El
camino a la comisaría se me hizo muy largo, los minutos pasaban
demasiado lento y en mi mente solo tenía aquella cena en la casa de
Castle. Temía por lo que pudiese ocurrir pero por otra parte solo
deseaba verlo de nuevo y estar junto a él. Desde que comenzamos
nuestra relación no habíamos pasado tanto tiempo separados. No
hacía ni dos horas que lo había dejado en mi casa y ya lo
extrañaba.
Al
abrirse las puertas del ascensor de la 12th vi a Ryan y a
Espósito esperando junto a mi mesa. Me acerqué a ellos e
inmediatamente Espósito clavó su mirada en mi.
- Lanie nos ha dicho que tu novio estará de viajes de negocios una semana. ¿Es que es empresario? - desvié mi mirada hacia Ryan y él se encogió de hombros.
Lo
que sea o deje de ser no es asunto vuestro. Por cierto habla con
Lanie y dile que Castle nos ha invitado a cenar en su casa, yo tengo
trabajo que hacer – extrañado ante mi actitud, me observó uno
segundo más antes de encaminarse al ascensor seguido de Ryan para
hablar con Lanie.
La
pizarra estaba en blanco y eso no podía significar nada bueno.
Debíamos darle una respuesta a la familia de la víctima, era
navidad, lo necesitarían. Íbamos a contrarreloj, quedaban doce
horas para las ocho, hora en la que había quedado con Castle y para
entonces debíamos tener resuelto el caso. Dibujé la línea del
tiempo y entre interrogaciones anoté como posible causa de la muerte
disparo con una 12mm. Mientras repasaba los escasos datos que
teníamos vi a Espósito volver a su mesa.
- Espósito, ¿sabemos algo de la víctima?
Lanie
me acaba de confirmar que se trata de Louis Wilcox. Nació en
Philadelphia donde se crió con su madre, su única familia. Louis
presentaba fuertes trastornos mentales que la madre trataba de
solucionar a través de diversos médicos. Al cumplir la mayoría de
edad su comportamiento se hizo insoportable y la señora Wilcox
decidió internar a su hijo en un psiquiátrico, donde ha permanecido
todos estos años.
¿Y
qué hacía en el tejado de la casa de la familia Hershberger vestido
de Santa Claus?
Parece
ser que Louis era algo inquieto – comentó Ryan acercándose a
nosotros – y por las noches aprovechaba que las cámaras de
seguridad se desconectaban para salirse del psiquiátrico,
especialmente cuando se acercaba esta fecha del año, cuando él se
creía Santa Claus,según dicen los vecinos del barrio cercano que lo
conocían – de repente apareció una sonrisa en su rostro – Así
que esta noche tenemos cena en casa de Castle.
Eh,
sí, Ri... Castle nos ha invitado – dije rápidamente intentando
disimular lo que casi llego a decir.
¿Desde
cuando lo llamas por su nombre? - a Espósito no se le escapaba una.
Chicos,
tenemos mucho que hacer, no tengo tiempo para vuestro jueguecitos,
este hombre merece que se haga justicia. Espósito, pregunta a los
responsables del psiquiátrico, compañeros,... investiga cualquier
hecho que pudiera haber provocado que alguien lo quisiese asesinar.
Ryan, tú estudia las cámaras de seguridad – éste suspiró
resignado – Céntrate en el día pasado, observa si ocurrió algo
diferente a los días anteriores. Yo iré a hablar con la madre, será
la persona que mejor lo conozca.
Decidí
hacerle una visita a Lanie antes de marcharme. No tenía ganas de
soportar sus preguntas inquisidoras pero debía saber exactamente
cual había sido la causa de la muerte.
- Lanie, ¿tienes la causa de la muerte?
Pensé
que mandarías a uno de los chicos para que me preguntara. ¿Qué
ocurre, Kate? Te comportas de un modo diferente desde que estás con
ese chico y ahora ni siquiera vienes a verme para decirme que Castle
nos ha invitado a cenar en su casa.
Lanie,
por favor, tenemos un asesino suelto. Si no viene antes fue
precisamente por eso, te conozco y sé que no puedes estarte callada,
que me someterías a un tercer grado y no tengo tiempo.
Espero
que cuando resolvamos el caso me dediques unos minutos, quiero saber
que le pasa a mi mejor amiga y creo que es no es malo.
Empecé
a sentirme culpable por mi comportamiento, después de todo, solo
quería verme feliz. Podía llegar a ser muy persistente e incluso
podía llegar a cansarme con sus preguntas, pero es mi amiga y se
preocupa por mí.
