdad:
“Samantha, la novia de Erik, era una profesional de la danza, era la ganadora de los internacionales de baile. Conocía a Erik desde la infancia, y siempre menosprecios su trabajo, hasta que se dio cuneta de lo influyente que podía llegar a ser. Tras la retirada de Erik, Samantha pensó que tenía vía libre, ahora podría trabajar sin la sombra de su novia, pero se equivocaba. Tras la entrada de Erik en la escuela de baile, ganó mucha fama, y Samantha cayó empicado, ya nadie hablaba de ella, solo se hablaba del buen trabajo que Erik estaba realizando con los futuros profesionales. Samantha estaba rabiosa. El día de su muerte, tenían programado ir de compras, yo estaba por allí de casualidad, no estaba preparado, pero Samantha me invitó a dar un paseo con ellos, al parecer, lo tenía todo programado. Entró en una tienda y me pidió que intentará hacer algo que distrajera a la gente, que no les permitiera estar atenta a ella, así que hice lo que me pedía, le tenía mucho miedo a la chica: me hice el loco y le hice creer a los clientes y las dependientas que no sabía donde estaba, así que todo el mundo se quedo pendiente de mi mientras Samantha… no puedo ni pensarlo”
- Edward Smith, queda detenido
Tras su confesión hablamos con Samantha:
“Erik era el mejor en todo, el mejor novio, el mejor bailarín, el mejor… Estaba cansada de ser su sombra, quería ser conocida por mi trabajo, no por ser “la novia de”, llevaba ya muchos años siéndolo, y ya no podía soportarlo más”

- Agente, buen trabajo, lo hemos conseguido resolver antes del plazo dado- le dije a la agente, ya que sin ella el caso no podría haber sido resuelto.
- No Booth, gracias a ti. Te he dejado la mayor parte del caso a ti, para ver si estabas preparado para llevar un caso solo y ya veo que si. Has pasado mi periodo de prueba, y además con buena nota.
- ¿Pero estaba de prueba? No sabía eso- le dije. Odiaba que me mintieran.
- Necesitaba hacerlo Booth, no es nada contra ti, solo necesitaba ver como de bueno eras, porque me dejaste muy bueno impresión cuando me ayudaste con la muerte de mi compañero.
- Esta bien, pero entonces, ¿ya no hay más periodos de pruebas, no?
- Se acabaron las pruebas Booth, desde ahora eres un miembro más del instituto Castle- me dijo con una amplia sonrisa.

domingo, 25 de abril de 2010

CAPÍTULO 2: SOSPECHAS

Había pasado una semana desde mi llegada a Londres, y aun no había recibido ninguna llamada de los chicos del Jeffersonnian. A excepción de Gordon Gordon, nadie se había interesado por mí, parecía como si ya no les importase, era tan extraño pensar que se habían olvidado de mí.
NO.
Había tenido que ocurrir algo y por eso no me llamaban. Pero, ¿que clase de echo hace que se ocupen tanto de él que no tengan tiempo para llamarme?
Mientras seguía dándole vueltas al tema, alguien llamó a la puerta.
- ¡Ya voy!- dije yo. No esperaba visitas. ¿Quién podría ser?
- ¿Quién es?
- Servicio a domicilio.

