martes, 11 de mayo de 2010

CAPÍTULO 5: NUEVA VIDA



El viaje hasta EEUU se me antojo interminable, no veía el momento de pisar tierra firme.
Durante todo el trayecto no me había podido sacar de la cabeza la imagen de Bones, estaba deseando llegar y poder hablar con ella. Me sentía nervioso, expectante, ilusionado,… Era de esas veces en la que sientes tantas emociones que es imposible describirlas, es un cosquilleo en el estómago, un nudo en la garganta, una alegría inmensa,… Después de tres semanas en Londres me había dado cuenta que mi lugar estaba en EEUU, junto a ella, solo así podría vivir mi vida plenamente y ser feliz. Ocurriera lo que ocurriese no me iba a resistir a perderla, era todo cuento quería en esta vida, sería capaz de darlo todo por verla feliz, y sabía que ella podría ser muy feliz conmigo, me negaba a aceptar que ella no sintiese algo por mi, amor o no, pero algo sentía, y a mi con eso me bastaba, mi cariño y mi amor hacia ella harían el resto.

Mientras estaba de camino hacia EEUU estuve pensando en la mejor manera de hacer las cosas, no quería arriesgarme demasiado o que mis acciones dieran resultados que yo no quisiese.
Tras aterrizar el avión, cogí mis pertenencias y me dirigí hacia la salida del aeropuerto. Tomé un taxi y me fui directo al apartamento de Gordon Gordon; quería darle una sorpresa, me había ayudado mucho durante estas tres semanas, y tenía muchas cosas que agradecerle, por ello quería que fuese el primero en saber que había vuelto.
Me acerqué a su casa, y lo vi asomado a la ventana. Se había dado cuenta de que había llegado y se dirigió lo más rápido que pudo hacia la puerta de entrada de su casa.
- Pero Booth, ¿qué haces aquí? – me dijo dándome un gran abrazo.
- Quería darte una sorpresa
- Podrías haberme avisado, hubiese ido a recogerte al aeropuerto.
- Lo decidí todo precipitadamente, y quería que no supieseis nada hasta que no llegase.
- Y, ¿qué es lo que te ha llevado a volver?
- Es una larga historia.
- Pues entra y cuéntamela. Supongo que estarás cansado, te prepararé una taza de café.
- Muchas gracias – le dije mientras pasaba a su casa.
- Es lo menos que puedo hacer después de que sea a la primera persona a la que visitas tras llegar aquí.
- ¿Cómo sabes que soy la primera persona a quien he visto?
- Porque llevas las maletas aún, lo que me indica que no has ido a ver a ninguno de los chicos ya que de otro modo te hubiesen ofrecido dejarlas en su casa, y tampoco has podido ver a ninguno de ellos en el aeropuerto porque todos están trabajando y como tú bien has dicho, no saben nada de tu llegada.
- Muy buena observación Gordon – le dije entre risas. Como había extrañado estas conversaciones con él, era una gran ayuda tenerlo cerca, pese a no confiar demasiado en los psicólogos, había descubierto que Gordon podía ser algo más que eso, no era un simple psicólogo, era una gran persona y un gran amigo. En él se podía confiar, por eso me atreví a contarle la verdad de mi partida desde el principio, sabía que él no me iba a fallar.
- Gracias, viniendo de ti es todo un halago. Bueno, dime, ¿por qué has vuelto? – me dijo mientras me traía la taza de café que me había prometido. Yo sabía que él ya conocía mis motivos, y que sólo quería que me atreviese a contárselo.
- Creo que ya lo sabes – le dije con cierto donaire.
- ¿Acaso nos hemos intercambiado los papeles? ¿Desde cuándo eres tú psicólogo? No hagas suposiciones y cuéntamelo Booth.
- Está bien, te lo contaré, pero no quiero que luego de hagas ningún reproche.

