lunes, 29 de octubre de 2012

SECRET SANTA: 2ª parte



El camino a la comisaría se me hizo muy largo, los minutos pasaban demasiado lento y en mi mente solo tenía aquella cena en la casa de Castle. Temía por lo que pudiese ocurrir pero por otra parte solo deseaba verlo de nuevo y estar junto a él. Desde que comenzamos nuestra relación no habíamos pasado tanto tiempo separados. No hacía ni dos horas que lo había dejado en mi casa y ya lo extrañaba.

Al abrirse las puertas del ascensor de la 12th vi a Ryan y a Espósito esperando junto a mi mesa. Me acerqué a ellos e inmediatamente Espósito clavó su mirada en mi.

  • Lanie nos ha dicho que tu novio estará de viajes de negocios una semana. ¿Es que es empresario? - desvié mi mirada hacia Ryan y él se encogió de hombros.
Lo que sea o deje de ser no es asunto vuestro. Por cierto habla con Lanie y dile que Castle nos ha invitado a cenar en su casa, yo tengo trabajo que hacer – extrañado ante mi actitud, me observó uno segundo más antes de encaminarse al ascensor seguido de Ryan para hablar con Lanie.

La pizarra estaba en blanco y eso no podía significar nada bueno. Debíamos darle una respuesta a la familia de la víctima, era navidad, lo necesitarían. Íbamos a contrarreloj, quedaban doce horas para las ocho, hora en la que había quedado con Castle y para entonces debíamos tener resuelto el caso. Dibujé la línea del tiempo y entre interrogaciones anoté como posible causa de la muerte disparo con una 12mm. Mientras repasaba los escasos datos que teníamos vi a Espósito volver a su mesa.

  • Espósito, ¿sabemos algo de la víctima?
Lanie me acaba de confirmar que se trata de Louis Wilcox. Nació en Philadelphia donde se crió con su madre, su única familia. Louis presentaba fuertes trastornos mentales que la madre trataba de solucionar a través de diversos médicos. Al cumplir la mayoría de edad su comportamiento se hizo insoportable y la señora Wilcox decidió internar a su hijo en un psiquiátrico, donde ha permanecido todos estos años.
¿Y qué hacía en el tejado de la casa de la familia Hershberger vestido de Santa Claus?
Parece ser que Louis era algo inquieto – comentó Ryan acercándose a nosotros – y por las noches aprovechaba que las cámaras de seguridad se desconectaban para salirse del psiquiátrico, especialmente cuando se acercaba esta fecha del año, cuando él se creía Santa Claus,según dicen los vecinos del barrio cercano que lo conocían – de repente apareció una sonrisa en su rostro – Así que esta noche tenemos cena en casa de Castle.
Eh, sí, Ri... Castle nos ha invitado – dije rápidamente intentando disimular lo que casi llego a decir.
¿Desde cuando lo llamas por su nombre? - a Espósito no se le escapaba una.
Chicos, tenemos mucho que hacer, no tengo tiempo para vuestro jueguecitos, este hombre merece que se haga justicia. Espósito, pregunta a los responsables del psiquiátrico, compañeros,... investiga cualquier hecho que pudiera haber provocado que alguien lo quisiese asesinar. Ryan, tú estudia las cámaras de seguridad – éste suspiró resignado – Céntrate en el día pasado, observa si ocurrió algo diferente a los días anteriores. Yo iré a hablar con la madre, será la persona que mejor lo conozca.

Decidí hacerle una visita a Lanie antes de marcharme. No tenía ganas de soportar sus preguntas inquisidoras pero debía saber exactamente cual había sido la causa de la muerte.

  • Lanie, ¿tienes la causa de la muerte?
Pensé que mandarías a uno de los chicos para que me preguntara. ¿Qué ocurre, Kate? Te comportas de un modo diferente desde que estás con ese chico y ahora ni siquiera vienes a verme para decirme que Castle nos ha invitado a cenar en su casa.
Lanie, por favor, tenemos un asesino suelto. Si no viene antes fue precisamente por eso, te conozco y sé que no puedes estarte callada, que me someterías a un tercer grado y no tengo tiempo.
Espero que cuando resolvamos el caso me dediques unos minutos, quiero saber que le pasa a mi mejor amiga y creo que es no es malo.

Empecé a sentirme culpable por mi comportamiento, después de todo, solo quería verme feliz. Podía llegar a ser muy persistente e incluso podía llegar a cansarme con sus preguntas, pero es mi amiga y se preocupa por mí.

