lunes, 30 de julio de 2012

AND IF... ? - Capítulo 2: Descubrimientos inesperados


La tormenta volvía a cubrir Nueva York, como si fuese una cortina la lluvia caía sobre la ciudad haciéndola triste, fría, desoladora, era como si Nueva York reflejase lo que Castle sentía. Un taxi lo llevó hasta el aeropuerto bajo aquella tormentosa noche donde su avión privado le esperaba rumbo a Vancouver. Una vez en el avión, el cansancio se apoderó de él sumiéndolo en un profundo sueño.

Su móvil comenzó a sonar pero al ver su nombre reflejado en la pantalla lo apagó. Encendí la pantalla donde tenía todo la información del caso de su madre bajó el nombre Beckett y lo borré. Entonces, alguien llamó a la puerta; pensando que podía ser Alexis, abrió. Allí estaba Kate, empapada, con lágrimas en los ojos. Con la mirada intentaban comprender que es lo que estaban pensando y así permanecieron unos segundos. Castle, confuso, solo fue capaz de pronunciar “¿Beckett, qué quieres?” a lo que esta le respondí “tú” Sin darle tiempo para reaccionar sus labios buscaron con furia los de él y este pudo sentir como ella se iba relajando a medida que el beso se hacía más intenso. “Lo siento mucho Castle. Lo siento mucho. Lo siento mucho” fue capaz de decir mientras permanecía muy cerca de él con sus manos sobre sus hombros y lo volvía a besar. Pero Castle no estaba dispuesto a dejarla entrar en su vida de nuevo sin saber por qué estaba allí “¿Qué pasó? Le preguntó intentando comprender por qué Beckett había corrido a sus brazos “Él se escapó y no me importó. Casi muero y solo podía pensar en ti. Solo te quiero a ti” Le respondió volviendo a sus labios con preocupación de ser nuevamente rechazada, sin embargo Castle aceptó su beso y profundizó en él mientras la atrapaba contra la pared recorriendo con sus labios su boca, su cuello. Desabrochó su camisa y llegó hasta esa cicatriz, acariciándola tiernamente para volver a sus labios. Entonces ella entrelazó su mano con la de él y lo animó a dirigirse a su habitación.

-          -  ¡Señor Castle, señor Castle! – le decía la azafata mientras le pasaba la mano por el hombro para despertarlo, fue entonces cuando abrió los ojos – Señor Castle, hemos llegado a Vancouver.


Ryan entró bruscamente en la sala de espera y angustiado preguntó si alguien sabía algo de Castle. Era lo último que había pronunciado la detective antes de precipitarse al vació y necesitaba encontrarlo.

-           - Yo no lo he vuelto a ver desde esta mañana – consiguió decir Esposito visiblemente afectado por el estado de Beckett.

-           - Lo he intentando llamar varias veces pero tiene el móvil apagado. He probado con Alexis pero no contesta; hoy era su graduación así que supongo que esta noche no estará para nadie – le informó Lanie.

Ryan estaba confuso, había dado por hecho que Castle habría ido con Beckett en busca del asesino. “Sin duda hay algo que me he perdido” pensó. Castle nunca la dejaría sola antes el peligro, había visto como la cuidaba y ayudaba durante cuatro años, algo tenía que haber sucedido para que no hubiese estado con ella y no supieran nada de él. Su mente comenzó a viajar a la velocidad de la luz, multitud de teorías le vinieron a la mente y ninguna buenas.

-           - Tenemos que dar con él. Si conseguís poneros en contacto con Castle avisadme por favor.

Ambos asintieron mientras veían como un Ryan angustiado se dirigía a la habitación donde se encontraba Beckett.


A la salida del avión, su agente le esperaba agenda en mano para irle informando de su apretado día. Aun se sentía desconcertado tras aquel intenso sueño y Samantha parecía no darle tregua, solo tenía una hora antes de comenzar su primera entrevista y luego le esperaba un almuerzo con diversos productores y directores de cine que querían llevar su libro Heat Rises a la gran pantalla. Samantha seguía hablando pero Castle no la oía, aquel sueño había sido tan real o al menos eso había sentido, despertó creyendo que Beckett estaría con él, sus besos, esos que tantos años había estado esperando, llenos de amor le habían sabido a poco y justo cuando creyó que lo mejor aun estaba por llegar, la azafata lo había devuelto a la realidad.