- Lo siento Lanie, pero este caso me absorbe y me gustaría que la familia pudiera pasar las navidades con las respuestas que se merecen. Sé lo duro que es para la familia y quiero hacérselo un poco más fácil, y más aun en estas fechas.
Sin
decir ni una palabra, comprendiendo lo que quería decirle, se
dirigió a la mesa de autopsia y me señaló el agujero de entrada de
la bala.
- Este agujero de bala de 12 mm no es lo que le causó la muerte a nuestro Santa – clavé mis ojos en Lanie, sabía que no me gustaba que utilizaran apelativos para las víctimas, aunque era una forma más llevadera para todos, me ponía en el lugar de la familia y el apelativo dejaba de gustarme – Lo siento. A nuestra víctima le dispararon cuando ya estaba muerta. ¿Ves esto? - me preguntó señalándome una pequeña fractura en el cráneo vagamente perceptible – A falta de algunas pruebas que me quedan por realizar, casi te puedo asegurar que fue un golpe en el cráneo lo que le causó la muerte. Por la forma en U que tiene diría que lo empujaron contra alguna objeto con la forma muy similar a la que tiene una teja, y si no recuerdo mal, el tejado de la casa de la familia Hershberger tenía algunas tejas sueltas.
¿Y
no puedo haber sido simplemente una caída? - le pregunté
descartando cualquier posibilidad que nos pudiera llevar al suicidio.
No,
para que quedar esta fractura tan profunda debió ser empujado por
alguien.
Gracias
Lanie. Ahora tengo que irme, pero prometo hablar contigo en cuanto
esto acabe – le dije pensando que no podría ocultar mucho más mi
relación con Castle.
La
señora Wilcox se había trasladado a Nueva York tras internar a su
hijo en un psiquiátrico de la ciudad. Era una zona modesta donde ser
respiraba paz y tranquilidad. La mujer me esperaba a la entrada de la
casa tras haberla avisado de mi visita.
- Señora Wilcox – la saludé mientras ella me hacía pasar.
Por
favor, llámeme Sarah.
Su
cabello poblado de canas y las arrugas que cubrían sus manos y parte
de su cara le daba un aspecto tierno frente a aquellos ojos azules
que transmitían jovialidad y juventud de espíritu. No sabía
explicar el motivo pero era curioso lo entrañable que me resultaba
aquella señora.
- Bien Sarah, me gustaría hablar contigo de tu hijo Louis.
¿Es
que le ha ocurrido algo a mi pequeño?
Sarah,
siento comunicarte que su hijo falleció la pasada noche.
Todo
lo que esa señora me había mostrado en escasos minutos desapareció
para dar paso a unos ojos sin vida, inexpresivos, que se fueron
llenando de lágrimas. Era como si en escasos segundos hubiese
envejecido 10 años.
- Lo siento Sarah – le dije acercándome a ella – pero me gustaría hacerte algunas preguntas. Puede que de ese modo demos con el responsable de su muerte.
Adelante
detective – dijo entre sollozos.
¿Sabe
si su hijo tenía algún enemigo? ¿Alguien con el que hubiese tenido
problemas recientemente?
Hacía
tiempo que no sabía nada de él pero por sus problemas mentales
imagino que tendría muchos enemigos, detective. La última vez que
fui a visitarlo, hace casi un mes, me dijeron que su conducta había
empeorado notablemente el último año, se mostraba irascible y
reaccionaba de forma violenta ante sus compañeros. Estas últimas
semanas he estado enferma y no pude visitarlo – las lágrimas
volvieron a brotar de sus ojos.
Supongo
que no fue fácil criar a un hijo sola. ¿Cómo era para Louis la
navidad?
No,
no fue fácil. El padre de Louis no quiso saber nada de mí ni de él
cuando supo que iba a ser padre, eramos dos niños de 17 años y la
situación nos sobrepasó, pero yo quise tener a mi hijo. No conté
con ningún apoyo, así que yo trataba que la vida de Louis fuese lo
mejor posible. Las navidades eran especiales para nosotros, a Louis
le encantaba, fantaseaba con que de mayor sería Santa Claus.
Viendo
el sufrimiento en sus ojos decidí dar por terminada la conversación,
ya tenía todo lo que necesitaba, al menos de momento.
- Muchas gracias Sarah, daremos con el culpable – le dije despidiéndome de ella mientras ella asentía.
De
camino a la comisaría llamé a Espósito para saber si había podido
averiguar algo.