Se mantuvo bastante callado mientras le contaba todo lo ocurrido tras mi llamada a Brennan la noche anterior. De ves en cuando arqueaba las cejas o hacía el amago de hablar, para luego volver a sumergirse en mi historia. Al acabar no me dio tiempo a descansar ni un segundo cuando me dijo:
- Pero Booth, debes ir a hablar con ella, yo no sabía nada de Nick, bueno, si sabía que te estaba sustituyendo, pero nunca dijo nada sobre que estuviera saliendo con él, ni siquiera Ángela lo sabía.
- ¿Entonces tú no tenías conocimiento de ésta relación?
- Claro que no Booth, si lo hubiese sabido te lo hubiese contado, o ¿es que no me conoces?
- Lo sé Gordon, no debería de haber desconfiado de ti, pero entiéndeme, estaba confundido, no sabía que pensar.
- Te entiendo Booth, no tienes porque darme explicaciones.
El amor es muy bonito, pero a la vez muy difícil, comprendo que para ti esto no es fácil, he vivido contigo todo tú proceso de enamoramiento de Brennan, doy fe de que la quieres como a nadie, que no concibes la vida sin ella. Por eso he hecho todo lo posible por hacértelo todo más fácil. He tratado de mediar entre tú y Brennan, incluso esta semana le he pedido a Ángela que hablara con ella para que cogiera la baja un par de días.
- ¿Qué le ha ocurrido? – le pregunté alarmado
- No te preocupes, parece que ya esta mejor, aunque sigue de baja. Al parecer, tras tú llamada, y esto lo deduzco ahora que tú me has contado lo que sucedió, Brennan se quedó destrozada. Se pasaba el día muy triste, le entraban ataques de ansiedad, y cuando alguien intentaba saber que le ocurría, se cerraba en banda a hablar con nadie. Ángela conversó con ella, y le dijo que se tomara un descanso. Brennan estuvo muy reacia a tomar la baja, pero finalmente le dijo que se iba a tomar un par de días de descanso, que le vendría bien desconectar un poco. Los chicos hablan con ella todos los días y parece que está mejor, creo que piensa volver dentro de una semana al trabajo.
- ¿Pero yo creía que Brennan estaba saliendo con ese tal Nick?
- Por eso creo que lo mejor es que vayas a hablar con ella y aclares las cosas, deberías de haber ido primero a visitarla a ella, yo podía esperar, pero para vosotros el tiempo pasa, y si no te das prisa quizás sea demasiado tarde.
- Tienes razón, no hay tiempo que perder. Me voy a hacerle una visita a Brennan.
Me puse en pie y me dirigí a la entrada de la casa, pero antes de que pudiera salir Gordon se me acercó.
- Puedes dejar aquí las maletas
- No te preocupes, las llevaré conmigo, y tras visitar a Brennan las dejaré en mi casa.
- Está bien, pero sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras. Me alegro que hayas vuelto.
- Muchas gracias por todo Gordon, no sé que hubiese hecho de no ser por ti. Cada vez me alegro más de haber vuelto, me he dado cuenta que este es mi lugar, aquí está mi vida. Me tengo que ir, pero en cuento pueda te llamo para que nos veamos y te cuente como me ha ido todo.
- OK. Pues hasta luego entonces.
- Hasta luego Gordon. Nos vemos.