-          -  ¡Eh, Richard! ¿Estás bien? – le preguntó su agente ante los monosílabos que habían salido de la boca de Castle mientras le informaba de todo lo que le esperaba los próximos días.

-          -  Umm… sí Samantha, ha sido un largo viaje, solo necesito descansar – le contestó dándose cuenta que no sabía que le había estado diciendo durante el trayecto en taxi desde el aeropuerto hasta el hotel.

-          -  Tienes media hora, a las 9:30 te espero en el hall del hotel para dirigirnos a los estudios de grabación de City TV.


Beckett permanecía en la cama de la habitación del hospital rodeada de diversas máquinas que controlaba sus constantes vitales y la mantenía vigilada para que cualquiera cambio en su estado fuese avisado.

“Es una mujer fuerte, capaz de enfrentarse a todo y a todos sin temor alguno, es luchadora y no se rendirá”, pensó Lanie mientras se acercaba a la cama de su amiga y la tomaba de la mano. Parecía descansar plácidamente, como si aquello ni fuese más que un sueño del que despertaría en cuanto la nombrase, sin embargo sabía que eso no ocurriría.
Escuchó como Espósito terminaba su conversación con Ryan y se acercaba hasta donde ella estaba sentada para depositar una de sus manos sobre su hombro, haciéndole saber que estaba allí, con ella, que no estaba sola.
Su calidez la tranquilizó, se le había olvidado la calma que es capaz de transmitir. Su serenidad la serenó a ella también, parecía saber muy bien lo que necesitaba en ese momento. “Para Javi también es muy duro, él mejor que nadie puede comprender como me siento”. Dejó caer la mano que tenía libre sobre la de él que permanecía en su hombro. Lanie elevó su rostro hasta encontrarse con sus ojos para ver la expresión de Espósito y pudo ver como una leve sonrisa se dibujaba en su cara.

Aun no tenía muy claro por qué había dejado escapar a esa preciosa mujer, Lanie era todo cuanto quería, lo había sabido siempre pero su orgullo le había impedido reconocer sus errores y hablar con ella sobre lo que les había ocurrido para llegar a ese punto. Ahora, viéndola destrozada, tomando de la mano a su compañera de fatigas, no podía dejar de pensar en ella y se prometió a si mismo no tirar la toalla con Lanie, lo necesitaba y no la dejaría sola nunca más.

Gates observaba la imagen desde fuera, la puerta de la habitación estaba abierta permitiéndole observar como Lanie parecía serena ante la presencia de Espósito que se mostraba tierno con ella. Gates siempre había pensado que entre Beckett y Castle se escondía algo más que una simple amistad, lo podía ver en sus miradas cómplices y sus comportamientos cuando trabajaban juntos,  es difícil engañarla sin embargo Lanie y Espósito lo habían conseguido. Ambos eran muy profesionales y no dejaban lugar para comentarios sobre sus vidas privadas, nunca había visto entre ellos más complicidad de lo que podía existir entre dos compañeros de trabajo, mantenían una buena relación en el trabajo, pero jamás creyó que hubiese algo más. Sin embargo, viéndolos allí, apoyándose mutuamente ante la cama de su amiga se dio cuenta de todo. Eso le hizo recordar a su juventud, esa etapa en la que comenzaba su andadura como detective en la comisaría de policía de California, donde conoció a Rob, su maestro, quien le ayudó y le enseñó el verdadero mundo de los detectives de policía y del que se enamoró. Pero las leyes en la comisaría eran estrictas, las relaciones personales entre compañeros quedaban prohibidas. Así lo supo cuando la alejaron de Rob destinándola a Nueva York, donde terminó de formarse como detective. “Rob, ¿dónde estarás ahora? ¿Qué habrá sido de tu vida?” se preguntó dejando volar su imaginación.


