Un hombre de mediana
edad, esbelto, con algunas canas dispersas por su espeso cabello, se hacía el
nudo de la corbata que había elegido para esa mañana: una corbata celeste,
discreta, la más indicada para el discurso que tiene dentro de unas horas.
Nervioso, se mira al espejo para comprobar el resultado. Mentalmente repasa
cada palabra que deberá decir ante la asamblea con convicción y seguridad,
creyendo firmemente en lo que dice para así transmitirlo a los demás. Mientras
se coloca la chaqueta negra a juego con sus pantalones intenta calmarse. Se dirige
a la cocina y se prepara un té con la intensión de hacer que sus nervios
desaparezcan. Un discurso como el que tiene que hacer hoy siempre le pone
nervioso, impone respeto, pero esta vez siente que hay algo más, tiene una
extraña sensación que le hace estar inquieto. El té caliente en sus manos lo
tranquiliza un poco dejándose llevar por la suave melodía de la voz de Patty
Griffyn que suena por la radio.
Una hora después,
deja su casa con paso decidido para realizar su trabajo, le espera una mañana
dura, mucho más de lo que él puede llegar a imaginar.
Una ambulancia
llegaba para ayudar al secuestrador herido por el disparo de Beckett. El resto
era llevado por el coche de policía de vuelta al aeropuerto rumbo a Nueva York
para ser interrogados en la comisaría 12th. Beckett, seguida por Castle, salía
de aquel edificio donde Espósito y Ryan los esperaba. Ambos hablaban cuando
ellos legaron a su lado, pero se callaron inmediatamente al verlos llegar.
- - ¿De qué hablabais? ¿Es que os ha comido la lengua el gato? –
preguntó Castle haciéndose el gracioso.
Espósito se giró
hacia él arqueando una ceja.
- - Nos preguntábamos que hacia Beckett aquí – Espósito miró a la
inspectora esperando una respuesta – Gates nos dijo que estarías en el hotel.
- - Te has vuelto a poner en riesgo tú sola – le recriminó Ryan –
Sabes que esto te traería muchos problemas con Gates.
- - Ey, hermano, no te pases, deja que se explique – le reprendió
Espósito.
- - No podía esperaros chicos, sabía que no iba a ser fácil y que
me arriesgaba mucho, pero no podía saber que Castle estaba secuestrado y
quedarme sin hacer nada.
- - Pero, ¿desde cuando vosotros estáis…
-
- - … juntos? – completó Espósito.
Castle y Beckett se
miraron y ambos asintieron con la mirada, era inútil esconderles nada cuando ya
los habían pillado juntos.
- - Algo más de dos semanas – respondió Beckett para sorpresa de
Castle que pensaría que le pediría que fuese él quien lo contase – Gates me
pidió que me mantuviese alejada de Nueva York y vine en busca de él – les contó
de forma abreviada.
- - ¿Por qué no nos dijiste nada? – le preguntó Ryan a Castle.
- - Lo siento chicos, pero queríamos disfrutar del momento sin
tener que responder todo un cuestionario como el que nos estáis haciendo ahora
– se disculpó Castle.
Espósito asintió
entendiendo la postura de ambos. Él había hecho lo mismo cuando en su día
empezó su relación con Lanie así que no podía juzgarlos, solo querían tener
intimidad para comenzar la relación sin miradas ni comentarios.
Un teléfono comenzó
a sonar rompiendo la conversación.
- - Espósito.
- - Detective Espósito, te necesito junto al resto del equipo en
Nueva York ya. ¿Tenéis a los secuestradores? - ¿Está Castle bien? – preguntó con
apremio Gates.
- - No, será mejor que por el momento, Beckett y Castle sigan
allí, tenemos trabajo que hacer y ellos estarán más seguros en Vancouver. Os
espero dentro de una hora en la comisaría.
Castle y Beckett lo
miraban interrogantes cuando éste terminó la conversación con Gates.
- - Tenemos que irnos – dijo mirando a Ryan – pero vosotros no
podéis venir, la jefa quiere que os quedéis aquí, debe de tener algo grande
entre las manos.
- - Nos os preocupéis por nosotros chicos, esteramos bien – dijo
Castle pasándole a Beckett el brazo por la cintura atrayéndola hacia él, para
sorpresa de ella.
Espósito le hizo un
gesto a Ryan para que se fueran y los dejaran solos. Se despidieron mientras
Beckett les hacía prometer que los mantuvieran informados sobre todo lo que
ocurriera.
