domingo, 4 de julio de 2010

LOST EXPERIENCE: Capítulo VI

Nunca pensé que fuese capaz de levantarme de aquella cama, sin embargo lo hice, necesitaba salir un poco de aquella casa. Me vestí sin saber muy bien lo que hacía, ya que el calor intenso de la mañana me dejaba sin fuerzas. Hacía tiempo que no se producía este calor por las islas, yo sólo lo había vivido un día, y decía que hacía unos 30 años que no se daban unas temperaturas tan altas. Esto no era muy bueno para mi trabajo, ya que lo realizaba al aire libre casi por completo, pues en la isla no tenían mucha tecnología y los laboratorios estaban en campamentos localizados en lugares estratégicos donde el clima fuese un poco más templado, pero aun así, seguí haciendo mucho calor.

Bajé a tomar una taza de café mientras ojeaba el periódico local. Me gustaba mucho el tipo de prensa de la zona, a diferencia de la americana, solía informar sobre los distintos asesinatos, homicidios,... ocurridos en la zona.
Miré el reloj: las 9 de la mañana. Debía darme prisa, quería ver al director del equipo con el que trabajé en la isla para que me permitiese quedarme unos meses más con ellos. Bajé y pedí un taxi en recepción.

Durante este año había estado viviendo en uno de los mejores hoteles de la zona. El equipo me había pagado todo para que pudiese vivir allí, pues era una escritora muy conocida en la zona, admirada y respetada por todos.

Tomé el taxi y llegué a las instalaciones donde teníamos todo el equipo. Encontré al director sentado en una vieja silla, parecía agotado. Erik era un hombre de unos 50 años, de carácter extrovertida, se preocupaba mucho por los demás, y siempre estaba dispuesto a ayudar a quien se lo pidiese. Pero hoy noté algo en su rostro distinto, parecía agotado.

Br- Hola Erik, quería hablar contigo.

E- Siéntate aquí Brennan – me dijo señalándome una silla que había a su lado - Dime, ¿Qué es lo que te trae por aquí? ¿No deberías estar rumbo a Washington?

Br- Así era, pero han ocurrido ciertas circunstancias que me han hecho planteármelo. Y yo me preguntaba si podría seguir trabajando con vosotros.

E- Eso no tienes ni que preguntarlo Brennan, estamos encantados de que trabajes con nosotros, es todo un honor tener en nuestro equipo a la mejor antropóloga forense del mundo y una gran escritora. Será un placer trabajar contigo algunos meses más.

Br- Muchas gracias Erik, no sabes el gran favor que me haces.

E- ¿Puedo preguntar el motivo por el que has decidido cancelar tu partida?

Br- Preferiría que no, son asuntos personales un poco delicados.

E- Claro, perdona, es una indiscreción por mí parte la pregunta.
Puedes empezar hoy mismo ha trabajar.

Br- Me pondré a ello - le dije con una amplia sonrisa que fue correspondida con un tierno gesto de aprobación.

La mañana transcurrió casi sin darme cuenta. Me centré completamente en el nuevo caso para evitar pensar en Booth. Se trataba de un americano muerto en los alrededores de nuestras instalaciones. Todo el equipo estaba nervioso, sospechaban que podría tratarse de alguna persona cercana al Jeffersonian que se hubiese enterado que estábamos estudiando una nueva especie humana. Por eso vi a Erik tan cansado, debía de haberse pasado toda la noche despierto investigando la muerte. El equipo temía que si llevaban razón pudiesen tomar represalias los que trabajasen con la víctima hacia nosotros si pensaban que habíamos sido los causantes de su muerte. Yo no creía en las suposiciones, así que me dediqué toda la mañana a tratar de averiguar la causa de su muerte. Tras caer la tarde, el jefe nos dijo que debíamos descansar. Había sido un día muy intenso, estábamos agotados, así que Erik nos permitió tener la tarde libre, pese a saber que quizás corríamos peligro, pero nos dijo que había informado al FBI y cada uno de nosotros tendríamos dos policías protegiéndonos de cualquier peligro. Yo no me sentía demasiado cómoda siendo escoltada por agentes de la ley, pero no puede negarme a que me protegiesen, pues Erik insistió en que necesitaba que cuidaran de mi cuando estuviese sola.

Me fui directa al hotel. Sólo quería darme un baño relajante y meterme en la cama hasta el día siguiente, pero cuando me disponía a desvestirme, mi móvil empezó a sonar.