Que raro, si yo no había pedido nada. Sería una broma de alguno de los niños de la zona, les gustaba enfadar a los recién llegados. Pero, no quería que tomaran represalias hacia mí, por lo que me dispuse a abrir.
- ¡SORPRESA!
- Chicos, ¿pero que hacéis aquí?- dije mientras les daba un gran abrazo a todos. No me lo podía creer, mi equipo del Jeffersonnian había venido desde EEUU hasta aquí solo para verme, y estaban todos: Gordon Gordon, Cam, Angela, Hodgins, Sweets, Daisy, Wendell, Arastoo, Fisher,… ¡No podía ser! ¿Dónde estaba Bones?
- Decidimos darte una sorpresa. Te echamos de menos, y, como Gordon nos dijo que nos echabas en falta, (al decir eso, inmediatamente Gordon Gordon, me echó una mirada suspicaz. Uff no sabían nada, bueno, nada del motivo por el que me había marchado. Gordon era un amigo leal, de eso estaba seguro) dijimos: “¿Por qué esperar aquí a que haya noticias suyas? ¿Por qué no podemos ir nosotros a visitarle y a saber como le va todo?”
- Muchas gracias a todos por venir, no os esperaba, estaba ahora mismo pensando en ustedes, creía que os habíais olvidado de mi- les dije yo, aunque mi cabeza estaba en otra parte. ¿Qué le habría ocurrido a Huesos para no venir a verme a mi, su compañero de trabajo durante tantos años?
- No parece que pienses eso Booth- me dijo Sweets. Caray este chico era bueno, no se porque no lo tomaría más en serio antes.
- ¿Estás pensando en la doctora Brennan, verdad?- me dijo Gordon. Un minuto después vi una sombra de arrepentimiento en su mirada. Se había dado cuenta que no debería haber dicho eso.
- Si, la he echado en falta. ¿Dónde está? ¿Por qué no ha venido?- inmediatamente todos se miraron y se quedaron si saber que decir.
- Ummm..... Verás Booth, es que Brennan…
- Chicos, necesito la verdad, no quiero que me mintáis.
- Esta bien Booth. Serás mejor que se lo cuentes tú- dijo Cam dirigiéndose a Gordon Gordon.
- Booth, Brennan está de viaje, Cam le encargó que se encargara de un caso en Sudamérica y se ha tenido que trasladar allí. Por eso no quería contártelo, porque se siente culpable, ¿verdad Cam?
- Eh si claro, me sentí fatal, no sabía como te lo ibas a tomar- No la veía muy convencida de lo que decía, me estaban ocultando algo, pero no sé que puede ser. De todas formas, habían echo un esfuerzo por venir, no quería menospreciarlo. Me ocuparía de averiguar la verdad en cuanto se fueran.
- No te preocupes Cam, lo entiendo. Decidle que la echo de menos, y que me hubiese gustado haberla visto.
- Se lo diremos Booth, le gustará saber que te has acordado de ella- Ángela parecía sincera al decírmelo.
- Bueno, contadme, ¿Cómo sigue todo en el Jeffersonnian?
- Bien Booth, todo sigue como siempre. Las cosas no han cambiado mucho por allí, el único cambio ha sido la entrada de un nuevo agente del FBI para ocupar el puesto que tú dejaste. El resto sigue igual- me dijo Hodgins. Me miró con una gran sonrisa. No me había dado cuenta hasta ahora de lo agradable que podía llegar a ser Hodgins. Era un buen tipo, y por la sonrisa dibujada en su cara, me atrevería a aventurar que me había echado de menos. Nunca supe lo que tuve hasta que lo perdí por mi estúpido enamoramiento de Huesos que no me había llevado a ninguna parte. Pero aun así, aun sabiendo que nunca podría ocurrir, no me la podía sacar de la cabeza.
- No nos ha dado tiempo a ver la ciudad. ¿Por qué no nos lleva a ver Londres y nos cuentas como te va en el nuevo instituto?
- Está bien, pero antes dejarme llamar a mi compañera del FBI para que sepa que hoy no voy a trabajar- dije yo. Me vendría bien tomar el aire un poco, y como, en el Castle habíamos dos agentes del FBI, la agente me dijo que si necesita algún día libre se lo pidiera, que si el caso no era muy complicado o urgente, me lo daría.
- Hola compañera- le dije con un tono irónico. En esta semana me había demostrado que de compañera tenía muy poco, pero debía intentar llevarme bien con ella, me gustase o no, ya había firmado el contrato, así que me esperaba un largo a su lado.- Necesito que me des el día libre, han llegado mis compañeros del Jeffersonnian y quiero estar con ellos. ¿Hay algo urgente para hoy?
- No te preocupes Booth, no hay mucho hoy, nos han mandado a que resolvamos un caso de hace 20 años que teníamos archivado por falta de pruebas, así que hoy no hay nada que puedas hacer, ni siquiera yo puedo hacer hoy mucho. Vete y disfruta de su compañía Seeley.
- Muchas gracias, me va a venir muy bien desconectar un poco, hemos tenido una semana ahora.
- Si surge algo urgente, no dudes en llamarme.
- Esta bien Seeley, pero no te preocupes. Relájate, yo te llamo si ocurre algo. Bye Seeley.
- Good bye compañera.
- Solucionado chicos, nos vamos.

Estuvimos toda la tarde fuera. Dimos una vuelta por el centro, y después, les lleve a mi Pub favorito, el que había conocido gracias a mis nuevos compañeros. Estos me habían ayudado mucho en los días en los que me encontraba bajo de ánimos. Sin embargo, Sthepanie seguía con su misma actitud hacia mí, pero bueno, ya me había acostumbrado a ella, era un poco irritante, pero no solía pasar de eso.