A cientos de kilómetros, Castle intentaba descansar entre mullidos cojines que hacían las veces de almohada en aquella cómoda cama, pero el sonido de los niños jugando en la piscina lo distrajo. Se levantó y se acercó a la ventana que cubría casi la totalidad de la pared junto a su cama. Desde allí podía contemplar una impresionante piscina que hacia las delicias de los niños. Tras ella, se podía ver el mar, si aguzaba el oído podía escuchar el rumor de las olas y a lo lejos las montañas culminaban con ese precioso paisaje de la ciudad de Vancouver. Había estado tan absorto contemplando las vistas que no había oído como llamaban a la puerta insistentemente. Al darse cuenta de ellos se dirigió a la entrada de la habitación y abrió.

-          -  Lo siento Richard pero tenemos que marcharnos ya, al parecer los de City TV han adelantado tu entrevista que se emitirá e la 10:30 en directo, pero ya sabes como va esto, te necesitan a las 10:00 para que conozcas los estudios y al presentador que te hará la entrevista, además hay que pasar por vestuario y maquillaje. Necesito que estés en el hall del hotel dentro de 5 minutos.

Castle asintió con desgana y se dispuso a coger algo de ropa para cambiarse aunque en ese momento cualquier otra cosa le apetecía más que estar en un estudio de grabación. “He venido aquí para trabajar y eso es lo que voy a hacer” se dijo a si mismo mientras se ponía unos pantalones vaqueros y una camisa celeste a juego con sus ojos. Para completar el vestuario se puso una chaqueta negra que le daba un toque elegante. Bajó al hall donde el atrio de cristal que lo cubría inundaba en vestíbulo de luz permitiendo contemplar unas preciosas vistas al puerto. Samantha, impaciente, le esperaba.

-          -  No estás nada mal – le dijo colocándose a su lado. Castle giró sobre si mismo para que esta la pudiese contemplar desde todos los ángulos – Vamos, a Tessa no le gusta que le hagan esperar.

-          -  ¿Tessa? – preguntó Castle sorprendido - ¿Tessa James?

-           - ¿Acaso la conoces Richard?

-          -  Digamos que si – dijo haciéndose el interesante.

AND IF...? - Capítulo 1: La decisión


Nueva York parecía dormir, sí, solo lo parecía, puesto que aquella ciudad realmente nunca lo hacía, el bullicio se apoderaba de las calles y avenidas, dando solo una pequeña tregua antes de volver al incesante ruido y estrés en el que vive sumido Nueva York.

El calor se apoderaba de aquel elegante loft donde un hombre intentaba conciliar el sueño sin mucho éxito. Sus ojos azules miraban fijamente el techo de la habitación sin poder apartar la vista mientras que por su mente no paraban de sucederse diversas imágenes de todo lo sucedido ese día. No había sabido nada de Beckett desde que discutieron en su apartamento, no podía ver como se precipitaba hacia el abismo, si ella quería continuar arriesgando su vida él no iba a ser participe de ello, sabía que no soportaría ser testigo una vez más y aunque apartarse de ella fuera lo más doloroso que había hecho en mucho tiempo, sabía que debía hacerlo por el bien de los dos, si realmente sentía algo por él, no lo arriesgaría todo por vengar la muerte de su madre.

Se giró en la cama intentando buscar la postura más cómoda, mientras en su mente seguían dando vuelta imágenes de su discusión con ella, la única mujer que le había despertado sentimientos que creyó que nunca llegaría a sentir y por la que ahora no podía dejar de estar preocupado. Mientras que un nuevo pensamiento sobre su futuro inmediato se formaba en su mente, el sueño se fue apoderando de él.

A escasos kilómetros una sirena sonaba en el silencio neoyorkino.

Una mujer de entre 30 y 35 años se había precipitado desde la azotea del hotel The Rosslyn en la 12 oeste con la 5. La comisaría 12th había alertado a las comisarías cercanas sobre la situación de la joven lo que les permitió montar un dispositivo que amortiguó la caída, sin embargo su estado era grave. El impacto de la caída desde una altura de más de 15 metros la había dejado inconsciente y para cuando la ambulancia llegó la joven se encontraba tendida sin reaccionar a ningún estímulo.
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              - Se llama Katherine Beckett y es una de mis inspectoras de la Comisaría 12th – le informó Gates al doctor que se acercó hasta la joven para examinarla.

-           - Debido al fuerte impacto la detective se encuentra en estado de coma, es necesario que la traslademos inmediatamente al hospital para hacerle más pruebas y descartar cualquier otro problema derivado de la caída.