- En el psiquiátrico todos conocían a Louis como el Santa secreto porque se pasaba el día creando juguetes con todo lo que podía encontrar y les decía a sus compañeros que esos juguetes tendrían sus destinatarios los días cercanos a navidad. Su obsesión era tal que había días que no quería salir de su habitación, decía que él no tenía ayuda alguna para elaborar los regalos para los niños y por eso se veía en la obligación de hacerlo el mismo. Deberías ver los juguetes que hacía, el tipo era muy bueno construyendo juguetes con piezas que tenemos al alcance todos los días. Hace un día tuvo una fuerte discusión con su compañero de habitación, Nick Olsson, lo llevamos a la comisaría.
De
acuerdo, tomadle declaración, voy de camino.
Al
llegar a la comisaría un olor a café con un ligero toque a vainilla
me envolvió y sin necesidad de girarme supe que estaba allí.
- Antes de explicarme que haces aquí, Castle, quiero mi café – me volví y pude ver su cara de asombro después de haberlo pillado.
Con
el café en mis manos me quedé frente a él esperando una
explicación.
- Te echaba de menos – me dijo casi en un susurro acercándose a mi pero yo puse distancia mirando hacia todos lados esperando que nadie nos hubiese visto – Lo siento – dijo con cara de cachorro abandonado – No podía concentrarme, si me quedaba en casa sabía que no iba a escribir, así que he decidido aceptar la petición de echarte una mano – se quedó callado, esperando alguna reacción por mi parte.
Ven,
hay algo que quiero – le dije dirigiéndome a la sala de descanso.
Dejé
que el entrase primero y me lancé a su labios con pasión. Él se
quedó sorprendido pero respondió inmediatamente devolviéndome el
beso con la furia contenida durante las horas que habíamos estado
separados, atrapándome contra la pared, impidiendo que me pudiese
mover, entregándome completamente a él. Sus labios se separaron de
los míos cuando nuestra respiración comenzaba a hacerse difícil,
para empezar a recorrerme el cuello con sus labios bajando hasta el
valle entre mis pechos, regándolo de delicados besos provocando que
un gemido se escapara de mis labios. Entonces comprendí que habíamos
llegado demasiado lejos y tomé su barbilla para hacer que me mirase.
- Rick, estamos en la comisaría – le pude decir entre jadeos.
¿Ahora
vienes con esas? Te recuerdo que has sido tú la que me has tentado –
me dijo al oído antes de morderme la oreja provocando que diera un
respingo.
Beckett,
tenemos... - Ryan entró en la sala sin darnos cuenta de ello –
Chicos, conteneos un poco, por favor – Castle casi se atraganta y
mis mejillas empezaron a tomar un color rojizo. Nos separamos e insté
a Ryan a que dijera a lo que había venido – Tenemos la declaración
de Nick. Hemos comprobado su coartada y no fue él, esa noche Nick se
saltó las normas pero con la celadora del psiquiátrico.
Así
que estamos como antes, sin nada – dije desesperada porque no
conseguíamos avanzar.
No
del todo. Preguntamos a Nick por la relación de Louis con su madre y
nos dijo que él sentía devoción por Sarah pero ella, este último
año, cada vez que iba solo le reprochaba su comportamiento sabiendo
que tenía problemas y que justamente por ese motivo estaba allí.
Dice que era muy arisca con él, que no se le veía muestra alguna de
cariño y que Louis se quedaba muy mal después de cada visita. La
última vez que fue a verlo, Nick nos dijo que tuvieron una fuerte
discusión y que Louis le pidió que no fuese nunca más a verlo.
Dice que de eso hace casi un mes.
Me
costaba creer lo que Ryan insinuaba con la declaración de Nick,
había conocido a Sarah y me parecía una mujer luchadora que solo
pensaba en su hijo. Pero los años como inspectora me habían
enseñado que las cosas no son lo que parecen, que debía seguir
todos los caminos posibles sin implicarme emocionalmente para poder
ser objetiva.
- Investiga donde estuvo Sarah la noche en la que su hijo murió. Castle y yo vamos a ver a Lanie, a ver si tiene algún dato que nos pueda ayudar.
Ryan
asintió y camino hacia su mesa, pero antes de salir se giró y nos
miró alternativamente a ambos.
- Por favor, arreglaos un poco antes de salir ahí fuera – dijo señalándome mi escritorio antes de marcharse.
Castle
y yo, una vez solos, nos miramos y al vernos con los pelos
alborotados y los primeros botones de nuestras camisas desabotonados,
nos echamos a reír.
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