viernes, 20 de julio de 2012

SOLO TÚ: Capítulo 4


El trayecto hasta la casa de la víctima se me hizo corto, Castle de copiloto no pudo aguantar sus ansias por compartir su teoría y mientras llegábamos me puso al corriente. Su idea descabellada hizo que me riera y el siguió modificando la teoría viendo que a mi me hacía reír. 


-          Beckett: Castle, nosotros nos dedicamos a investigar para encontrar al culpable que es lo que vamos a hacer ahora, así que por favor, deja tus teorías – le dije intentando parecer seria, aunque me resultaba difícil teniéndolo a mi lado.

Chen Furukawa, hermano de la víctima, nos esperaba en su casa en la calle Ámsterdam con la 83.

-          Chen: ¿Ocurre algo detective Beckett?

-          Beckett: Hemos encontrado el cuerpo de su hermano en los aparcamientos de la comisaría.

-          Chen: No puede ser… ¡Kenta! – grito con lágrimas en los ojos – Era la única familia que me quedaba y ahora se ha ido para siempre.

-          Beckett_ Lo siento mucho Chen. Entenderás que tenga que hacerte ciertas preguntas.

-          Chen: Claro detective, adelante.

-          Beckett: ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con él?

-          Chen: Hace algo más de una semana. Había partido de los nicks, a Kenta y a mí siempre nos han gustado. Yo tenía dos entradas para verlo y le pregunté si quería venir.

-          Beckett: ¿Notaste algo extraño en su comportamiento?

-          Chen: Ahora que lo dice, sí. Nunca rechazaba una oferta para algo que tuviera que ver con los nicks, sin embargo ese día me dijo que no podía, que tenía algo más importante que hacer; parecía muy nervioso.

-          Castle: ¿Cómo de estrecha era la relación con su hermano? – dijo mientras yo anotaba toda la información que Chen nos estaba dando. Había que reconocer que algunas veces las preguntas de Castle podían ser de lo más acertadas.

-          Chen: ¿A qué se refiere?

-          Castle: A qué si su hermanos tenía la confianza suficiente con usted como para contarle si tenía problemas.

-          Chen: Claro que tenía confianza en mí, era su hermano mayor, si no me dijo nada sería porque no era nada importante.

-          Beckett: ¿Qué estaba haciendo un día como hoy hace una semana a las once de la noche? – de camino a la casa de Chen, Lanie nos había confirmado la hora de la muerte de la víctima.

-          Chen: Estaba con unos amigos tomando una copa en el Campbell Apartment.

Su voz cada vez se entrecortaba más a causa de sus lágrimas. En ese estado no podría sacarle mucha más información así que le di las gracias y nos marchamos.

-          Castle: No creo que fuese él, se le veía destrozada – me dijo de camino al coche.

-          Beckett: Yo tampoco lo creo Castle, pero tenemos que investigar todas las pistas que tengamos.

-          Castle: Me dejas conducir a mí.

-          Beckett: Ya sabes que no puedes, es el coche de la comisaría, no puedes conducirlo.

-          Castle: Por favor, quiero llevarte a un sitio ahora que hemos hecho la visita al hermano de la víctima.

-          Beckett: Tenemos trabajo Castle, al menos yo tengo trabajo, no sé tú.

-          Castle: Será solo un rato, no nos llevará mucho.

Había que reconocer que sabía como convencerme, esa mirada suplicante conseguía ablandarme.

-          Beckett: Está bien, pero que no sea más de 30 minutos.

Castle entró directamente en el coche y antes de ponernos en marcha sacó un pañuelo de seda beige con el que me tapó los ojos.

-          Castle: No quiero que veas nada hasta que estemos allí.

Mi sentido de la orientación intentó adivinar las calles por donde Castle circulaba pero era imposible, así que me relajé en el asiento de copiloto mientras una suave brisa entraba por las ventanillas y refrescaba el coche.

-          Castle: No te quites la venda aún.

Mi corazón iba a mil por horas, no sabía que tenía planeado Castle y mi curiosidad iba en aumento conforme pasaba los minutos.
Castle bajó del coche y me ayudó a salir. Me cogió de la mano y me llevó por un camino pedregoso con un aroma a jazmín  y naranja. El sol comenzaba a hacer acto de presencia y unos cálidos rayos llegaron hasta mi mejilla.

-          Castle: ¿Preparada?

-          Beckett: ¡Por favor Castle, quítame este pañuelo! – le dije ansiosa.

Lo que vi me dejó sorprendida, pequeñas lágrimas rodearon mi mejilla. Castle las apartó de mi rostro y me dejo al oído “te quiero”.

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