Nueva york comenzaba a despertarse y el sonido de la sirena se perdía entre el bullicio que volvía a resurgir como el ave fénix.


En el loft, Castle seguía sin poder dormir y sin duda Beckett tenía mucha culpa de ello, no podía quitársela de la cabeza así que decidió empezar con los preparativos para su futuro inmediato.
Se levantó de la cama en medio de la oscuridad con el solo reflejo de las luces de la ciudad que entraban por la ventana y se acercó hasta el armario para ponerse unos pantalones vaqueros dejando al descubierto su trabajado torso. Se dirigió hacia una de las maletas de viaje que tenía en su habitación y comenzó o prepararla, intentando mantener la mente ocupada y alejada de ella, solo así no le resultaría tan difícil abandonar la ciudad rumbo a Vancouver, donde su agente llevaba meses intentando que fuese para conceder diversas entrevistas que tenía pendiente con las cadenas de la ciudad.
Se pasó por el escritorio donde tenía el portátil y vio junto a él un recorté de periódico donde aparecía la foto de Kate. Con el chaleco antibalas puesto apresaba a un joven condenado posteriormente por asesinato como se podía leer en el pie de foto. Concentrada en su trabajo, su expresión parecía seria pero después de cuatro años a su lado Castle sabía que bajo esa fachada que expresaba, se encontraba la satisfacción de haber hecho justicia y de haber vengado la muerte de una persona. Se guardó la foto en el bolsillo del pantalón y siguió recogiendo todo aquello que le pudiese ser útil en Vancouver.
La agente esperaba su llamada desde varios meses atrás, así que cuando le comunicó su decisión esta le informó que tendría un avión en una hora esperándole en el aeropuerto lista para despegar.


En el hospital, Lanie no dejaba de caminar de un lado a otro de la sala de espera ante la atenta mirada de Esposito. El detective había estado ayudando a Beckett en el caso de su madre sin contar con el respaldo de Gates y la culpabilidad y responsabilidad por lo que le estaba ocurriendo a su hermana no le dejaba vivir. Si hubiese escuchado a Ryan cuando le insistía para que no hiciesen nada solos, si hubiese tenido el coraje para hablar con Gates, si… Muchos si se apoderaban de él ocupando cualquier resquicio de su mente, pero sabía que ya nada de lo que estaba circulando por su cabeza le serviría, Beckett estaba en peligro y él se sentía responsable de lo que le sucediese.
Ahora era Lanie quien no podía apartar la mirada de Esposito, su mirada de preocupación lo delataba, sabía que se culpaba de lo ocurrido y eso le dolía. Pese a haber terminado su relación con el detective, ciertos sentimientos se habían quedado anidados en ella y no parecían tener intención de marcharse, por lo que verlo fustigarse de aquella forma le resultaba doloroso.

-          -  Tú no tienes la culpa Esposito, esto va más allá de ti, de mí, de Ryan, incluso de Gates. Beckett se hizo detective para atrapar al asesino de su madre y nadie lo podía impedir – ni siquiera Castle, pensó.
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      - Lo sé Lanie, pero eso no hace que deje de sentir que pude impedirlo, quizás si hubiese tenido el valor de contarle lo que sucedía a Gates nada de esto hubiese pasado, pero…

-          -  Pero tú no podías traicionarla – terminó la frase por él – Eres su amigo y la ayudaste cuando ella lo necesitaba – se acercó hasta él salvando la distancia que los separaba, quedando a unos escasos centímetro de él sin saber muy bien que hacer – No te lastimes más, todo saldrá bien – el detective tomó la iniciativa y se abrazó a ella mientras intentaba contener las lágrimas que luchaba por salir.

En la sala contigua, Gates, preocupada y asustada ante lo sucedido a su detective, había llamado a Ryan para hablar con él. Necesitaba a alguien de confianza para que no dejase sola a Beckett en ningún momento y Ryan había demostrada tener un gran carió hacia la detective que le había llevado a contarle lo que había averiguado Beckett con la ayuda del escritor y de Esposito sin importarle si con ello la detective y su compañero pensaban que los estaba traicionando.

