lunes, 30 de julio de 2012

AND IF... ? - Capítulo 2: Descubrimientos inesperados


La tormenta volvía a cubrir Nueva York, como si fuese una cortina la lluvia caía sobre la ciudad haciéndola triste, fría, desoladora, era como si Nueva York reflejase lo que Castle sentía. Un taxi lo llevó hasta el aeropuerto bajo aquella tormentosa noche donde su avión privado le esperaba rumbo a Vancouver. Una vez en el avión, el cansancio se apoderó de él sumiéndolo en un profundo sueño.

Su móvil comenzó a sonar pero al ver su nombre reflejado en la pantalla lo apagó. Encendí la pantalla donde tenía todo la información del caso de su madre bajó el nombre Beckett y lo borré. Entonces, alguien llamó a la puerta; pensando que podía ser Alexis, abrió. Allí estaba Kate, empapada, con lágrimas en los ojos. Con la mirada intentaban comprender que es lo que estaban pensando y así permanecieron unos segundos. Castle, confuso, solo fue capaz de pronunciar “¿Beckett, qué quieres?” a lo que esta le respondí “tú” Sin darle tiempo para reaccionar sus labios buscaron con furia los de él y este pudo sentir como ella se iba relajando a medida que el beso se hacía más intenso. “Lo siento mucho Castle. Lo siento mucho. Lo siento mucho” fue capaz de decir mientras permanecía muy cerca de él con sus manos sobre sus hombros y lo volvía a besar. Pero Castle no estaba dispuesto a dejarla entrar en su vida de nuevo sin saber por qué estaba allí “¿Qué pasó? Le preguntó intentando comprender por qué Beckett había corrido a sus brazos “Él se escapó y no me importó. Casi muero y solo podía pensar en ti. Solo te quiero a ti” Le respondió volviendo a sus labios con preocupación de ser nuevamente rechazada, sin embargo Castle aceptó su beso y profundizó en él mientras la atrapaba contra la pared recorriendo con sus labios su boca, su cuello. Desabrochó su camisa y llegó hasta esa cicatriz, acariciándola tiernamente para volver a sus labios. Entonces ella entrelazó su mano con la de él y lo animó a dirigirse a su habitación.

-          -  ¡Señor Castle, señor Castle! – le decía la azafata mientras le pasaba la mano por el hombro para despertarlo, fue entonces cuando abrió los ojos – Señor Castle, hemos llegado a Vancouver.


Ryan entró bruscamente en la sala de espera y angustiado preguntó si alguien sabía algo de Castle. Era lo último que había pronunciado la detective antes de precipitarse al vació y necesitaba encontrarlo.

-           - Yo no lo he vuelto a ver desde esta mañana – consiguió decir Esposito visiblemente afectado por el estado de Beckett.

-           - Lo he intentando llamar varias veces pero tiene el móvil apagado. He probado con Alexis pero no contesta; hoy era su graduación así que supongo que esta noche no estará para nadie – le informó Lanie.

Ryan estaba confuso, había dado por hecho que Castle habría ido con Beckett en busca del asesino. “Sin duda hay algo que me he perdido” pensó. Castle nunca la dejaría sola antes el peligro, había visto como la cuidaba y ayudaba durante cuatro años, algo tenía que haber sucedido para que no hubiese estado con ella y no supieran nada de él. Su mente comenzó a viajar a la velocidad de la luz, multitud de teorías le vinieron a la mente y ninguna buenas.

-           - Tenemos que dar con él. Si conseguís poneros en contacto con Castle avisadme por favor.

Ambos asintieron mientras veían como un Ryan angustiado se dirigía a la habitación donde se encontraba Beckett.


A la salida del avión, su agente le esperaba agenda en mano para irle informando de su apretado día. Aun se sentía desconcertado tras aquel intenso sueño y Samantha parecía no darle tregua, solo tenía una hora antes de comenzar su primera entrevista y luego le esperaba un almuerzo con diversos productores y directores de cine que querían llevar su libro Heat Rises a la gran pantalla. Samantha seguía hablando pero Castle no la oía, aquel sueño había sido tan real o al menos eso había sentido, despertó creyendo que Beckett estaría con él, sus besos, esos que tantos años había estado esperando, llenos de amor le habían sabido a poco y justo cuando creyó que lo mejor aun estaba por llegar, la azafata lo había devuelto a la realidad.

-          -  ¡Eh, Richard! ¿Estás bien? – le preguntó su agente ante los monosílabos que habían salido de la boca de Castle mientras le informaba de todo lo que le esperaba los próximos días.

-          -  Umm… sí Samantha, ha sido un largo viaje, solo necesito descansar – le contestó dándose cuenta que no sabía que le había estado diciendo durante el trayecto en taxi desde el aeropuerto hasta el hotel.

-          -  Tienes media hora, a las 9:30 te espero en el hall del hotel para dirigirnos a los estudios de grabación de City TV.


Beckett permanecía en la cama de la habitación del hospital rodeada de diversas máquinas que controlaba sus constantes vitales y la mantenía vigilada para que cualquiera cambio en su estado fuese avisado.

