jueves, 16 de septiembre de 2010

LOST EXPERIENCE: Capítulo XIII

Nunca pensé que volver de nuevo me haría tanto bien, pero desde que pisé suelo americano me sentía feliz, estaba en mi hogar, el lugar al que sabía que siempre podía volver.
Desde la casa de Rebeca hasta el Jeffersonian había unos 20 minutos en coche, tiempo que Parker no desperdició haciendo preguntas a su padre y a mí sobre nuestros respectivos trabajos a lo largo de este año_ que si nos había ido bien, que si se nos había hecho muy largo ese año lejos de nuestras familias,… Parker es un chico muy curioso, y hasta que llegamos al Jeffersonian no paro de hacer preguntas, una tras otra. Al llegar me di cuenta que si entrábamos juntos no podría hablar con los chicos tranquilamente, pero no había otro modo de hacerlo.

A- ¡Brennan! – nada más poner un pie en el laboratorio, Ángela se acercó y me abrazo, un abrazo que había necesitado en muchas ocasiones. Inmediatamente Hodgins, Cam, Sweets y Daisy se unieron a ese abrazo.

D- Que bien que haya vuelto doctora, tenía que decirle algunas cosas del caso… - se cayó en cuanto vió nuestras caras - … No debí decir eso, es que cuando me emociono hablo más de lo que debo.

S- Recuerda que debes respirar y contar hasta 10 antes de hablar, Daisy – le dijo Sweets susurrado, aunque todos pudimos oírlo perfectamente.

B- Hablar claro que no me entero – dijo Booth, provocando que todos se girasen, pues nadie se había percatado de que permanecía junto a Parker a unos 2 metros de mi.

H- ¡Pero si tú también has vuelto!

B- ¿Qué tal Hodgins? – le dijo dándole una pequeña palmada en la espalda como gesto de cariño.

A- Y estás bien, no estás herido – le dijo a Booth mientras examinaba con la mirada todo su cuerpo atlético conseguido del gran trabajo realizado durante los meses pasados en Afganistán.

C- Me alegro mucho que estéis los dos bien y de vuelta – dijo Cam que, hasta entonces, había permanecido callada en un segundo plano disfrutando de la alegría que invadía el laboratorio.

A- Hola Parker, ¿qué tal estás?

P- Muy bien Ángela, y veo que tú sigues igual de guapa que siempre.

Todos comenzamos a reírnos después del comentario inocente de Parker.

B- Parker, compórtate – consiguió decirle Booth, pero no podía evitar reírse también.

P- Pero si es verdad papá, o ¿tú no lo piensas?

Pasamos una mañana muy agradable, poniéndonos al día de todo lo que nos había ocurrido a cada uno durante este año mientras Parker se divertía visitando el Jeffersonian con nuestro interno Wendell, que se ofreció a cuidar del pequeño.
Ángela estaba muy contenta, se le veía un brillo especial en sus ojos, durante el año que había estado en París junto a Hodgins, su relación se había afianzado mucho más y cuando los veía juntos me daba mucha envidia pues sentía que yo nunca podría tener algo así con Booth. Mientras iba pensando en ello no me di cuenta que estaba divagando en mis pensamientos y no estaba prestando atención a lo que me decían.

B- Brennan, ¿te ocurre algo? – me dijo al oído mientras su brazo recorría mi cintura para quedarse allí alojado.

Todos se callaron y volvieron sus rostros hacia mí, parecía que no había estado demasiado atenta porque todos me miraban, era el centro de atención.

Br- Ehh…, no, estoy bien Booth, debe ser el jet-lague que me tiene trastornada, lo siento.

A- No tienes que disculparte cielo, has estado sometida a mucha presión esta última semana, deberías desconectar y descansar un poco.

B- Deberías quedarte en mi casa, es más seguro, al menos unos días, hasta que la policía de la isla descubra algo más.

Me quedé atónita, nunca me hubiese imaginado que me ofrecería dormir en su casa, pese a saber que se preocupaba mucho por mí y que no dejaría que nada malo me ocurriese, pero últimamente se había mostrado muy frío y distante conmigo, y su ofrecimiento no dejaba de sorprenderme.

Br- Muchas gracias por ofrecerme tu casa, Booth, la verdad es que me sentiría más segura no durmiendo sola, pero no quiero ponerte a ti y a Parker en peligro.

B- No te preocupes, estaremos bien, recuerda que estarás con un francotirador – me dijo intentando disminuir la tensión que se había apoderado tras la mención del caso.