Ryan entró en la sala sin saber por qué Gates quería hablar con él. Cuando esta le explicó su cometido a partir de ese momento, Ryan no puso ningún inconveniente y acató la orden. Para él no había nada más importante que proteger a su compañera, su hermana, y estaba dispuesto a hacer lo necesario para evitar que se expusiese al peligro.


Castle deambulaba por su despacho sin saber que hacer, su maleta estaba delante de él preparada para ser embarcada, ya no se podía echar atrás, después de la insistencia de su agente sabía que ahora no aceptaría un no por respuesta tras haber aceptado ir, pero sabía que parte de él se quedaría en Nueva York esperando a su musa. Unas llaves lo devolvió a la realidad, y una joven de larga melena pelirroja entró en el loft. Había estado tan ocupado pensando en la detective que no había decidido aun como decirle a su hija que se marchaba esa misma noche.

Alexis había demostrado ser una joven madura, mucha más madura que las chicas de su edad e incluso que su propio padre en multitud de ocasiones, Castle sabía que podía explicarle su decisión sin mentirle,  pero no quería preocuparla diciéndole el verdadero motivo por el que se marchaba, así que cuando se acercó hasta él con la alegría reflejada en sus ojos después de la que seguro que había sido una gran noche, Castle solo pudo decirle que tras la insistencia de su agente había decidido aceptar ir a Vancouver durante unas semanas para realizar diversas entrevistas.

Alexis llegó con ganas de compartir con su padre la estupenda noche que había pasado, pero nada más ver su cara supo que algo sucedía. Espero a que él comenzase a explicarse, deseando que no tuviese nada que ver con Beckett, sabía cuanto la quería y como lo hacía sufrir ante su rechazo, así que solo esperaba que su nombre no apareciese en la conversación. No estaba muy segura de sí le había contado la verdad, pero parecía no mentir, así que se acercó a él y le dio un tierno beso en la mejilla, le dijo que ella ser iría al día siguiente con la abuela que se marchaba unas semanas de vacaciones y le había propuesto que se fuese con ella, así que no tenía que preocuparse por ella, estaría bien. Martha no le había dicho cual era el destino, pero Alexis le prometió a su padre llamarlo cuando llegaran. Castle asintió y Alexis le dio las buenas noches antes de retirarse a su habitación, había sido una noche intensa y estaba agotada.

AND IF... ? - Prólogo


Nuestra mente es un gran abismo en el que en multitud de ocasiones nos perdemos. A veces dejarse llevar por lo que nos dicta puede provocar que nuestra vida este rodeada por un muro, una coraza difícil de atravesar. Para evitar sufrir tendemos a escudarnos en nuestra mente, nuestra parte racional, dejando de lado los sentimientos, lo que luego nos lleva a arrepentirnos y a preguntarnos ¿y si me hubiese arriesgado y hubiese apostado por lo que me decía el corazón en lugar de seguir el camino fácil? ¿Y si he elegido el camino equivocado? ¿Y si…? Pero una vez tomada una decisión ya no hay vuelta atrás, quizás esa coraza creada para protegernos provoque el efecto contrario y nos dañe más de lo que parece, al mantenernos alejados de los sentimientos donde estos no tienen cabida, no si ello implica dolor o sufrimiento.

Quizás para todos es fácil decir que lo mejor es dejarse llevar y así evitar esos “¿y si…?” Pero cuando se ha sufrido en el pasado, sin quererlo tendemos a autoprotegernos, no siendo fácil dejarse llevar por los sentimientos.

Solo el tiempo y el cariño, sin presiones de ningún tipo, es capaz de romper esa barrera que levantamos, conscientemente o sin darnos cuenta, para protegernos.

lunes, 23 de julio de 2012

SOLO TÚ: Capítulo 12


Ryan y Expósito parecían debatir e intercambiar opiniones sobre el caso mostrándose uno a otro imágenes y apuntando más información en la pizarra mientras Castle y yo nos preparábamos un café-

-          Castle: Parece que no consiguen poner de acuerdo – dijo inclinando la cabeza en dirección a los chicos.

-          Beckett: Son como un matrimonio, entre ellos no faltan las discusiones pero no pueden vivir el uno sin el otro – le confesé con una sonrisa.