Hacia muy buen día. Tras mi regreso de Londres, EEUU me parecía el país más soleado del mundo, por eso preferí llegar a casa de Bones dando un paseo. Me apetecía ver los parques llenos de padres que llevan a pasar un agradable día a sus hijos, el bullicio de la ciudad a plena mañana y ese aroma que se respira proveniente de los puestos ambulantes.
Al llegar al apartamento de Brennan me pareció oír gritos. Eché a correr y pude apreciar la voz de Huesos.
- Te he dicho que no quiero saber nada de ti Nick, sabías desde el principio la verdad, no te he engañado, así que vete y déjame.
- Pero Bren, esto no puedo acabar así, lo que hubo entre los dos …
- ¿Que entre los dos? Hazte a la idea que nunca ha existido ni existirá un tu y yo.
- Esto no va a acabar así Brennan, no me doy tan fácilmente por vencido.
- Nick, por favor, no me hagas que te tenga que echar.
- Tranquila, me voy ya, pero no porque tú me lo digas, sino porque yo quiero, esta conversación no lleva a ninguna parte, cuando estés más calmada vendré a verte.
- No lo hagas Nick, no quiero hacer nada de lo que me arrepienta. Mantente alejado.
- Adiós Bren.
Acto seguido se escucho un portazo. Me escondí para que no me viera, y al salir de la casa lo pude ver bien. Era alto, como 1’80 metros, moreno, con una larga melena. Era el típico FBI apuesto que tenía a todas las chicas que quería, pero al parecer no había tenido mucho éxito con Brennan.
De repente una amplia sonrisa se dibujo en mi cara, y una sensación de alegría me invadió todo el cuerpo. Bones no estaba saliendo con Nick, había sido un malentendido. Ahora más que nunca tenía claro que no iba a parar hasta que consiguiese que me permitiera demostrarle lo mucho que la amaba.