No sabía que decirle ya que me sentía culpable de no haberle contado la verdad después de lo bien que siempre se había portado conmigo, no podía ocultárselo por más tiempo.

Br- Booth, necesito hablar contigo, podemos ir a mi despacho.

B- Eh.., si, vamos – me dijo un poco contrariado.

Crucé el Jeffersonian ante los gestos de sorpresa de mi equipo, parecían haber sabido lo que iba a hacer y por sus miradas parecían no esperárselo. Ángela fue la única que parecía que estaba deseando que diera el paso y cuando pase por su lado hizo un gesto de asentimiento y pude ver que de sus labios salía un “adelante”.

Entrar en mi rincón dentro del Jeffersonian me trajo muchos recuerdos, y una mezcla de sentimientos un poco agria, pues aunque en él había vivido momentos muy buenos, también los había vivido muy malo, como entrarme que la víctima que investigaba era mi madre.

B- Dime, ¿qué ocurre Huesos?

Br- No he sido totalmente sincera, y me gustaría que si vamos a estar vamos el mismo techo, al menos de momento, no hubiese secretos entre nosotros.

B- ¿De que estás hablando Brennan?

Br- ¿Recuerdas que te conté que me iba a quedar en la isla para investigar el caso pese a tu insistente negación?

B- Sí, lo recuerdo, no había forma de persuadirte para que no lo hicieras.

Br- Pues desde esa conversación han ocurrido más cosas que, por temor a tu reacción, preferí o decirte nada.

Empecé desde el principio, contándole incluso el suceso que me condujo al hospital. Confiaba en él como lo hacía en nadie, sabía que quizás, después de ocultarle todo esto, nunca me perdonaría, pero lo que si sabía es que guardaría mi secreto. No se lo había confesado ni siquiera a Ángela, mi mejor amiga, por temor a perjudicarle de algún modo, pero a Booth debía contárselo todo, no quería ocultarle nada más, ya me sentía lo suficientemente mal por no habérselo contado en su momento.
Cuando acabé, se produjo un silencio incómodo, que Booth no tardó en romper.

B- ¿Pero por qué no me lo contaste? ¿Es que no confiabas en mí? Nunca hubo secretos entre los dos, así es como lo decidimos, no imaginé que fueses capaz de ocultarme algo así cuando tu vida estaba en peligro, si yo hubiese estado en esa situación te lo hubiese contado, no hubiese permitido que te enterases por otras personas.

Br- Lo siento Booth, no quería ocultártelo, he pasado unos días muy duros en los que necesité tu apoyo y tu comprensión, pero no quería decirte nada, aunque estaba segura de que no me dejarías seguir adelante con la investigación, además, ya estaba yo en peligro, no quería que tú también lo estuvieses.

B- Pero Brennan, lo que has hecho es una locura, pudiste morir por seguir adelante. No puedes continuar con esto, es arriesgar tu vida por una tontería. La policía y el FBI se están encargando de investigarlo.

Br- Booth, no me puedes pedir eso, no puedo hacerlo, no quiero vivir asustada, insegura, necesito poder vivir sin temor a que me ocurra a mí o a alguien de mi entorno algo malo.

B- No puedo dejar que hagas tal cosa Brennan.

Br- Booth, por favor, esta vez no habrá secretos entre los dos. Me gustaría contar con tu ayuda y apoyo, quiero seguir adelante con la investigación, los chicos se han implicado mucho pese al riesgo que conllevaba, no quiero dejarlo ahora.

B- De acuerdo, pero esta vez no estarás sola, yo estaré contigo en todo momento y te ayudaré con la investigación, no permitiré que te pase otra vez aquella situación de hace unos días. Vivirás conmigo hasta que todo se solucione, no debes estar sola.

Br- Muchas gracias Booth – le dije dándole un abrazo.

B- Algunas cosas nunca cambiarán, tú siempre seguirás siendo muy tozuda y yo siempre acabaré cediendo – me dijo al oído para luego asomarse una leve sonrisa por sus labios.

Viéndolo así, me confortó y me hizo ver lo equivocada que estaba con respecto a su actitud, me había demostrado que él también había cambiado, su comportamiento hacia mi era de comprensión, apoyo y confianza. Me quedaría allí, en esa pequeña habitación abrazada a “mi compañero” durante toda la vida, pero debía salir y enfrentarme a la dura y cruel realidad.

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