-          Castle: He de reconocer que cuando los vi trabajando juntos después de todo lo que ha pasado me sorprendió, pensé que Expósito no le perdonaría a Ryan que lo traicionara.

-          Beckett: Expósito y yo tenemos una forma de pensar muy similar en cuanto a Ryan se refiere. He hablado y fue como si me leyese la mente. Aunque ambos estuviésemos dolidos con Ryan sabemos que él solo quería protegernos.

-          Castle: No dejas de sorprenderme – dijo arrastrando las palabras mientras dejaba su café en la mesa y se acercaba a mí – Eres increíble.

-          Beckett: ¿Ah sí? – le dije sensualmente acercándome aun más.

Sólo un centímetro nos separaba a ambos dejando que el aire corriese entre nosotros. Yo comenzaba a sentir mi corazón a mil por horas y mis mejillas volvieron a sonrojarse.
Castle pasó su brazo por mi cintura y me atrajo hacia él. Roso sus labios con los míos y yo le seguí, mientras nuestras lenguas exploraban la boca del otro.

-          ¡Ejem! – Expósito estaba en la puerta observándonos con una sonrisa - ¿Podéis hacer eso en un lugar donde no os veamos?

Yo volví a sonrojarme. Tenía que intentar controlarme un poco en el trabajo pero es que Castle me lo ponían tan difícil…

-          Beckett: ¿Qué sucede Expósito?

-          Expósito: Si preguntas por qué os he interrumpido… - viendo mi mirada de “no sigas por ahí”, fue al grano – Ryan y yo hemos estado preguntando a los compañeros de la 12 y otro de los detectives que nos suelen ayudar cuando necesitamos más personal nos ha dado nueva información.

-          Ryan: Al parecer Chen le contó que después de terminar su jornada a las 5 de la tarde se iría a su casa a descansar porque había tenido una semana muy complicada y estaba agotado – dijo Ryan entrando en la sala quedándose junto a Expósito.

-          Expósito: Hemos hablado con el portero de su edificio y afirma que esa noche Chen no llegó hasta pasada las 12 de la noche.

-          Ryan: Chen no llegó a salir de la 12 en todo el día. Nadie sabe que hizo, a cada persona le contaba una historia diferente y realmente nadie sabe donde estaba.

-          Beckett: Así que estamos como antes – la emoción que sentí al creer que saldríamos de aquel callejón sin salida se esfumó.

-          Castle: No tan rápido Kate – dijo a mi espalada sobresaltándome; había permanecido tan callado que no me lo esperaba – Según os dijeron los de mantenimiento, poco antes del apagón unos técnicos estuvieron en las instalaciones. Mi instinto de escritor me dice que los técnicos deben saber donde estuvo Chen el miércoles.

-          Expósito: Eso ha sido bueno.

-          Beckett: Chicos, quiero que volváis a hablar con los de mantenimiento y os informe de quienes eran esos técnicos. Cuando lo sepáis, pedid órdenes de arresto, algo me dice que será bastante fácil hacerlos cantar.

Ryan y Expósito hicieron lo que les pedí y en una hora tenía a los 2 técnicos en la sala de interrogatorios.

-          ¿De qué se nos acusa? – dijo uno de ellos, parecía que era el que iba a dar más problemas.

-          Beckett: Veo que ya da por hecho que le acusamos de algo – dije manteniéndome fría para intentar ver su punto débil.

-          Sino no estaría aquí – dijo a la defensiva.

-          Beckett: Hace algo más de una semana, el miércoles 6 alrededor de las 23:00 h estuvisteis en las instalaciones de la comisaría y poco después hubo un cortocircuito que sirvió de ventaja para que se cometiera un asesinato.

-          ¿Un asesinato? – dijo el otro técnico tan asustado como si hubiese visto un fantasma, sin duda será fácil desestabilizarlo.

-          Tú cállate – le dijo el otro.

-          Veo que tiene bastantes antecedentes – le dije al que parecía más sumiso mientras miraba su ficha policial. Los cargos de los que se le acusaban eran cargos menos pero yo no se lo hice saber – Será mejor que colabore si no quiere pasarse la vida en los calabozos.

-          Yo… - dijo dubitativo – Nosotros provocamos ese cortocircuito …

-          ¡Cállate! – le gritó al otro.