  • Lo siento Lanie, pero este caso me absorbe y me gustaría que la familia pudiera pasar las navidades con las respuestas que se merecen. Sé lo duro que es para la familia y quiero hacérselo un poco más fácil, y más aun en estas fechas.

Sin decir ni una palabra, comprendiendo lo que quería decirle, se dirigió a la mesa de autopsia y me señaló el agujero de entrada de la bala.

  • Este agujero de bala de 12 mm no es lo que le causó la muerte a nuestro Santa – clavé mis ojos en Lanie, sabía que no me gustaba que utilizaran apelativos para las víctimas, aunque era una forma más llevadera para todos, me ponía en el lugar de la familia y el apelativo dejaba de gustarme – Lo siento. A nuestra víctima le dispararon cuando ya estaba muerta. ¿Ves esto? - me preguntó señalándome una pequeña fractura en el cráneo vagamente perceptible – A falta de algunas pruebas que me quedan por realizar, casi te puedo asegurar que fue un golpe en el cráneo lo que le causó la muerte. Por la forma en U que tiene diría que lo empujaron contra alguna objeto con la forma muy similar a la que tiene una teja, y si no recuerdo mal, el tejado de la casa de la familia Hershberger tenía algunas tejas sueltas.
¿Y no puedo haber sido simplemente una caída? - le pregunté descartando cualquier posibilidad que nos pudiera llevar al suicidio.
No, para que quedar esta fractura tan profunda debió ser empujado por alguien.
Gracias Lanie. Ahora tengo que irme, pero prometo hablar contigo en cuanto esto acabe – le dije pensando que no podría ocultar mucho más mi relación con Castle.

La señora Wilcox se había trasladado a Nueva York tras internar a su hijo en un psiquiátrico de la ciudad. Era una zona modesta donde ser respiraba paz y tranquilidad. La mujer me esperaba a la entrada de la casa tras haberla avisado de mi visita.

  • Señora Wilcox – la saludé mientras ella me hacía pasar.
Por favor, llámeme Sarah.

Su cabello poblado de canas y las arrugas que cubrían sus manos y parte de su cara le daba un aspecto tierno frente a aquellos ojos azules que transmitían jovialidad y juventud de espíritu. No sabía explicar el motivo pero era curioso lo entrañable que me resultaba aquella señora.

  • Bien Sarah, me gustaría hablar contigo de tu hijo Louis.
¿Es que le ha ocurrido algo a mi pequeño?
Sarah, siento comunicarte que su hijo falleció la pasada noche.

Todo lo que esa señora me había mostrado en escasos minutos desapareció para dar paso a unos ojos sin vida, inexpresivos, que se fueron llenando de lágrimas. Era como si en escasos segundos hubiese envejecido 10 años.

  • Lo siento Sarah – le dije acercándome a ella – pero me gustaría hacerte algunas preguntas. Puede que de ese modo demos con el responsable de su muerte.
Adelante detective – dijo entre sollozos.
¿Sabe si su hijo tenía algún enemigo? ¿Alguien con el que hubiese tenido problemas recientemente?
Hacía tiempo que no sabía nada de él pero por sus problemas mentales imagino que tendría muchos enemigos, detective. La última vez que fui a visitarlo, hace casi un mes, me dijeron que su conducta había empeorado notablemente el último año, se mostraba irascible y reaccionaba de forma violenta ante sus compañeros. Estas últimas semanas he estado enferma y no pude visitarlo – las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos.
Supongo que no fue fácil criar a un hijo sola. ¿Cómo era para Louis la navidad?
No, no fue fácil. El padre de Louis no quiso saber nada de mí ni de él cuando supo que iba a ser padre, eramos dos niños de 17 años y la situación nos sobrepasó, pero yo quise tener a mi hijo. No conté con ningún apoyo, así que yo trataba que la vida de Louis fuese lo mejor posible. Las navidades eran especiales para nosotros, a Louis le encantaba, fantaseaba con que de mayor sería Santa Claus.

Viendo el sufrimiento en sus ojos decidí dar por terminada la conversación, ya tenía todo lo que necesitaba, al menos de momento.

  • Muchas gracias Sarah, daremos con el culpable – le dije despidiéndome de ella mientras ella asentía.

De camino a la comisaría llamé a Espósito para saber si había podido averiguar algo.

