Había sido un día largo e intenso. Todos estábamos agotados del reciente
acontecimiento sucedido con el caso de mi madre y no estábamos al 100%.
Ryan y Expósito investigaron a todos los detectives que ese día
trabajaron hasta tarde y realizaron alguna llamada durante el día, sin embargo
aunque dos podrían ser sospechosos, tenían coartadas.
-
Beckett: Hoy no conseguimos sacar nada
en claro. Creo que será mejor que nos vayamos a casa y descansemos – les dije a
Ryan y Expósito que se encontraban en la pizarra anotando los últimos datos
conseguidos. Me acerqué a Castle y le dije casi susurrando para que solo él
pudiese oírme – Tendremos que hablar, tengo que contarte algo importante.
Castle me miró fijamente, su mirada de preocupación intentaba saber qué
sucedía. Solo con mirarnos nos entendíamos, había llegado un punto en que
sobraban las palabras entre nosotros, así que intenté que entendiese que ese no
era el lugar. Al ver como con mi cabeza apuntaba a Ryan y Expósito, se acercó
cuanto pudo a mí para hablarme casi en un susurro.
-
Castle: Vamos a casa, allí podremos
hablar tranquilos – se dirigió hacia Ryan y Expósito – Nos vemos mañana.
Nos levantamos y nos dirigimos al ascensor. A mitad de camino Castle me
cogió de la mano y yo sentí que me ruborizaba ¿Acaso iba a ser siempre así? No
sabía por qué motivo el solo roce de su piel hacia que mi piel se erizase y un
escalofrío me recorriese todo el cuerpo, cambiando la tonalidad de mis mejillas
hacia un color cada vez más intenso.
A lo lejos pude escuchar las risitas de Ryan y Expósito.
De camino al loft de Castle permanecí en silencio y pude notar como él se
tensaba cada vez que yo suspiraba debido a lo agotada que estaba, sus músculos
se contraían y parecía encontrarse en estado de alerta; no debí decirle nada
hasta llegar al loft, le había preocupado.
En media hora llegamos a la casa de Castle, la que se había convertido en
mi casa también, en la que estos días habíamos compartido todo.
Martha se encontraba preparándose algo de comer en la cocina cuando
llegamos. Castle, tan atento y caballero como siempre, me dejó pasar antes.
-
Martha: Hola Richard, ¿no os esperaba
tan pronto? – dijo dirigiéndose a mí.
-
Beckett: Ha sido un día duro y
necesitamos descansar.
-
Castle: Mamá, te importa dejarnos solos
– me giré y pude ver como aún permanecía tenso.
Me acerqué a
él colocándome delante suya abrazándolo por la cintura para intentar que se
relajase y pareció surtir efecto, noté como desaparecía la tensión de su cuerpo
y me pasó sus brazos por mi cintura.
-
Martha: Ya me marcho hijo, no pensaba
quedarme aquí observando – dijo viendo como permanecíamos abrazados.
-
Beckett: ¡Oh, no Martha! Yo solo …
-
Castle: Déjala que se vaya – me
interrumpió mientras Martha cogía el bol donde había preparado una ensalada y
se dirigía hacia las escaleras – Por favor, no me hagas esperar más, ¿de qué se
trata? – dijo separándose de mí para invitarme a sentarme en el sofá.
-
Beckett: No sé como empezar, esto es
algo que ninguno de los dos esperábamos.
-
Castle: Kate, sea lo que sea estamos
juntos, nos tenemos el uno al otro, nada puede pasarnos – dijo cogiendo mis
manos entrelazando las suyas con las mías.
-
Beckett: Si no es nada malo Castle, no
debí asustarte de esa forma pero no quería contártelo con toda la comisaría
observándonos, desde que hemos vuelto al trabajo somos el centro de atención y
al menos de momento no quiero dar más motivos para que sigan cuchicheando.
-
Castle: No entiendo nada Kate – parecía
confundido.
-
Beckett: Castle… - creo que será mejor
dejar los rodeos y soltarlo, pensé – tengo un retraso.
La cara de Castle cambió y su preocupación dio paso a una inmensa alegría
que se notaba en el brillo de sus ojos. Me estrechó entre sus brazos y yo me
sentí protegida, eso era lo que sentía en sus brazos, que nada malo podría
ocurrirme, me hacía sentir segura, algo que no había conseguido con ninguna de
las parejas que había tenido.
Se separó de aquel abrazo para besarme, un beso que parecía no tener fin.
-
¡Pero papá! – era Alexis, con la emoción
del momento no nos dimos cuenta que habíamos llegado. Nos separamos y nos
quedamos sentados el uno al lado del otro – Me voy de casa unos días y cuando
vuelvo me encuentro con esto – dijo mientras Castle pasaba su brazo por mi
hombro y yo me acercaba a su pecho para sentirlo cerca – ¿No podríais haber
dado el paso un poco antes de yo irme? – dijo con una sonrisa - ¡Enhorabuena! –
se acercó a nosotros y nos abrazó.
-
Castle: Pues aún queda más cariño, ¿se
lo digo? – me dijo con un sonrisa que le iluminaba el rostro.
-
Alexis: ¿Decirme qué?
-
Castle: Puede que vaya a tener un
hermanito.
-
Beckett: O hermanita – le corregí – Aún
no es seguro, me tengo que hacer las pruebas para … - antes de poder continuar
ya tenía a Alexis dándome un abrazo, sin duda Castle sería un gran padre,
viendo a Alexis no cabía duda.
-
Alexis: Oh dios mio, no me lo puedo
creer, ¡voy a tener un hermanito! Voy a contárselo a la abuela – dijo subiendo
las escaleras lo más rápido que le permitían sus piernas mientras gritaba
“¡abuela, voy a tener un hermanito!”.
-
Beckett: Ojala nuestro hijo sea como
Alexis.
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