-          No, no puedo cargar con esto por más tiempo – se dirigió a nosotros – Chen y yo éramos amigos desde la infancia, salíamos con el mismo círculo de personas y manteníamos muy buena relación. Hace una semana me dijo que en la comisaría donde él trabaja tenían problemas de electricidad y que necesitaba que alguien le echara un vistazo. Yo le dije que mi hermano – dijo dirigiéndose al otro técnico – y yo podríamos ir a revisar las instalaciones y él me dijo que sería estupendo. Fuimos a su casa un par de veces para que nos enseñara un plano de Chen y mi hermano se habían hecho muy amigos y que pasaban el día hablando por teléfono pero no le tomé importancia.

-          ¡Basta! – gritó el hermano, pero él continuó.

-          Mi hermano y Chen urdieron un plan a mis espaldas. El miércoles por la noche fuimos a la comisaría como Chen nos había dicho para arreglar el problema con la electricidad. Mi hermano me dijo que no era necesario que le ayudara, que él podía hacerlo solo, así que me quedé fuera de la 12. Al poco llegó mi hermano y me dijo que se había producido un cortocircuito, que el problema era más grave de lo que parecía y que no podríamos solucionarlo, que había hablado con Chen y este le había dado las gracias por intentarlo, y yo me lo creí.

-          Castle: ¿Cuándo se dio cuenta de que su hermano le había mentido?

-          Hace tres días que lo pillé hablando por teléfono con Chen preguntándole si el plan de provocar un cortocircuito había funcionado. Sabía que algo ocurría lo que nunca pensé es que tuviera que ver con un asesinato.

-          Beckett: De hecho usted conocía a la víctima. Kenta Furukawa, ¿le suena?

-          ¿Pero que hiciste hermano? – le dijo atónito con lágrimas en los ojos. El otro permanecía impertérrito, como si todo aquello no fuese con él.

-          Solo hice lo que debía.

-          Castle: ¿Y qué se supone que era lo que debía hacer?

-          Lo que Chen me pidió – en ese momento comenzó a sonar mi teléfono.

-          Perdone – dije levantándome - ¿Qué ocurre Lanie? Estoy en pleno interrogatorio – le pregunté una vez estuve fuera de la sala.

Cinco minutos después volví a entrar en la sala de interrogatorios. Ahora los dos técnicos me miraban con preocupación y se respiraba cierta tensión.

-          Beckett: No es necesario que nos intente engañar, sabemos lo que ocurrió.

-          Castle: ¿Ah sí? – preguntó sorprendido. Me volví hacia él esperando que no dijera ninguna tontería y pareció captar el mensaje.

-          Beckett: Hemos encontrado sus huellas en el cuello de la víctima. ¿Qué pasó? ¿Se resistió?

-          El cabrón era escurridísimo – comenzó viendo que no tenía escapatoria y que debía confesar ante la mirada de incredulidad de su hermano – Kenta quería acabar con su hermano, el empleado perfecto, el amigo perfecto, pero sabía que no sería capaz de matarlo él mismo - pude–notar como de los labios de Castle salía un “te lo dije” – Primero pensó en contárselo a mi hermano pero sabía que era un blando y no podría hacerlo, así que confió en mí. Esa noche entré sin mi hermano en las instalaciones y provoqué el cortocircuito como Kenta me había dicho. Luego volví con mi hermano y le dije que no había podido arreglarlo porque el problema era más grave de lo que pensábamos. Yo había pactado con Kenta deshacerme de su hermano, peor para eso necesitaba a mi hermano fuera así que le pedí a Kenta que lo llamara y le propusiera quedar en un bar de copas lejos de allí. Yo le dije a mi hermano que no me apetecía y que me iría a casa.

-          Beckett: Pero no llegó a irse de la 12.

-          Castle: Chen llamó a su hermano desde su móvil para que fuese a la comisaría – dijo como si de repente todo empezase a cobrar sentido y las piezas del puzzle comenzasen a encajar.

-          Chen era más imbécil de lo que yo pensaba. Antes de yo provocar el cortocircuito Kenta lo llamó y se acercó hasta allí con un amigo sin sospechar nada.

