jueves, 17 de junio de 2010

LOST EXPERIENCE: Capítulo II

No había vuelto a saber nada de Booth desde aquel día cuando nos despedimos y tomé el avión hacia las islas Malukus. Les prohibí a todos que me llamasen durante este tiempo, quería desconectar totalmente, alejarme del mundo y encontrarme conmigo misma, necesita ver que es lo que quería hacer con mi vida, y eso solo lo conseguiría alejándome de todo aquello que pudiera influir en mis futuras decisiones.

Pero tras este extraño sueño, sentí la necesidad de hablar con Booth, quería saber que estaba bien, que nada malo le había ocurrido, pero no sabía como contactar con él, pues nos había avisado que solo podríamos comunicarnos con él a través de la base militar. Pero yo no lo había llamado nunca, no sabía como acceder a él, como no tenía pensado hablar con nadie este año, no pedí el número de teléfono. ¿Cómo iba a contactar con él? De repente se me ocurrió una solución: Cam.
Estaba segura de que ella habría hablado más de una vez con Booth, eran amigos desde hacía mucho tiempo, y ella se preocupadaba mucho de él. Pero no quería arriesgarme, acercarme demasiado a él, porque quizás el se habría olvidado de mi en este tiempo. No sabía que hacer. Las experiencias vividas durante este año me habían enseñado que a veces es mejor arriesgarse, dejarse llevar, pero aún existía la lucha interna de mi parte racional que se negaba a realizar cualquier acción que no tuviese una base empírica, y para los sentimientos no la había.
Odiaba todo esto. Odiaba haberme separado de Booth para emprender un viaje hacia lo humano, lo abstracto y no racional. Pero ya no había marcha atrás, debía ser consecuente con lo que elegí, y si decidí apartarme de él fue para evolucionar, para ser una "persona", así que me armé de valor y llamé a Cam.

C- Camila Saroyan, directora del Instituto Jeffersonnian.

Br- Cam, soy Brennan.

C- ¡Brennan! Que alegría me da oírte. No sabía nada de ti desde que nos despedimos. ¿Qué tal por las islas Malukus?

Br- No es una llamada de cortesía Cam.

C- Ya veo que hay cosas que no han cambiado.

Br- ¿A qué te refieres?

C- Déjalo Brennan. ¿A qué debo tu llamada?

Br- Es muy largo de explicar y no dispongo de mucho tiempo en estos momentos.

C- Me estás preocupando.

Br- Así es como me siento yo. Necesito que me des el número de teléfono de la base militar de Booth, tengo que hablar con él.

C- ¿Ocurre algo que deba saber Brennan?

Br- No es nada Cam, pero necesitar llamar a Booth.

C- Está bien, te lo daré, pero promete que si algo va mal me avisarás.

Br- Te lo prometo.

Una vez que Cam de dio el número, me quedé petrificada, me entró el pánico.
¿Y si Booth no quería saber nada de mi después de este año?¿Y si las experiencias vividas a su lado durante estos cinco años ya no tenían importancia para él ¿Y si le había ocurrido algo por lo que no pudiese volver? ? No me perdonaría nunca el haberle causado algún daño a Booth.
Cogí mi teléfono móvil y marque el número de la base:

B. M.- Base militar de Afganistan al habla.

Br- Soy la antropóloga forense Temperance Brennan, amiga del sargento Seeley Booth. Necesito hablar con él.

B. M.- Doctora, en estos momentos el sargento mayor no se encuentra en la base. Cuando vuelva le diré que ha llamado y él se pondrá en contacto con usted.

Br- De acuerdo, pero dígale que es urgente.

B. M.- Así lo haré doctora.

No me quedé muy tranquila con esa llamada, sentía que algo ocurría, me daba la sensación de que Booth me estaba evitando, como si me ocultara algo. Durante estos cinco años a su lado había aprendido mucho del comportamiento humano, y sabía que cuando alguien no quiere contar algo o lastimar a alguien se esconde tras multitud de excusas. Tenía la terrible intuición (algo que aprendí durante este año después de ver tantas muertes de compañeros por epidemias con síntomas similares) que Booth se escondía de mi para no hacerme daño, pero ¿por qué?

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