Pon. Pon. Pon.
- ¿Quién es?
- Soy Booth
Rápidamente me abrió la puerta y se echo a mis brazos.
- Oh Booth te he echado tanto de menos- me dijo mientras una sonrisa aparecía por su bello rostro lleno de lágrimas de alegría.
- Y yo a ti Bones, no hay ni un día en que no me haya acordado de ti – le dije mientras le devolvía el abrazo.
- ¿Qué te ha hecho volver Booth?
- Es una larga historia que me gustaría contarte Huesos, siempre que tú quieras –le dijo yo esperando que su contestación no fuese negativa.
- Sabes que me gusta que entre los dos no haya ningún secreto, así que pasa, ponte cómodo y me lo cuentas todo.
- Gracias Bones.
- ¿Gracias porque?
- Por nada – le dije mientras me reía. Adoraba las conversaciones entre los dos, sobre todo momentos como este, en el cual, su poca vida social le hacía tener poco tacto en algunas situaciones o no saber de lo que se está hablando en otras. Al darle las gracias lo que había querido decirle es que le agradecía que fuese como era, inocente en muchas ocasiones, comprensiva, sincera aunque la verdad doliera, … No tenía palabras que explicaran todo lo que sentía por ella, me iba a costar tanto explicárselo …
- Pasa Booth. Perdona el desorden, no esperaba visitas.
- No pasa nada Huesos – le dije mientras echaba un vistazo a la casa. Se notaba que estos días no ha debido de tener muchos ánimos para nada, parecía que había intentado arreglar un poco todo pero no había surtido efecto. Tenía algunas prendas en el sofá, el lavavajillas estaba a medio poner, y tenía una cesta con ropa para poner la lavadora. De pronto me invadió una sensación de culpa, yo había sido el causante de su estado de salud, todo esto era culpa mía, si no me hubiese comportado como un imbécil todo esto no estaría sucediendo, tenía que solucionar lo que yo había causado.
- Lo siento.
- ¿Y ahora que sientes Booth? ¿No te comprendo?
- Siento haber sido el causante de todo esto, si no hubiese sido por mi tú no estarías ahora así.
- No es culpa tuya Booth, yo tengo mucho que ver en como estoy – me dijo mientras agachaba la cabeza.
- ¿Cómo? Ahora soy yo el que no comprende nada.
- Vayamos por partes Booth. Primero cuéntame porqué has vuelto – me dijo mientras me invitaba a sentarme en su sofá. Ella se sentó un poco alejada de mi, algo que yo no comprendí, pues ella ya sabía lo que yo sentía.
- Todo comenzó la noche pasada, cuando decidí llamarte. Como te dije, después de mi sueño me quedé preocupado, y necesitaba hablar contigo. No quería estar ocultando por más tiempo mis sentimientos. Así que me lancé a contarte la verdad – le dije mientras me iba acercando a ella pero, como si de un extraño se tratase, se volvió a alejar de mi. Había algo que se me escapaba, ¿Por qué se comportaba tan fría después de la calurosa que me había dado? – Para mi fue muy importante lo que te dije, desde que te con vida, sin conocí siempre pensé en como sería el momento en que te contara la verdad y siempre me lo imaginaba como el mejor día de mi vida, sin embargo, anoche cuando te dije que estaba enamorado de ti y te explique todo lo que me hice decirte que no a ser el donante de esperma, me quedé destrozado tras la conversación que mantuviste con ese tal Nick, con el que, por cierto, te he visto mantener una dura conversación. Nunca pensé que pudieras estar saliendo con otra persona que no fuese yo, sé que suena muy egoísta pero te amaba y te amo demasiado como para poder soportar verte con otra persona Bones – tras decir esto, fue ella la que se acercó más a mí, se hallaba a tan solo dos centímetros, podía oler su aroma a cerezas maduras, su perfume favorito.
- Esa es mi parte de culpa en todo esto – me dijo con una mirada triste - Cuando tú te fuiste, me sentía fatal, no sabía muy bien porque, era como si la mitad de mi se hubiese ido contigo, no soportaba ir a trabajar y no verte, tener un caso y no poderlo compartir contigo, pasar las tardes sin tener a alguien con él que conversar sobre lo ocurrido durante el día,… Estaba muy confusa, me sentía perdida. Sé que todos en el laboratorio estaban muy preocupados por mi, y no lo soportaba, no quería ser el centro de atención de todos, no quería que se preocupasen por mi. Por eso cuando Ángela me propuso ir a hablar con Gordon acepté, porque sabía que de ese modo los tranquilizaría. Me vino muy bien esa cita con Gordon, logré concentrarme en el trabajo y que tú pasaras a un segundo plano. Pero pocos días antes de tu llamada me llamó tu hijo, me dijo que quería ir al laboratorio a ver a mi padre, para hacer experimentos como hicieron una vez, y al verlo me recordó tanto a ti, que no lo pude soportar. Me hundí en la tristeza, me dí cuenta que estaba enamorada de ti, mi mente se negaba a aceptarlo, no quería volver a sufrir, ya había pasado demasiado, pero mi corazón me decía que te amaba, que nunca encontraría una persona como tú, que debía luchar. Pero yo creía que tú te habías marchado por algo que hice mal, pensé que no sabías nada de mi, así que hice lo que creía mejor, poner punto y final al pasado y empezar de nuevo. Cuando Nick entró a trabajar me pareció un chico muy apuesto, y al parecer, yo le gustaba, así que me dejé llevar. Sin embargo, siempre supe que nunca conseguiría olvidarte, te habías convertido en una persona fundamental en mi vida. Nick lo sabía todo, me pareció que era justo contárselo, sabes que yo nunca miento. Él siempre supo que si había alguna posibilidad contigo en algún momento nuestra “relación” acabaría en ese preciso instante. Pero Nick se enamoró de mi, es lógico, ya que soy una persona muy inteligente y muy guapa – no pude evitar sonreír ante esas palabras, siempre pensé que a Bones le faltaba un poquito de humildad, pero que le iba a hacer, ella era así, y tenía razones para serlo, después de todo era la mejor antropóloga forense del mundo – y no lo podía apartar de mi. Le dije que quería llevar nuestra relación en secreto, hasta que supiese a donde nos llevaba todo esto, pero él se negaba, y aunque conseguía que se mantuviera callado, a veces se le escapaba, como ocurrió el día en que me llamaste. Después de esa llamada, intenté volverte a llamar varias veces pero tenías el teléfono apagado. Me sentía fatal, no quería hablar con nadie, estaba muy triste. Los chicos se dieron cuenta, y tras la insistencia de Ángela decidí tomarme unos días de descanso, era lo mejor, no soportaba ver como todos hablaban de mi estado de salud a mis espaldas y desatendían sus actividades o su trabajo por mí. He estado de baja una semana y pensaba volver la semana que viene, me encontraba mejor. Había estado pensando y me dí cuenta que no iba a conseguir nada estando triste, debía recuperarme. Hace un par de minutos vino Nick y le expliqué lo ocurrido. Él se negaba a aceptar que lo nuestro nunca existió, que yo sólo estuve con él para tratar de olvidarte, pero tras tú llamada todo había cambiado, no quería tener nada que ver con él. Nick no atendía a razones, se había olvidado de mí y no quería ver que yo no sentía nada por él. Conseguí que se marchara pero me amenazó con volver, espero que no lo haga, no me gustaría tenerlo que denunciar, es un buen chico, pero cuando se obsesiona con algo no ve la realidad. Espero que me perdones Booth, no quería hacerte daño, era lo último que quería, solo estaba confundida y asustada por ser yo la causante de tú partida. Ahora me doy cuenta que mis temores eran infundados – me dijo cabizbaja.