“Es una mujer fuerte, capaz de enfrentarse a todo y a todos sin temor alguno, es luchadora y no se rendirá”, pensó Lanie mientras se acercaba a la cama de su amiga y la tomaba de la mano. Parecía descansar plácidamente, como si aquello ni fuese más que un sueño del que despertaría en cuanto la nombrase, sin embargo sabía que eso no ocurriría.
Escuchó como Espósito terminaba su conversación con Ryan y se acercaba hasta donde ella estaba sentada para depositar una de sus manos sobre su hombro, haciéndole saber que estaba allí, con ella, que no estaba sola.
Su calidez la tranquilizó, se le había olvidado la calma que es capaz de transmitir. Su serenidad la serenó a ella también, parecía saber muy bien lo que necesitaba en ese momento. “Para Javi también es muy duro, él mejor que nadie puede comprender como me siento”. Dejó caer la mano que tenía libre sobre la de él que permanecía en su hombro. Lanie elevó su rostro hasta encontrarse con sus ojos para ver la expresión de Espósito y pudo ver como una leve sonrisa se dibujaba en su cara.

Aun no tenía muy claro por qué había dejado escapar a esa preciosa mujer, Lanie era todo cuanto quería, lo había sabido siempre pero su orgullo le había impedido reconocer sus errores y hablar con ella sobre lo que les había ocurrido para llegar a ese punto. Ahora, viéndola destrozada, tomando de la mano a su compañera de fatigas, no podía dejar de pensar en ella y se prometió a si mismo no tirar la toalla con Lanie, lo necesitaba y no la dejaría sola nunca más.

Gates observaba la imagen desde fuera, la puerta de la habitación estaba abierta permitiéndole observar como Lanie parecía serena ante la presencia de Espósito que se mostraba tierno con ella. Gates siempre había pensado que entre Beckett y Castle se escondía algo más que una simple amistad, lo podía ver en sus miradas cómplices y sus comportamientos cuando trabajaban juntos,  es difícil engañarla sin embargo Lanie y Espósito lo habían conseguido. Ambos eran muy profesionales y no dejaban lugar para comentarios sobre sus vidas privadas, nunca había visto entre ellos más complicidad de lo que podía existir entre dos compañeros de trabajo, mantenían una buena relación en el trabajo, pero jamás creyó que hubiese algo más. Sin embargo, viéndolos allí, apoyándose mutuamente ante la cama de su amiga se dio cuenta de todo. Eso le hizo recordar a su juventud, esa etapa en la que comenzaba su andadura como detective en la comisaría de policía de California, donde conoció a Rob, su maestro, quien le ayudó y le enseñó el verdadero mundo de los detectives de policía y del que se enamoró. Pero las leyes en la comisaría eran estrictas, las relaciones personales entre compañeros quedaban prohibidas. Así lo supo cuando la alejaron de Rob destinándola a Nueva York, donde terminó de formarse como detective. “Rob, ¿dónde estarás ahora? ¿Qué habrá sido de tu vida?” se preguntó dejando volar su imaginación.


A cientos de kilómetros, Castle intentaba descansar entre mullidos cojines que hacían las veces de almohada en aquella cómoda cama, pero el sonido de los niños jugando en la piscina lo distrajo. Se levantó y se acercó a la ventana que cubría casi la totalidad de la pared junto a su cama. Desde allí podía contemplar una impresionante piscina que hacia las delicias de los niños. Tras ella, se podía ver el mar, si aguzaba el oído podía escuchar el rumor de las olas y a lo lejos las montañas culminaban con ese precioso paisaje de la ciudad de Vancouver. Había estado tan absorto contemplando las vistas que no había oído como llamaban a la puerta insistentemente. Al darse cuenta de ellos se dirigió a la entrada de la habitación y abrió.

-          -  Lo siento Richard pero tenemos que marcharnos ya, al parecer los de City TV han adelantado tu entrevista que se emitirá e la 10:30 en directo, pero ya sabes como va esto, te necesitan a las 10:00 para que conozcas los estudios y al presentador que te hará la entrevista, además hay que pasar por vestuario y maquillaje. Necesito que estés en el hall del hotel dentro de 5 minutos.

Castle asintió con desgana y se dispuso a coger algo de ropa para cambiarse aunque en ese momento cualquier otra cosa le apetecía más que estar en un estudio de grabación. “He venido aquí para trabajar y eso es lo que voy a hacer” se dijo a si mismo mientras se ponía unos pantalones vaqueros y una camisa celeste a juego con sus ojos. Para completar el vestuario se puso una chaqueta negra que le daba un toque elegante. Bajó al hall donde el atrio de cristal que lo cubría inundaba en vestíbulo de luz permitiendo contemplar unas preciosas vistas al puerto. Samantha, impaciente, le esperaba.

-          -  No estás nada mal – le dijo colocándose a su lado. Castle giró sobre si mismo para que esta la pudiese contemplar desde todos los ángulos – Vamos, a Tessa no le gusta que le hagan esperar.

-          -  ¿Tessa? – preguntó Castle sorprendido - ¿Tessa James?

-           - ¿Acaso la conoces Richard?

-          -  Digamos que si – dijo haciéndose el interesante.

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