Les estuve explicando como funcionada el equipo en Londres, que la cultura no era la misma y a veces me costaba adaptarme,… cuando de repente sonó mi teléfono.
- Atiendo la llamada y enseguida estoy con ustedes, ¿OK?
Te esperaremos aquí Booth- me dijo Gordon. En su mirada pude ver una nota de asentimiento. ¿Por qué sentía hoy que Gordon no había venido a verme solo por ver como me iba por Londres? Me daba la sensación que había venido a ejercer su carrera de psicólogo conmigo, como solía hacer antes, y la idea no me gustaba mucho…

- Agente especial del FBI Seeley Booth.
- Booth, soy Brennan.
- ¡Bones! No esperaba tu llamada, que grata sorpresa.
- Te llamaba para que supieras que no he podido ir porque…- me empezó a decir en un tono algo distante.
- Si, ya me lo ha contado Gordon, porque Cam se sentía tan culpable que no se atrevía a decírmelo por temor a como reaccionaría.
- ¿Culpable de que?
- ¿Cómo que de qué? ¿De que va ser Huesos? De haberte mandado a Sudamérica para que resolvieras el caso.
- ¿Pero que caso? ¿Si no estoy ahora con ningún caso?
- ¿Cómo que no Bones?
- Ams, el caso- me dijo ella. Yo la conocía demasiado como para saber que era la típica contestación afirmativa que solía dar cuando sabía que era algo que ella no comprendía. Había algo en todo esto que no me gustaba. Bones no era la misma, había algo en su tono de voz que no me gustaba.
- Ya esta entonces todo dicho. Me tengo que poner a trabajar, que llevo el caso un poco atrasado.
- Brennan, ¿estás bien? Pareces un poco distante. ¿Hay algo que yo debería saber?
- No, estoy bien Booth. ¿Porque deberías ahora preocuparte por mi cuando ni siquiera te molestaste en decirme que te ibas a Londres? ¿Por qué deberían de ser diferentes ahora las cosas Booth?
- Por esto no te dije nada Bones, no quería lastimarte con mi decisión, pero es algo que debía hacer.
- Yo también hice lo que debía hoy quedándome aquí a resolver el caso Booth. Creo que no tenemos nada más que hablar- me digo huesos con la voz rota de dolor.
Dicho esto me colgó.
Nunca pensé que mi decisión le iba a afectar de este modo. Para ella sólo era su compañero de trabajo, su amigo, pero nada más, no debería de ponerse a sí, a no ser que…
No, no podía ser. Bones me había dejado claro más de una vez que ella no creía en el amor, para ella era una simple reacción química, nunca se llegaría a enamorar de mí. Pero había algo tras su voz que no me convencía mucho. Su teoría no era más que eso, una teoría que ella misma se había creado a modo de coraza para protegerse, y puede que incluso ella, la mujer armadura, hubiese sentido algo hacía mí, pero su mente, que lo llevaba todo a la racionalidad, se negara a admitirlo. Por eso, ella nunca me lo reconocería, y yo no quería forzarla a que hiciera algo que no sentía, o no quería sentir.

Al entrar de nuevo en el Pub, pude ver a los chicos del Jeffersonnian riéndose y charlando distendidamente. A mí no me quedaban ánimos para nada después de la llamada de Huesos, pero no quería lastimar a mis amigos, habían venido desde muy lejos sólo para verme, así que intente recomponerme y parecer lo más sereno posible ante los chicos, no quería preocuparlos con mis cosas.
- Ya estoy- dije, tratando de sonar lo más alegre posible.
- ¿Quién era Booth?- me preguntó Gordon. Su mirada me atravesó todo el cuerpo y me produjo un tremendo escalofrío. Sentí la necesidad de contarles la verdad, bueno, o al menos, parte de la verdad. Antes o después se acabarían enterando, y no quería que me reprocharán no habérselo contado en su momento.
- Brennan. Me llamaba para disculparse por no haber podido venir- les dije. Después de todo, ellos se preocupaban por mí, era justo que se lo contará, aunque no pensaba mencionarle nada de su frialdad hacía mi ni de la conversación tan dura que habíamos mantenido. Eso era algo entre nosotros dos, no tenían porque saber nada de ello.
- ¿Pero tú estás bien Booth?- me dijo Gordon. Tenía un sexto sentido, me atrevería a aventurar que sabía que había pasado algo más en esa llamada.
- Estoy bien, no os preocupéis, pero no quiero hablar más de Brennan. ¿Podemos cambiar de tema?
- Si, claro- me dijo Ángela- ¿Cómo es son tus nuevos compañeros de trabajo?