Br- Antropóloga forense Temperante Brennan

B- ¡Brennan! Que alegría me da oír tu voz. En los periódicos locales han informado de la muerte de un americano, perteneciente al Jeffersonian, por las instalaciones en las que trabajas. Estaba asustado, no sabía que había ocurrido ni si estabas bien.

Br- ¿Pero cómo ha llegado la noticia a Afganistán? Alguien debe de haber filtrado la información, bueno, más bien la suposición, la misma que habrías hecho tú si hubiese estado aquí, aunque ya sabes que a mi no me gusta hacerlas sin una base científica que la avale. Me he pasado toda la mañana tratando de averiguar quien era y porque apareció muerta a unos doce metros de donde trabajamos, pero no sé nada, principalmente porque no me concentró en mi trabajo teniendo a la policía alrededor tocando las pruebas.

B- Bones, están haciendo su trabajo, es muy peligroso que estés allí, deberías volver. Si es alguien del Jeffersonnian, debe de haber algo bastante gordo en las excavaciones para que no quieran que sus compañeros lo estudien. Lo que aun no comprendo es que haces todavía allí. ¿Tú y Daisy no deberías de haber vuelto a Washington?

Br- Si, y de hecho, Daisy tomó el avión está mañana. Me insistió mucho para que me fuese con ella, pero yo le dije que no, que era una decisión ya tomada y que no había vuelta a atrás. Pero creo que tú sabes el motivo.

B- Brennan, ahora no es tiempo de reproches, tienes que marcharte de la isla. Estás en peligro.

Br- No me iré Booth, mis compañeros me necesitan aquí, debo ayudarles a descubrir quien es este americano y volver a nuestro trabajo.

B- ¿Pero no lo entiendes? ¿No ves que van a por ti, que sin ti no podrían haber descubierto todo lo que saben desde que tú estás allí? Tú eres la pieza clave, el blanco de la diana, si tú caes todos caen contigo.

Br- Booth, se cuidarme muy bien, no me va a pasar nada.

B- Brennan, por favor, has estado en peligro más de una vez. Piénsalo, no sería extraño que tratasen de hacerte daño, aunque lo nuestro no pueda ser, mi cariño y mi aprecio hacia ti no cambiaran nunca.

¿Y qué hacia ahora? ¿Cómo le decía que no me marcharía de allí después de estar tan preocupado por mi y decirme estas cosas? Pero necesitaba descubrir quien era la víctima y cual había sido la causa de la muerte, aunque quizás Booth tuviese razón. ¿Y si estaba en serio peligro? De repente se me ocurrió una idea: poner en práctica las tácticas de Ángela.

Br- Booth, necesito hablar contigo de muchas cosas, y aunque no puedo quedarme en Washington, he pensado que puedo cogerme un par de días e irme contigo la semana que viene cuando tú vayas a visitar a Parker. A mi jefe no le importará, nos ha dicho que deberíamos retirarnos, que el descubrimiento que estamos haciendo nos está poniendo en serio peligro, pero yo le insistí en quedarme, ya sabes que yo no dejo nada a medias.

B- Está bien, cualquier cosa con tal de que te alejes una temporada de allí. Si ven que os asustáis y que no seguís adelante con la investigación quizás no os molesten.

Br- Booth, no sabemos si todo esto de lo que tú estás tan convencido es real o no es más que una suposición – le dije con un tono algo cansado.

B- Lo sé, sé que tú no lo sabes, pero yo sé que esa suposición es cierta. Han esperado a que Daisy se fuese para poder atacarte sin tener a nadie del Jeffersonian que los pudiese reconocer.

Br- Yo trabajo en el Jeffersonian, por si no lo recuerdas, y no lo he reconocido.

B- Eso es porque tú no tienes don de gente y aunque veas a una persona veinte veces no la reconocerías, para ti es como si cada vez que lo ves fuese alguien diferente. Creo que hay cosas que no han cambiado.

Br- Si que he cambiado Booth, deberías verme, he aprendido mucho de las personas de aquí, incluso he llegado a aceptar el mito de Dios.

B- Por favor Brennan, no hables así de él, no es un mito. Es mejor que te deje, debo volver a mi trabajo. Nos veremos dentro de una semana en el aeropuerto.

Br- Sí, allí estaré. Adiós Booth.

B- Adiós Brennan, y ten mucho cuidado por favor, no sabemos de lo que son capaces esas personas.

Con la inquietud en el cuerpo sembrada por las palabras de Booth, colgué el móvil, deseosa de darme un baño y pensar sobre lo que sabía hasta ahora de esta extraña muerte.

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