Todos mis temores, de repente, empezaron a cobrar protagonismo. Mis sueños no eran simples sueños, era mi subconsciente mostrándome aquello que yo intentaba negar, la posibilidad de que quizás Booth decidiera quedarse en Afganistán durante algo más de tiempo. Yo no comprendía como había llegado a esa decisión. Durante cinco años el había estado enamorado de mi, en más de una ocasión había dado muestras de ello, pero yo estaba demasiado cegada por mi pasado y cuando se atrevió a contármelo y a abrir su corazón, yo me negué a arriesgarme. No podía entender que ahora ya no le importase y prefiriese quedarse en Afganistán. Parecía como si todas nuestras vivencias se hubiesen borrado, perdido, y ya no tuviesen importancia alguna para él. Pero yo me negaba a creerlo.
B- Cuando decidí aceptar volver a formar parte del ejército creía que sería un año duro y difícil para mí porque estaría un año alejado de ti. Yo sólo tomé dicha decisión para evitar tener que ir a trabajar cada día y no verte allí, tener que ayudar a otra antropóloga forense y echar de menos tus comentarios fuera de lugar, tu cercanía. Pero las cosas me han ido bien. No te puedo negar que los primeros meses te extrañé mucho, pero aquí se vive de un modo diferente, aprendes a valorar lo realmente importante. Yo descubrí que podía llegar a ser muy útil, me sentí plenamente realizado, es hermoso ver como lo que has aprendido puede salvarle la vida a otros compañeros. La experiencia ha sido tan enriquecedora que, cuando hace un par de días me propusieron seguir trabajando con ellos durante algo más de tiempo, acepté. Estuve algunos días pensándolo, porque allí en Washington tengo a mi hijo, mi trabajo y os tengo a ti y a los chicos, pero si ponía todo en una balanza, quedarme aquí pesaba algo más si podía ver a Parker. Así que hablé con el jefe y me permitió pasar una semana completa cada dos en Washington para verlo. Por eso me quedo aquí Brennan.
Br- Pero Booth, ¿prometimos encontrarnos pasado este año?
B- Lo sé Brennan, y lo siento, pero creo que es hora de pasar página. Tú y yo nunca seremos alga más que amigos, así lo decidiste tú. No puedo presionarte a que cambies de opinión, ni pretendo hacerlo. Pero no puedo esperarte por más tiempo. No puedo reducir mi vida a una decisión que no depende de mí. Quiero ser feliz, vivir sin sufrir ser rechazado y destrozado.
Br- Pero Booth, he cambiado. Las cosas pueden ser diferentes ahora. Me he dado cuenta del error que cometí y me gustaría remediarlo.
B- Ya es demasiado tarde Brennan. He tomado una decisión, y aunque sé que has cambiado, también sé que volver a Washington contigo puede no ser lo que esperaba.
Br- ¿Por qué lo dices Booth? No te comprendo.
B- Quizás las cosas no salgan bien y alguno de los dos salga herido.
Br- Es un riesgo que debemos asumir y que yo asumo.
B- Lo siento pero yo no puedo, no quiero dejarlo todo ahora que me va bien para arriesgarme a algo que no es seguro. Creo que ya te he esperado suficiente Brennan, me merezco vivir.
Br- Booth, no puedo volver sin ti, no así. No quiero trabajar sin tenerte cerca. Dime al menos que volverás pronto.
B- No lo sé Brennan, no tengo fecha para volver. Cuando esté preparado para regresar lo haré. Perdona si esto te lastima, pero yo no puedo seguir.
Br- No, perdona tú si te he molestado, no debí llamarte. Me tengo que ir, ya te llamaré.
Colgué el teléfono mientras unas pequeñas gotas de lágrimas corrían por mis mejillas como si fuese un río. Ese era el motivo por el que siempre me protegía, por el que me cree una coraza, para que nadie pudiese atravesarla y llegar hasta mis sentimientos. Sabía que esto podía ocurrir, por ello me había negado a tener algo más con él. Y ahora, por intentar romper esa coraza para ser “humana”, mi corazón había sido hecho añicos. No podía parar de llorar, no encontraba consuelo alguno.
Tomé entre mis manos una foto de Booth que guardaba en un cajón de la cómoda, que me había servido para paliar el dolor de tenerlo lejos, y vinieron a mi mente aquellos bonitos momentos vividos entre los dos: mi primer caso a su lado que acabo en aquel apasionado beso; las navidades con mi hermano Rus en la cárcel y ese hermoso gesto de Booth; mi padre y Parker jugando a los científicos ante nuestra atenta mirada, el día en que la sepulturera me enterró junto a Hodgins y Booth me liberó; las últimas navidades a su lado; la declaración de Booth y ese segundo beso, esta vez tierno, sincero,….
No podía dejar de pensar en esos bellos momentos. Ya no se volverían a repetir. ¿Es que no le importaba todo lo que habíamos vivido durante estos cinco años? ¿No tenían ningún significado para él?
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