Y así nos pasamos todo el resto de la tarde, hablando sobre mi trabajo en Londres, mis compañeros,…
Al caer la noche, nos dirigimos hacia el aeropuerto. Cam tenía que volver al laboratorio porque la llamaron para un nuevo caso, y le pidió al resto del equipo que volviera con ella, así que fui a acompañarlos al aeropuerto para despedirlo. Les prometí que la próxima vez sería yo quien iría a verlos.

Tras verlos marchar, me fui a mi casa. Había sido un largo día, me había alegrado mucho ver a todo “mi equipo”, pero la llamada me había dejado preocupado.
Mientras iba de camino estuve pensando en ello, pero no encontré ninguna respuesta lógica a su comportamiento. Tampoco había podido hablar a solas con Gordon (estaba seguro que él sabía algo) porque los chicos se hubiesen dado cuenta. No sabía que hacer, pero necesitaba averiguar que le ocurría a Huesos.
Al llegar, deje la cazadora en el perchero y me fui directo a la habitación. Necesitaba pensar, y mientras pensaba y pensaba, notaba que los párpados me pesaban. La luz se fue haciendo cada vez más tenue, hasta que me fue imposible distinguir nada.

…..
-Bones, he soñado tanto con el momento en que pudieras hablar tranquilos, y ahora estás aquí. No me lo creo. Necesitaba saber porque esa actitud hacia mí, creo que no te he dado motivos para que me trates de ese modo.
- Lo sé Booth, se que no me has dado motivos. No se porque me ocurre esto, intento comportarme de la manera más racional posible, pero mi corazón quiere algo diferente de lo que quiere mi mente, y no sé que hacer, estoy asustada. Trato de no culparte de mi comportamiento, pero no puedo. No se que hacer Booth, no quiero que me hagan daño, y ahora mismo soy muy vulnerable.
- No te preocupes Bones, te ayudaré.
.....