Gates repasaba con
Rob todos los datos que tenían antes de que llegase su equipo. Aunque solo era
cuestión de horas que los culpables fuesen detenidos, no podía evitar sentirse
nerviosa, tenía que salir todo perfecto ya que no tenían más oportunidades.
- - Tranquilízate, Gates. Todo saldrá bien – se acercó para
abrazarla y aunque a ella no le gustaban las demostraciones de afecto en el
trabajo, se dejó acurrucar por sus protectores brazos, dándole la fuerza que
necesitaba en ese momento.
Las puertas del
ascensor se abrieron dando paso a los detectives Ryan y Espósito junto con el
resto de equipo llevando tres personas arrestadas con ellos.
Con la mirada, Espósito
buscó a Gates y al no verla decidió entrar en su despacho. Ésta no se había
dado cuenta de la entrada en la comisaría de sus detectives, así que cuando
escuchó a alguien entrar se sobresaltó y se separó inmediatamente de Rob. Al
girarse comprobó que Espósito la observaba atónito y fulminaba con la mirada a
su compañero, del que parecía no fiarse después de lo último que había sabido
de él ya que no había tenido tiempo de explicarle que Rob era inocente.
- - Creo que nos hizo llamara por algo urgente, señor – la
tensión se podía cortar con un cuchillo – Además, tenemos a tres de los
secuestradores, el cuarto está en el hospital recuperándose.
- - Eh… sí, vamos a la sala de reuniones – dijo instándole con la
mirada a Rob para que los acompañase – Lleva antes a estos tres a la sala de interrogatorios – le apremió a
Espósito.
Todos esperaban entre murmullos el momento en que Gates
apareciese y les informase sobre los nuevos datos. Cuando ésta entró seguida de
Rob, con Espósito y Ryan a su lado, se hizo el silencio.
- - Tenemos nuevos datos sobre el caso de Joahnna Beckett que nos
lleva hasta sus asesinos – dijo alzando la voz para ser escuchada por todos –
Necesito poneros al corriente para llevar a cabo la operación dentro de unas
horas – nadie dijo nada, todos permanecían en silencio, expectantes – Comenzaré
desde el principio – dijo contándoles todo lo que Rob le había hecho participe
días antes – El detective ha colaborado conmigo en la investigación que hemos
llevado a cabo. Siguiendo sus sospechas sobre el alcalde pedí todos los
informes de los casos que llevaba la abogada así como todos los archivos de lo
que estaba investigando, de eso modo conseguimos llegar hasta el senador Joe
Lieberman y su incursión en el narcotráfico.
- - ¿El senador y el alcalde son narcotraficantes? Eso sería el
fin de sus carreras – apuntó Ryan.
- - Por ese motivo seguimos investigando con cautela para no
levantar sospechas – intervino Rob.
-
Hemos encontrado pruebas que Joahnna Beckett tenía sobre Joe
Lieberman y Daniel Williams. Se las confió a Smith porque tenía motivos para
pensar que iban tras ella, no se sentía segura.
- - ¿Y qué pinta en todo esto Maddox? – preguntó Espósito un poco
escéptico aun.
- - Maddox es un prófugo de la ley cuyo verdadero nombre es
Richard Stephen. Perdió el juicio que le llevó a la cárcel contra Donnal
Sullivan por asesinato. La abogada de Donnal era Joahnna Beckett y gracias a
ese caso se dio a conocer por su buen hacer. Cuando el senador y el alcalde se
vieron acorralados por Joahnna decidieron lavar sus nombres a través de alguien
que hiciese el trabajo sucio y ahí entra Maddox. Según sabemos, se le vio
relacionándose con Daniel y Joe . Tenemos orden de arresto contra el alcalde y
el senador, además de algunos narcos y políticos. Os necesito a todos en la
calle ahora, llega la hora de dar caza a los fantasmas que durante tanto tiempo
han estado en la sombra – dijo Gates provocando que todo el mundo se pusiese en
pie a la espera de que les informase como se llevarían a cabo las detenciones.
“Alcalde y senador, dos cargos importantes en el mundo
político y social, son desprestigiados bajo el nombre de aquellas dos personas
que son detenidas mientras hacen sus respectivos trabajos, un trabajo del que
se verán relegados tras el escándalo recogido por las cámaras de
televisión. El senador Joe Lieberman y
el alcalde Daniel Williams junto con una docena de políticos así como una
decena de narcotraficantes se encuentran en la comisaría 12th de Nueva York
declarando contra las pruebas que los acusan de extorsión, robo con
intimidación, secuestro y asesinato. La ciudad de Nueva York ajusta las cuentas
pendientes con los asesinatos de la abogada Joahnna Beckett y el señor Smith,
haciéndoles justicia, dándoles paz a las familias y amigos que ahora pueden
vivir tranquilos.”