-          Castle: Donde lo estabas esperando. Como has dicho, era escurridísimo y no fue fácil que se tomara el veneno, pero era la muerte más segura y que menos pruebas dejaba. Pero no estabas seguro de que estuviera muerte así que le disparaste.

-          No podía quedar vivo – dijo para finalizar como si lo que hizo fuera una proeza.

-          Beckett: Jack Gordon queda detenido por el asesinato de Kenta Furukawa.

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-          Castle: ¿Qué pasará con Chen? – me dijo desde su cama.

-          Beckett: Pasará un tiempo en los calabozos y cuando salga deberá realizar trabajos sociales – le dije desde el aseo donde me estaba poniendo el albornoz tras una ducha relajante – Dejemos de hablar de trabajo – dije entrando en su habitación, fue entonces cuando me di cuenta que estaba muy concentrado en su portátil - ¿Qué escribes? – le pregunté con curiosidad.

-          Castle: Eh… nada – parecía nervioso y en cuanto me vio agachó la pantalla del ordenador.

-          Beckett: No parecía que fuera nada – le dije mientras me acercaba a él para besarlo tiernamente – Déjame ver que es – le dije pasando por encima de él hasta llegar al portátil.

-          Castle: No por favor Kate, aun no esta terminado – me suplicó pero yo ya había levantado la pantalla y el corazón me dio un vuelco. Ahí, escrito con letras grandes como título se podía leer “Solo tú” – Esperaba enseñártelo cuando estuviera terminado, solo es un recorrido por nuestra historia durante estos cuatro años, no tenía pensado publicarlo, solo era un regalo para ti.

-          Beckett: ¿Por qué no Castle? Es maravilloso – le conseguí decir con lágrimas en los ojos – Es precioso Castle, te quiero – me acerqué y él me rodeo con sus brazos, desprendía una luz especial que hizo que no pudiera controlar las ganas de besarle.

Así comenzó un juego entre los dos que acabó como todas las noches atrás: su ropa y la mia por el suelo y nosotros amándonos intensamente.

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Un año después…

Una prestigiosa y elegante librería frente a Central Park se llenaba de personas emocionadas y con ganas de recibir al escritor que les había hecho creer en el amor.

-          Beckett: Castle, debo volver al trabajo – le dije antes de que comenzase su firma de libros de su nuevo best seller “Solo tú” – Echaré de menos que no estés allí.

-          Castle: Yo también te echaré de menos cariño – dijo antes de besarme.

En ese momento llegó Alexis llevando de la mano a su hermana.

-          Alexis: Papá, no me puedo hacer cargo de Joanna todo el día, Sami y yo hemos hecho planes, iremos de compras.

-          Beckett: Castle por favor, encárgate de la niña hasta que yo llegue, hoy tengo un día largo en la comisaría.

-          Castle: Llegaré a casa sobre las cuatro, cuida de ellas hasta entonces cariño – le dijo a Alexis.

-          Alexis: Pero solo hasta las cuatro – le dijo en un tono serio para luego sonreírle – Vamos Joanna, dale un beso a mamá y papá – nuestra hija se acercó a nosotros y nos abrazó a los dos.

-          Te quiero – le dijimos Castle y yo a la vez.

-          Alexis: Nos vemos esta tarde papá y a ti espero verte por la noche, últimamente casi ni nos vemos – me dijo.

En el último año Alexis y yo nos habíamos hecho complices, desde el primer minuto que supo que su padre y yo estábamos juntos nos apoyó y nos convertimos en grandes amigas, siempre venía a pedirme consejo cuando se trataba de algún chico o de como explicarle a su padre algún tema complicado. Alexis se había convertido en una gran mujer.

-          Beckett: En la comisaría estamos desbordados, Nueva York sufre una oleada de asesinatos últimamente, pero hoy prometo volver pronto.

Alexis se marchó con la pequeña que salió contenta después de ver a su papá. Sentía devoción por él, tenía sus ojos y cuando la miraba era como mirar a Castle. El carácter lo había heredado de mí, era muy fuerte aunque tenía un corazón tan grande como su padre.

Me acerqué a Castle y él me rodeó con sus brazos para besarme.

-          Beckett: Nos vemos esta noche, llegaré pronto para acostar a Joanna. Ahora vete que tus fans te esperan. Te quiero.