CAPÍTULO I (SEGUNDA PARTE): COMENZANDO

- Agente, parece ser que la víctima murió ahogada hace unas seis horas.
- Así que murió sobre las 2 de la madrugada…. – dijo la agente, un poco dubitativa.
- Bueno, pues sabida la hora, ¿podemos hablar ya con Jon?- pregunté yo. No me parecía que hubiese sido él, pero necesitábamos algo para poder seguir con él caso, algún hilo del que tirar, y quizás él supiese algo.
- Ahora si Booth, con la hora de la muerte de la víctima podemos intentar ver donde estaba Jon y corroborarlo. Voy a llamarlo, creo que antes estaba por aquí para ver como iba todo.
- Jon, puedes venir, queremos hacerle algunas preguntas- dijo la agente de mala gana.
- Claro, no hay problemas, me gustaría ayudar en la medida de lo posible en la investigación.
- Pues entonces díganos donde estaba sobre las 2 de la madrugada, señor Steven- le dije yo.
- En la parroquia, tenía hoy una misa y la noche antes siempre me quedo allí preparándola.
- ¿Hay alguien que pueda confirmarlo?
- Como comprenderá señor, ha esa hora no suele quedar nadie en la iglesia, solo me quedo yo, así que no, no tengo coartada, pero le prometo que yo no fui.
- Yo no dudo de usted señor pero comprenda que hasta que no tenga más datos es usted el principal sospechoso, así que intente no salir del país.
- Descuide señor, no voy a ir a ninguna parte.
Me aleje de la zona. Teníamos que darnos prisa en obtener la prueba de ADN, si llegaba a oídos del asesino que la policía y el FBI andaba tras él, nos iba a ser más complicado atraparlo.
- Thomas, necesito que te encargues de obtener el ADN de la joven, hemos podido obtener un pelo de la joven, con eso te bastará. Lo necesito para esta tarde, es urgente- le dijo Sthepanie. Por un momento me recordó tanto a Bren, su implicación en el caso, su deseo de obtener pruebas tangibles…. ¡Como la echaba de menos!
- Estará para el termino de la mañana Sthepanie.
A las doce de la mañana ya teníamos las pruebas de ADN. Thomas era un genio, trabajaba a destajo, y no paraba hasta que no veía una respuesta clara al problema.
Se trataba de Cristine Hund, una joven profesora de educación física secundaria del International School del pueblo.
Tras informárseme de quién era la víctima, le pedí a la agente que me dejase hablar con John, para saber si la conocía. Ésta me lo permitió, pero no sin antes avisarme que tuviera cuidado con lo que decía, que esto no era América, y estaba bajo su responsabilidad, con lo cual, debía evitar hacer cualquier cosa que pudiera arruinar la investigación.
No me gustaba mucho el modo con el que a veces me solía tratar, ¿con quien se creía que estaba trabajando?, ¿es que soy un niño al que hay que indicarle todo para que lo haga bien y no se equivoque? Sabía hacer bien mi trabajo y odiaba que me dieran órdenes, ya estaba bastante crecidito para eso.
- Señor Jon, ¿podríamos vernos dentro de una hora, necesito hacerle más preguntas sobre el caso?- pese al tono de la agente al hablarme, no se negó a facilitarme un número de teléfono para poder contactar con Jon.
- Claro señor, venga a la parroquia, allí podrá encontrarme.
Al llegar allí vi al señor Steven, estaba esperándome.
- Bienvenido a la casa del dios, señor Booth.
- Gracias padre. Necesito saber si conocía usted a Cristine Hund.
- Si señor, claro que la conozco. ¿A que viene esa pregunta?
- Siento comunicarle que la mujer que usted encontró muerta era ella.
- No puede ser, pero si era muy joven. Era una fiel feligresa. Su familia llego al pueblo hace 15 años, y se introdujo muy bien en la comunidad. La joven era un ángel, una chica muy dulce, no andaba en problemas, todos la teníamos por una gran chica. De ahí que quiera colaborar, me ha entristecido mucho su muerte. Dios siempre hace las cosas con un fin, por eso sé que se la ha llevado porque tendrá otro destino encomendado para ella. Seguro que está en el paraíso con los ángeles.
- ¿Sabía si había alguien que tuviese algún conflicto con ella?
- No señor, como ya le he dicho, Cristine era una joven muy centrada y muy madura, todo el mundo la adoraba. Lo único que sé es que no mantenía mucho contacto con su hermanastra Jenniffer Swann, al parecer tenía tan mal carácter que había causado varios enfrentamientos con diversos miembros de la familia, entre ellos, Cristine.
- Así que Jenniffer causaba problemas en la familia… Interesante- dije yo, la verdad es que la historia se ponía muy atractiva- Y, ¿tiene usted conocimiento de si la joven tenía novio padre?
- Si, salía desde hace algún tiempo con Robert Jones, entrenador personal, un joven muy agradable.
- Muchas gracias por toda la información padre, me ha sido de gran ayuda.
- Es un placer colaborar, Cristine era una gran persona, y se debe de hacer justicia.
Con las ideas un poco más claras sobre la víctima, la agente y yo decidimos ir al International School para averiguar más datos sobre la víctima, pues ahora parecía que la sospechosa podría ser la hermanastra, aunque no nos terminaba de encajar, ya que habíamos comprobado su coartada y la joven había estado el día de la muerte de la hermanastra en casa de una amiga celebrando pasando la noche.
En el instituto, nos atendió el director, quien nos informó que Cristine era una joven muy activa, de mente muy abierta. Tenía dos grandes amigos, Estefany Meyer, actual estudiante de derecho, que era amiga de la víctima desde la infancia, crecieron juntas y vivieron toda su adolescencia y madurez juntas, y Riley, íntimo amigo de la joven, según el director, parecía que entre Cristine y Riley no habían secretos, lo sabían todo el uno del otro.
Con tanta información y nada claro, andábamos un poco perdidos, así que decidimos volver a analizar el cadáver de la joven. Melinda, que también se encargaba de la parte de análisis de los huesos, necesitaba que se extrajera toda a piel para poder estudiarlos, pero al empezar con la retirada, se dieron cuenta que se habían pasado algo por alto: la víctima tenía debajo de una uña lo que parecía ser un poco de piel. Esto fue una gran revelación, pues no podía dar una idea de la última persona que estuvo con la víctima, para lo cual volvieron a hacer una prueba de ADN. Las pruebas arrojaron datos sorprendentes, por lo que la agente me propuso ir a registrar la casa de la víctima, haber si de ese modo encontrábamos alguna otra prueba.
La casa era muy grande, y estaba completamente decorada con cuadros de naturaleza, mares embravecidos, bosques frondosos, caballos galopando en plena naturaleza… Tenía dos plantas, comunicadas por una escalera de caracol, y… ¡¡ESTABA COMPLETAMENTE LLENA DE SANGRE!!
Al registrar un poco más dimos con un vaso con zumo de naranjas lleno de huellas dactilares. Mandamos una pequeña muestra al laboratorio, y el resultado fue escalofriante: el zumo estaba envenenado con solanina. Las huellas del vaso de zumo pertenecían a dos personas diferentes, una era la víctima y la otra estaba un poco confusa. Así que todas las pruebas parecían indicar que había una persona suelta que había envenenado a la víctima, aunque no sabíamos muy bien si la víctima tomó o no ese vaso de zumo, pero no podíamos pasar por alto las manchas de sangre, pues quizás el sospechoso no la mató.
Para tratar de clarificarlo todo, extrajimos una pequeña muestra de sangre de cada sospechoso (Jon, aunque sabíamos que él no había tenido nada que ver; Jenniffer, pese a que tenía una coartada; Estefany; Riley y Robert) e identificamos sus grupos sanguíneo. Uno de ellos coincidía perfectamente con el de las manchas de sangre de la casa de la víctima. Pese a ser totalmente contradictorio según la información que teníamos de él por Jon, parecía que el asesino era Robert, por lo que sólo nos quedaba tratar de averiguar si la víctima había tomado ese zumo envenenado, para lo cual Melinda hizo un análisis del contenido estomacal de Cristine, que dio positiva.
Obtenidas todas estas pruebas estaba claro que el sospechoso era Robert, así que lo apresamos, y tras un largo interrogatorio nos contó lo ocurrido:
“Cristine, era una joven profesora de educación física amante del deporte. Un día, Riley, su mejor amigo, le propuso que se apuntara con él a mis clases de entrenamiento personal, y ella aceptó. Así, día tras día, nuestra relación se iba haciendo más estrecha, hasta que acabamos haciéndonos pareja. Pero yo soy una persona muy celosa, y me molestaba mucho como la trataba Riley, sin embargo, ella siempre me dejaba claro que entre era su mejor amigo, casi como su hermano, y que nunca ocurriría nada entre ellos dos, que solo yo la pertenecía.
Así pasaron los meses. Yo cada vez me ponía más celoso, hasta que ese día ocurrió lo que nunca debió ocurrir: fui a recoger a Cristine del trabajo y ví como Riley la esperaba en la puerta y la besara, sin que ella se negara.
Esto me molestó tanto que pensé en darle un pequeño susto a mi novia. Deje en nuestra casa (vivíamos juntos desde hace un par de meses) un zumo de naranjas, al cual le había añadido unas cuantas gotas de solanina, junto con un ramo de rosas, y me fui a esperarla detrás de la casa, en el jardín, donde ella no pudiera verme. Cuando ella llegó, cansada de dar clases, y vio el zumo de naranjas, no se lo pensó dos veces y se lo bebió.
Viendo que no le producía ningún efecto el zumo, pensé que había fallado en el intento de asustarla y decidí entrar para hablar con ella y que me explicara lo que había visto. Al final, acabamos haciendo las pases, ella m dijo que fue un pequeño desliz, que no volvería a ocurrir, y yo, como la quería tanto, la perdone. Sin embargo, al cabo de nueve horas, cuando ya estábamos durmiendo, se levantó porque se encontraba mal. Yo no creía que fuese nada importante, así que me quedé en la cama. Pero, de repente, escuché un ruido ensordecedor, y cuando me levanté, vi que se había caído por las escaleras, se había dado un golpe en la cabeza, y había provocado un gran charco de sangre a su alrededor. Yo, asustado, destrozado ante la muerte de mi novia y viéndolo todo lleno de sangre, decidí taparla y llevármela para tirarla al cabo, donde yo creía que sería más difícil localizarla”.
- Vaya primer caso me ha tocado, un novio celoso intenta matar a su mujer y lo que creía que había sido un intento fallido, se convierte en su muerte. No creía que fuese Robert el culpable de su muerte, parecía un chico sensato.
- A si es Seeley, como dice el dicho, “nada es lo que parece”
- No, ya lo creo que no- dije yo.