Castle apagó el
televisor y no dejó de observar a Kate en ningún momento, quien aun seguía con
la vista fija en la pantalla apagada. Él la rodeó con sus brazos y la atrajo
hacia sí, intentando hacerle saber que estaba allí, que no estaba sola, que
todo había pasado. Pequeñas lágrimas comenzaron a correr por la mejilla de
Beckett, incapaz de contenerse. Castle, callado, le daba espacio para que se
desahogara sin presionarla, dejando que pasara por aquel camino duro entre sus
brazos. Se acurrucó en su pecho y dejó que sus lágrimas brotaran como un
inmenso océano mientras las manos de Castle la acariciaban dulcemente. Poco a
poco se fue calmando y levantó la vista hacia el hombre que no se había
separado de su lado durante algo más de cuatro años.
- - ¿Estás mejor? – le preguntó dándole un tierno beso en la
frente.
- - Sí, gracias por estar conmigo y darme espacio, Rick.
- - Siempre – le respondió mientras ella enterraba su rostro en
el pecho de su escritor.
Pasaron unos minutos
así, acurrucados, sin decir nada, disfrutando del momento bajo la tranquilidad
y la seguridad de tenerse el uno al otro. Con los ojos cerrados, respirando el
embriagador aroma a Richard Castle, se sentía protegida como nunca antes se
había sentido, era todo cuanto necesitaba en su vida, el motor sobre el que
giraba su día a día, el motivo de su felicidad, ahora sabía que su vida era él
y que no quería otra cosa que no fuera sentirse entre sus brazos.
- - Tuve mucho miedo de perderte – dijo rompiendo aquel
maravilloso silencio, incorporándose aun abrazada por él, para encontrarse con
esos ojos azules en lo que tanto le gustaba perderse – Tenía la sensación de
que iban tras de mí y que no tendrían piedad contigo si estaba relacionado con
el caso de mi madre. Me sentía perdida,
ahora entiendo tus palabras aquel día que te apartaste del caso de mi
madre y te viniste hasta aquí, ahora sé cuanto duele ver a alguien que quiere
en peligro sin poder hacer nada – los labios de Castle la hicieron callar en un
beso lleno de ternura.
- - Ya no tienes de que preocuparte cariño. Gates y los chicos
han hecho un gran trabajo. Ahora que se sabe que tanto Maddox como esos cuatro
hombres trabajaban para el alcalde, y que éste estaba amenazado por el senador
para que nada del mundo en el que ambos se movían saliera a la luz, les espera
una larga temporada entre rejas.
- - Pensaba que me sentiría mejor cuando diera con el asesino de
mi madre pero no es así.
- - El dolor es algo que siempre te acompañará, Kate – le dijo
mientras apartaba algunos mechones de su rostro – pero pasará, ahora ya puedes
vivir tranquila, aprenderás a hacerlo, yo estaré contigo.
Volvieron a quedarse
en silencio, acurrucados. Kate reposaba su cabeza en el pecho de su escritor
rodeada por los brazos de él. Esta vez fue él quien comenzó a hablar.
- - ¿Qué te parece si nos tomamos unos días de descanso antes de
volver a Nueva York? Por Gates no creo que haya ningún problema, entenderá que
quieras descansar antes de volver al trabajo duro, y yo ya he terminado mis
entrevistas. Le diré a Samantha que vuelva a Nueva York y así podemos disfrutar
tú y yo de unos días para nosotros solos.
- - ¿Me estás haciendo una proposición indecente? - preguntó arqueando una ceja.
- - Depende de lo que considere por indecente, inspectora – Kate
se fijo en que sus ojos se había oscurecido fruto de la lujuria y pasión
deseada.
No sabía en que
momento aquella conversación se había tornado a ese punto de pasión
desenfrenada y no pudo evitar que una sonrisa apareciera en su rostro.
- - Te quiero, Rick.
- - Y yo a ti, Kate – le dijo acercándose a sus labios,
buscándolos como si hiciese años que no los probaba.
Ambos se dejaban
querer disfrutando de un nuevo día, una nueva vida para los dos alejados del
miedo y el dolor, donde podrían compartir sus vidas, su día a día, su amor.
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