  • En el psiquiátrico todos conocían a Louis como el Santa secreto porque se pasaba el día creando juguetes con todo lo que podía encontrar y les decía a sus compañeros que esos juguetes tendrían sus destinatarios los días cercanos a navidad. Su obsesión era tal que había días que no quería salir de su habitación, decía que él no tenía ayuda alguna para elaborar los regalos para los niños y por eso se veía en la obligación de hacerlo el mismo. Deberías ver los juguetes que hacía, el tipo era muy bueno construyendo juguetes con piezas que tenemos al alcance todos los días. Hace un día tuvo una fuerte discusión con su compañero de habitación, Nick Olsson, lo llevamos a la comisaría.
De acuerdo, tomadle declaración, voy de camino.

Al llegar a la comisaría un olor a café con un ligero toque a vainilla me envolvió y sin necesidad de girarme supe que estaba allí.

  • Antes de explicarme que haces aquí, Castle, quiero mi café – me volví y pude ver su cara de asombro después de haberlo pillado.

Con el café en mis manos me quedé frente a él esperando una explicación.

  • Te echaba de menos – me dijo casi en un susurro acercándose a mi pero yo puse distancia mirando hacia todos lados esperando que nadie nos hubiese visto – Lo siento – dijo con cara de cachorro abandonado – No podía concentrarme, si me quedaba en casa sabía que no iba a escribir, así que he decidido aceptar la petición de echarte una mano – se quedó callado, esperando alguna reacción por mi parte.
Ven, hay algo que quiero – le dije dirigiéndome a la sala de descanso.

Dejé que el entrase primero y me lancé a su labios con pasión. Él se quedó sorprendido pero respondió inmediatamente devolviéndome el beso con la furia contenida durante las horas que habíamos estado separados, atrapándome contra la pared, impidiendo que me pudiese mover, entregándome completamente a él. Sus labios se separaron de los míos cuando nuestra respiración comenzaba a hacerse difícil, para empezar a recorrerme el cuello con sus labios bajando hasta el valle entre mis pechos, regándolo de delicados besos provocando que un gemido se escapara de mis labios. Entonces comprendí que habíamos llegado demasiado lejos y tomé su barbilla para hacer que me mirase.

  • Rick, estamos en la comisaría – le pude decir entre jadeos.
¿Ahora vienes con esas? Te recuerdo que has sido tú la que me has tentado – me dijo al oído antes de morderme la oreja provocando que diera un respingo.
Beckett, tenemos... - Ryan entró en la sala sin darnos cuenta de ello – Chicos, conteneos un poco, por favor – Castle casi se atraganta y mis mejillas empezaron a tomar un color rojizo. Nos separamos e insté a Ryan a que dijera a lo que había venido – Tenemos la declaración de Nick. Hemos comprobado su coartada y no fue él, esa noche Nick se saltó las normas pero con la celadora del psiquiátrico.
Así que estamos como antes, sin nada – dije desesperada porque no conseguíamos avanzar.
No del todo. Preguntamos a Nick por la relación de Louis con su madre y nos dijo que él sentía devoción por Sarah pero ella, este último año, cada vez que iba solo le reprochaba su comportamiento sabiendo que tenía problemas y que justamente por ese motivo estaba allí. Dice que era muy arisca con él, que no se le veía muestra alguna de cariño y que Louis se quedaba muy mal después de cada visita. La última vez que fue a verlo, Nick nos dijo que tuvieron una fuerte discusión y que Louis le pidió que no fuese nunca más a verlo. Dice que de eso hace casi un mes.

Me costaba creer lo que Ryan insinuaba con la declaración de Nick, había conocido a Sarah y me parecía una mujer luchadora que solo pensaba en su hijo. Pero los años como inspectora me habían enseñado que las cosas no son lo que parecen, que debía seguir todos los caminos posibles sin implicarme emocionalmente para poder ser objetiva.

  • Investiga donde estuvo Sarah la noche en la que su hijo murió. Castle y yo vamos a ver a Lanie, a ver si tiene algún dato que nos pueda ayudar.

Ryan asintió y camino hacia su mesa, pero antes de salir se giró y nos miró alternativamente a ambos.

  • Por favor, arreglaos un poco antes de salir ahí fuera – dijo señalándome mi escritorio antes de marcharse.

Castle y yo, una vez solos, nos miramos y al vernos con los pelos alborotados y los primeros botones de nuestras camisas desabotonados, nos echamos a reír.

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