CAPÍTULO I (PRIMERA PARTE): COMENZANDO















Todos me decían que yo ya no era el mismo, que había cambiado, había desparecido el tipo alegre al que le encantaba hacer reír a los demás, y 
en su lugar, había dejado a una persona triste. Pero no podía ser de otro modo después de lo vivido creyendo que era real, siendo, sin embargo, el sueño en el que estuve sumido durante unos días tras mi entrada en coma.
Ya nada volvió a ser como antes para mi, no podía verla con los mismo ojos, por eso decidí apartarme de ella durante un tiempo; aunque con ella se quedará la mitad de mi corazón, necesitaba poner tierra de por medio y tratar de olvidarla.
Brennan era el motivo de mi tristeza, ella se había convertido durante unos días en la mujer de mi vida, en la razón de mí existir, algo que yo anhelaba desde el primer momento en que la conocí, pero que, por temor a no ser correspondido me negué a mi mismo. Pero, tras la vuelta a la realidad, me di cuenta que todo lo que yo creía real no era más que una burda mentira que mi subconsciente había reproducido, ya que Bones jamás se fijaría en mi, como ella misma diría “el amor es algo totalmente irracional, es una reacción química producida por el propio corazón”. De este modo, tras mi recuperación del coma, recogí mis pertenencias y puse rumbo a Londres, donde, tras el asesinato al que fuimos enviados, hicimos amistad con una agente del FBI y el antropólogo forense con el que “trabajaba”. Así que, tras mi mejora, llamé a la agente para saber si habría una plaza para mí allí, y ella, encantada, me aceptó.
La despedida fue muy dura. Con el tiempo supe que a Huesos le costó superarlo, pasó unos meses muy malos, tuvieron que darle la baja, aunque ella se negaba a aceptarla, pero Ángela acabó convenciéndola, pues, como ella misma le dijo, era mejor desconectar un poco y recuperarse para poder trabajar bien en los casos. Nadie entendió mi despedida, nadie sabía el motivo de mi partida, solo Gordon Gordon sabía la verdad, a él no le podía engañar, pero me prometió no contar nada.