No podía verla así, no me creía lo que estaba pensando, pero pese a contárnoslo todo, esto había ocurrido por falta de comunicación, si hubiese hablado con ella directamente tras mi salida del coma en lugar de huir, como hice, nada de esto hubiese pasado. Así que no podía dejar que ella se echase la culpa por algo que había causado yo al no ser claro desde un principio.
- Bones, no es culpa tuya – le dije mientras la cogía de la cintura. Esta vez no se resistió – Si hubiese sido claro desde un principio nada de esto hubiese ocurrido. Te quiero, y no puedo verte sufrir.
- Booth, no quiero sufrir, no quiero que me hagas daño, no soportaría que te volvieses a marchar.
- No te preocupes cariño, eso no volverá a ocurrir, te lo prometo - le dije, para a continuación fundirnos en un gran beso, el beso más hermoso de mi vida. Me sentía como un adolescente. Un enorme cosquilleo me invadió todo el cuerpo, era como estar en el cielo. Había soñado tantas veces con este momento que no me creía que estuviese ocurriendo. Mientras nos besábamos, Bones me quitó la camisa. Yo hice la misma operación con su jersey. Así, poco a poco, fuimos acercando nuestros cuerpos más y más hasta que se convirtieron en uno sólo.
- Te quiero Booth – me dijo susurrado al oído
- Y yo a ti Bones – le dije mientras con mis dedos recorría todo su cuerpo.



Han pasado dos años y muchas cosas han cambiado desde aquel mágico momento. De esa preciosa primera vez entre los dos, nació nuestra hija, Cristine, la cual se está divirtiendo en estos momentos con su hermanito, Jam, nacido hace dos meses. Cristine está como loca con su hermano, ahora mismo está ayudando a su mamá a cambiarle los pañales. En cuanto a Bones y a mi, todo nos ha ido bastante bien. Tras mi regreso, no volvimos a saber nada de Nick. Hace un par de días supe por mis compañeros del FBI que había vuelto a Texas, su ciudad, y que seguía siendo tan mujeriego como antes. Yo volví a trabajar como agente del FBI para el Jeffersonnian, junto a Huesos. No nos volvimos a separar desde aquel día, incluso voló conmigo a Londres para despedirme de los chicos del instituto Castle. Ángela se casó, finalmente, con Hodgins, pero no llegaron a tener hijos, querían vivir la vida, aunque Angie no descartaba la posibilidad de ser mamá.
Cam se dedicó en cuerpo y alma a su hija Michel y al laboratorio, donde conoció a un chico del que se enamoró perdidamente y con él que llevaba saliendo un año.
Todos se volcaron en el cuidado de nuestros hijos, Ángela parecía su tía, siempre cuidaba de ellos cuando nosotros salíamos, y a Hodgins se le caía la baba con él bebé.
Nunca olvidaré lo mucho que me ayudaron todos ellos, especialmente Gordon, que se convirtió en mi mejor amigo y el niñero de Cristine y Jam. A todos ellos les debo mi vida.
Muchas gracias chicos, de no ser por vosotros nunca hubiese sido feliz.

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