Mi trabajo en Londres fue muy duro, echaba en falta a Huesos y al equipo, había aprendido a quererlos de verdad, y ahora, me costaba estar lejos de ellos, incluso, aunque me sorprendiera a mi mismo, acabé echando de menos aquellas sesiones psicológicas con Sweets.

Mi primer día de trabajo fue muy monótono…

- Seeley, tenemos que terminar con el papeleo para que puedas trabajar en mi equipo.

Parecía que no estaba de muy buen humor; sería mejor no contradecirla, no sabía hasta que punto podría llegar a enfadarse y necesitaba ese trabajo.

- Pero, pensaba que estaba ya todo arreglado.

- No, aun quedan algunos puntos que tenemos que poner el común.

- ¿Cómo que puntos? ¿Es que hay alguna condición para poder trabajar con vosotros?

La verdad es que esa idea de los puntos no me había agradado nada, pensé que ya me conocía lo suficiente como para poder confiar en mí. ¿Os es que después de lo que la ayudamos tras la muerte de su compañero iba a empezar a desconfiar de una de las personas que la apoyo en los momentos duros?

- Más que condiciones, es una pequeña cláusula que tienes que firmar en la que te comprometes a trabajar con nosotros un período de tiempo mínimo de un año. Si quisieses romper dicha cláusula una vez firmada sin haber terminado el período de tiempo indicado, deberás pagar una determinada cantidad en término de indemnización.


Dicho esto, nos pasamos toda la tarde poniéndonos de acuerdo para ver como sería todo a partir de ahora.

Al caer la noche, me despedí de la agente y me fui a mi nueva casa en Carnaby Street.
Al llegar, noté una gran sensación de vació. Recogí de una de las cajas de la mudanza una foto de Parker.
¡Cómo le echaba de menos!
Todas las noches solía llamarlo antes de irse a dormir. Ya era todo un hombrecito, y le gustaba que le contara las historias de los casos en los que trabajaba. Luego, solía preguntarle como le había ido el día antes de despedirme de él.
Pero hoy no iba a poder hablar con mi hijo, ya estaba bien entrada la noche aquí en Londres, así que allí en Estados Unidos habría amanecido hace un par de horas, por lo que Parker debería estar en el colegio.
Tendré que llamarlo mañana.
Fuera estaba nevando. Era un día muy frió, veía, desde mi ventana, las hojas de los árboles moverse con gran violencia. Parecía que el tiempo acompañaba a mi estado de ánimo.
Necesitaba desconectar, pero no me apetecía salir a la calle, se avecinaba una borrasca, y quería mantenerme bien de salud para poder trabajar. Así que se me ocurrió llamar a Gordon Gordon.

- Gordon, soy yo, Booth, perdona que te llame a estas horas, supongo que por allí no deben ser más de las 8 de la mañana, pero es que necesitaba hablar con alguien y no sabía a quien llamar.

- No te preocupes Booth, no molestas. Estaba esperando tú llamada, quería que a me contarás que tal te ha ido todo.

- Echándoos mucho de menos. El día ha sido horrible, me he tenido que comprometer a estar un año aquí, pero no se si puedo. Ya empiezo a extrañar a mi equipo.

- Por cierto, ¿qué tal están todos?

- Todos están un poco mal por tú despedida, pero no te preocupes, poco a poco se acomodarán a la situación. Tú solo preocúpate por mejorar en tu trabajo en Londres y que estén orgullosos de tenerte entre ellos.

- No se si lo conseguiré Gordon, esto es tan distinto a América, voy a necesitar tiempo para acostumbrarme a esta ciudad.

- Por tiempo no te preocupes, recuerda que has firmado un contrato de un año. Tienes tiempo suficiente para habituarte a Londres.

- Yo solo espero que todos en el trabajo me acojan igual de bien que lo hicieron el en Jeffersonian, aunque ningún laboratorio jamás superará a ese, allí he encontrado amigos de verdad.

- Deja de preocuparte y descansa un rato Seeley, mañana lo verás todo con más claridad.

- Está bien Gordon, te dejo que debes de estar ocupado. Te llamaré en cuanto pueda. Si hay noticias nuevas por allí me cuentas, ¿OK?

- De acuerdo. Hasta pronto Seeley.

- Adiós Gordon.


El día amaneció soleado, algo muy raro en Londres, así que me vestí rápido y me fui a dar un paseo para aclarar un poco las ideas. Tenía que olvidarme de toda mi vida anterior, solo así conseguiría avanzar y ser capaz de prosperar en mi nuevo trabajo.
Londres tenía su encanto, no era como Estado Unidos, pero tenía su magia, en ella se mezclaban una gran cantidad de culturas que hacían de esta ciudad inglesa un lugar con una gran riqueza.
Al llegar a casa llamé a Parker. Me contó como le había ido el día. Le prometí que lo llamaría todos los días antes de acostarse, como hacía siempre. Parker, contento, me dijo que esperaría mi llamada.
Al cabo de unos diez minutos, cuando me disponía a salir hacía el trabajo, sonó el teléfono.

- Seeley, ¿quieres empezar tu trabajo en Londres? Tenemos un caso.

- Muy bien, ¿de que se trata?

- Vente lo antes posible al Cabo Beachy, cuando estés aquí te lo cuento.

- OK. Voy para allá.


Al llegar allí, la agente me contó lo ocurrido.

- Ha aparecido en las inmediaciones del Cabo Beachy el cadáver de una joven ahogada.

- ¿Y por qué estoy yo aquí? Es un caso que le compete a los antropólogos y a la policía local.

- Pero al haber sospechas de que sea un asesinato el FBI entra a formar parte del caso.

- Entiendo. Entonces pasa a explicarme lo que sabemos hasta ahora.

- La chica hasido encontrada por el obispo del pueblo, John Steven, de camino hacia la parroquia. Él es el que ha llamado a la policía.

- Así que ese tal John parte como sospechoso.

- Eso es, por ahora, y hasta que no tengamos más pruebas parte como el principal sospechoso de la muerte de la joven, pero deberemos esperar hasta que lleguen mi equipo y nos puedan dar una hora de la muerte. Mira, por allí llegan- me dijo señalándome un claro en el bosque.

El lugar donde se había hallado a la víctima era una zona llena de árboles, muy frondosa, apenas había dos o tres claros en toda la zona en la que nos encontrábamos. A unos 2 metros del cadáver, había una gran masa de agua que formaba el Cabo Beachy. La zona era un lugar ideal para esconder un cadáver y no ser hallado.

- Hola chicos, os presento a Seeley Booth, agente del FBI de Estados Unidos que ahora a pasado a formar parte de nuestro equipo como otro agente del FBI.

- ¿Quiere eso decir que ahora trabajaremos para dos agentes del FBI?- pregunto una de las chicas, que parecía estar un poco furiosa.

- Exacto.

- Genial -musito la joven. Definitivamente no le resultaba nada agradable mi presencia. Me iba a tener que acostumbrar a que aquí no era más que un intruso en su trabajo.

- Seeley, te presento a Sthepanie, ella es directora del instituto londinense Castle, para el cuál tú trabajas ahora.

- Encantado Sthepanie –le dije a la chica, que seguía con la misma cara de no soportarme más. Así que ella no se encontraba agusto conmigo…

- Es un poco tímida, pero cuando la conoce se suelta bastante – dijo la agente, ante la falta de cortesía de Sthepanie.

- Ese de allí es Thomas, el antropólogo forense encargado del grupo de trabajadores de Castle.

- Ella es Melinda, y junto con David, se encargan de analizar los restos que nos permiten identificar los distintos escenarios de los casos.

- Hola Booth- me dijo David estrechándome la mano

- Te vas a cansar enseguida de nosotros –me dijo Melinda entre risas. Parecían agradables, quizás, después de todo, no iba a estar tan mal trabajar con ellos.

- Y por último, aunque no menos importante, mi mano derecha, Morgan, se encarga de analizarla mejor manera de contactar con los medios y con el sospechoso para que todo pueda tener un buen final.

- Encantado Morgan.

- Lo mismo digo Booth.

- Pues bien, echas las presentaciones, empecemos a trabajar chicos.